La Primera Guerra Dracónica
La Primera Guerra Dracónica comenzó setenta años después del fin de La Divergencia, en un periodo en el que las razas mortales apenas empezaban a establecerse en el renacido mundo de Andoria. En esta época temprana, no existían grandes ciudades como las que hoy conocemos, y los supervivientes luchaban por encontrar su lugar en este nuevo orden.
En ese contexto, Annam, el padre de los gigantes, determinó que los gigantes eran los herederos naturales para gobernar y guiar a las razas mortales en ausencia de los dioses. Convencido de que solo los gigantes podían imponer el orden necesario para la reconstrucción, Annam organizó a su pueblo, convencido de la rectitud de su visión. Sin embargo, los dragones protectores, que habían luchado junto a Bahamut durante La Divergencia, se opusieron a sus planes. Los dragones advertían que los dioses no habrían deseado que una sola raza dominara al resto.
A pesar de las advertencias de los dragones, Annam se mantuvo firme, declarando que cualquier interferencia sería considerada un acto de guerra. Así, se inició el conflicto.
La guerra duró sesenta años, con una intensidad devastadora para ambos bandos. Aunque no se sabe con exactitud cuándo comenzó o terminó, los registros indican que el enfrentamiento dejó tanto a dragones como a gigantes diezmados. A medida que la guerra avanzaba, se hizo evidente que los dragones estaban ganando terreno, aunque sus victorias llegaron a un alto coste. Para los gigantes, el final del conflicto fue un golpe profundo.
Desilusionado por la derrota de su pueblo, Annam estableció el Ordning, un rígido sistema jerárquico que limitaría la expansión de los gigantes y evitaría futuros conflictos internos. Este conjunto de leyes creó una estricta clasificación dentro de la sociedad gigante, impidiéndoles luchar entre sí y preservando un frágil equilibrio.
El propósito exacto del Ordning ha sido objeto de debate entre historiadores. Algunos creen que fue una condición impuesta por los dragones para asegurar la paz y evitar una nueva masacre. Otros sostienen que Annam lo creó con la esperanza de que, algún día, los gigantes se fortalecieran lo suficiente para vengarse de los dragones y reclamar el dominio de Andoria, momento en el cual el Ordning dejaría de tener efecto.
Desde el fin de la Primera Guerra Dracónica, Annam ha permanecido en silencio, y no se le ha visto desde entonces. Sin embargo, muchos gigantes creen que aún los observa desde las estrellas, esperando el momento en que puedan cumplir su destino.