Auril, La Doncella Del Invierno
Auril es una deidad menor de Andoria que representa la estación del invierno. Auril se presenta ante los mortales con tres aspectos diferentes:
El más conocido es al que llaman "La doncella del Invierno", su avatar visto con más frecuencia en toda Andoria. Con este aspecto, Auril parece una mujer humana esbelta y atractiva, con piel azul, con un cuerpo hecho de hielo y nieve, con cabello largo y blanco que fluía libremente. Lleva un vestido fino de pelo grueso y la escarcha se arremolinaba a su alrededor.
La segunda forma de Auril es una criatura bípeda encorvada de dos metros de altura con la cebza de un búho niveo coronada por un par de cuernos de carnero rizados. Tiene pezuñas hendidas, brazos que terminaban en garras negras y afiladas, y un pelaje de lobo blanco grisáceo que la cubría desde el cuello hacia abajo.
La tercera forma conocida como "La lagrima helada" es un diamante de hielo de un metro de diámetro con facetas y una punta afilada en la parte inferior. Flotando en el aire, el diamante contiene la chispa divina e irradia un intenso frió en todas direcciones, su voz parecía emanar su corazón.
Historias que han pasado de generación en generación cuentan que Auril premio en su día a los amables y a los humildes. En las pocas ocasiones en las que se presentaba ante los mortales lo hacía en su primera forma. Las canciones de los pueblos del norte cuentan que fue el nacimiento de Auril lo que trajo al mundo el primer invierno y que los vientos gélidos que barren el norte los crea Auril.
De hecho, tiene a su disposición todo el poder del invierno y cuando alguien consigue despertar su ira es capaz de arrasar fortalezas y montañas, y su poder invoca tormentas de escarcha capaces de quebrar el mismo acero.
Una de las creencias más arraigadas es que Auril creo objetos de hielo tan duros como el diamante e imposible de derretir aún siendo expuestos a las más altas temperaturas.
Se dice que en los inicios Auril recibió con amor a los primeros mortales que pusieron un pie en las tierras del norte. No tardo en darse cuenta de que no eran capaces de soportar semejante frío, así que los guio a valles y refugios apartados donde podrían echar raíces e ir acostumbrándose al azote de los elementos. Los protegió y vigiló durante los primeros siglos de precariedad, y ellos, a cambio, la veneraron. Con el paso del tiempo, los eventos del mundo y los actos egoístas de los mortales acabaron por hacer que ella se volviera contra los mortales.
Los Buscadores encontraron un diario en el que se relata la historia de un antiguo rey que, a través de un objeto mágico de inmenso poder, logró controlar a Auril. Este artefacto operaba únicamente con la sangre del ser amado de la criatura que se quería dominar. Para activar este poder, el rey utilizó a un bardo del cual Auril se había enamorado.
Con Auril bajo su dominio, el rey le ordenó exterminar al reino enano que compartía región con el sullo. En una sola noche, conocida como La Noche del Hielo Rojo, Auril cumplió la orden, erradicando a toda la población del reino enano de la región. El bardo, sin embargo, logró escapar, pero consciente de que su supervivencia mantenía a Auril esclavizada, decidió poner fin a su propia vida para liberarla.
Una vez libre del control del rey, Auril lanzó un hechizo para congelar su corazón, con el propósito de no sentir dolor por la pérdida de su amado ni por las atrocidades que había cometido. Con sus sentimientos completamente helados, perdió toda empatía por las criaturas vivientes y decidió vengarse del rey. Para ello, lanzó una maldición de invierno eterno sobre Veitrarlond.
Sus hermanos trataron de persuadirla para que revocara la maldición, pero todos sus intentos fueron en vano. Ante la imposibilidad de razonar con ella, decidieron sellarla para impedir que continuara causando estragos en su estado de frialdad emocional.
Muchos siglos después de La Noche del Hielo Rojo, los duergar seguidores de Xardok Sunblight encontraron uno de los sellos de contención que mantenía aprisionada a Auril. Deseando traer de vuelta el invierno eterno para facilitar su conquista de Veitrarlond, liberaron a la diosa. Sin embargo, Auril regresó con solo una cuarta parte de su poder, pues aún quedaban tres sellos que contenían el resto de su fuerza.
Cuando Los Buscadores la encontraron, el tiempo había mitigado su sed de venganza, pero no poseía el poder necesario para detener la maldición que había lanzado siglos atrás. Auril les pidió que encontraran la ciudad perdida de Avalir, donde podrían hallar una manera de romper la maldición y descongelar su corazón. Si no lo conseguían el tiempo haría que Auril dejara de sentir cualquier cosa y le pidió a Los Buscadores que si llegaban a ese punto tendrían que matarla.
Los Buscadores pudieron usar el Mythalar de Avalir para acabar con la maldición de Auril y hacerla libre al fin. Como agradecimiento a Los Buscadores creo un monumento gigante con una estatua del grupo completo de hielo que no podía ser roto o derretido y con una inscripción a lo largo de la base del monumento contando como habían salvado Veitrarlond. Despues se fue a buscar a sus hermanos para disculparse de todo lo que ocurrio.