Prismalia

Prismalia, antaño un reino singular en el Plano feérico, fue fragmentado por El Aquelarre del Reloj de Arena en tres reinos independientes: Aquende, un extenso pantano, Allende y Acullá. La restauración de Prismalia a su antigua forma depende de la liberación de la señora feérica Zybilna. Esta está congelada en el tiempo, aprisionada en su palacio situado en la confluencia de los tres reinos.   El reino de Prismalia se halla dividido entre sí y del resto de los dominios feéricos por un muro de niebla plateada. La mayoría de las criaturas son incapaces de atravesar de una parte de Prismalia a otra. Al alcanzar el límite de los reinos, se toparán con que la niebla bloquea todos los caminos desde ese punto, y cualquier intento de avanzar será mágicamente revertido.   Los Buscadores han descubierto que hay criaturas que de alguna manera conocen la manera de cruzar la niebla, como es el caso del espantapájaros Pellizquitos, sir Talavar y el Jabberwock.

Muerte en Prismalia

La muerte no natural en Prismalia suele tener consecuencias inexperadas, desde personas que resucitan hasta otras que acaban convirtiendose en piedra.

Laws

Zybilna estableció tres reglas fundamentales al crear su dominio: la regla de la hospitalidad, la regla de la propiedad y la regla de la reciprocidad. Estas reglas son conocidas por todos en Prismalia, y tanto los habitantes locales como los visitantes deben respetarlas:
  • Regla de la hospitalidad: Cuando un amigo, enemigo o desconocido entre en tu casa, se espera que seas cortés y le ofrezcas alojamiento hasta que demuestre, ya sea con sus palabras o con sus actos, que no merece esa hospitalidad.
  • Regla de la propiedad: No debes robar a un amigo, enemigo o desconocido. Llevarte algo que no te pertenece sin el debido permiso de su dueño es un delito y una falta imperdonable de decoro.
  • Regla de la reciprocidad: Cuando un amigo, enemigo o desconocido te ofrezca un regalo, debes aceptarlo y ofrecerle a cambio algo de un valor semejante, ya sea otro regalo o un servicio. Esa reciprocidad no tiene por qué ser inmediata.
Los Buscadores conocieron estas leyes gracias a Tsu Harabax en la posada "Final del camino". También les confirmó que aquellos que infringen estas reglas experimentan consecuencias negativas, aunque últimamente hay personas que pueden evadir estas normas sin sufrir repercusiones.
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