Asmodeo, rey del infierno

Asmodeo es el señor de la tiranía y la dominación. Fue el primero en inculcar su voluntad despótica en los celestiales, creando así los primeros diablos. Sus palabras son dulces y cuidadosamente elaboradas, tranquilizando y corrompiendo los corazones de mortales e inmortales por igual. El rey del infierno gobierna su dominio con puño de hierro, y el castigo que les espera a aquellos que se atreven a desafiarlo son la materia de las que están hechas las pesadillas. Entidades malignas le rinden tributo, junto con sus diablos, y muchos hechiceros que son atraídos por su poder.   Asmodeo es conocido por engañar a los mortales cumpliendo sus sueños a cambio de sus almas. Muchas veces esos deseos se convierten en maldiciones para el portador o para la gente que tiene cerca.   Representación. La visión que tienen los mortales de Asmodeo es una imagen retorcida del ser celestial que alguna vez fue, el Señor de los infiernos es retratado en muchos tomos y murales como un atractivo humanoide con piel profundamente roja y largos cabellos negros. Dos cuernos rizados surgen de su coronada frente, y sus labios llevan una sonrisa eterna y sabia.   Enemigos. Los enemigos Asmodeo son numerosos, incluso entre los dioses traidores, muchos de los cuales solo lo siguen por miedo a su inmenso poder. Su mayor triunfo durante La Divergencia fue engañar a Zenara convenciendola de que quería redimirse por sus actos y ayudarla a capturar a los dioses traidores, Zenara mando a sus seguidores al enfrentamiento pero fueron traicionados durante la batalla por Asmodeo y destruidos completamente. Sin embargo Zheión aprovechando la soberbia de Asmodeo contra el mismo, convenció a los ejércitos de diablos que lideraba para qué se enfrentarán entre sí y engañó al propio Asmodeo para encerrarlo en el infierno. Desde entonces, El Rey del Infierno ha declarado a Zheión su archienemigo.

Dominios divinos

  • Orden
  • Engaño
  • Guerra

Dogmas de fe

  • Afirmar la dominación y el poder sobre los demás. Demuestra tu fuerza de voluntad a imagen de tu Señor.
  • Devuelve la crueldad que te han hecho con más maldad. Si otros te muestran amabilidad, explótala.
  • A medida que asciendes al poder, no tengas compasión ni muestres piedad hacia aquellos a los que te sobrepasas para llegar allí. Los débiles no merecen tu compasión, la compasión en sí misma es una debilidad.
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