Júpiter Fulminacielos

Júpiter Fulminacielos (a.k.a. El Acorde Astral)

Júpiter fue descubierto prácticamente al nacer por monjes que rendían presunto culto a Lathander, un dios cuya popularidad menguaba en las tierras de Noelzia. Sin embargo, esto no era más que una tapadera, pues realmente profesaban fe ciega y rituales en nombre de Bhaal, el Dios del Asesinato. Con el tiempo y mientras criaban e instruían al joven, recibieron la visita de una compañía de mercenarios, los Cazaestrellas, liderados por Delvin Moss, otro Aasimar experimentado y curtido en la batalla. Este les avisaría de que la guardia de Ryanor andaba cerca, suponiendo una potencial amenaza para Júpiter porque posiblemente lo reclamarían para su orden de caballeros amanescientes, así que les convenció de que se lo cedieran. Quizás la sospecha de que el culto era una cubierta para algo atroz se le cruzó por la cabeza, y con más razón quiso llevárselo de allí por temor a que una secta de Bhaal tuviera un Aasimar entre sus filas.   Júpiter aprendió pronto a moverse entre los bajos fondos de cada ciudad que los Cazaestrellas visitaba en su itinerario de trabajos. Se fue sumergiendo en un sinfín de disciplinas artísticas, académicas y marciales hasta que por fin adquirió su primera lira. Sus vivencias e imaginación dieron pie a toda clase de odas y composiciones que llamaron la atención de sus mayores, y la proposición de estudiar en la Escuela del Conocimiento de Vastia cobró fuerza. Una vez allí, descubrió la descomunal influencia de Gilphine Gemapresente, una eminencia artística que ofrecía ponencias frecuentemente. No desaprovechó la ocasión de aprender de semejante portento interpretativo, y de hecho a base de entablar conversaciones a diario y discutir largo y tendido de música en general, formaron una relación amistosa.   La instrucción de Júpiter en la Escuela del Conocimiento le alejó mucho de los Cazaestrellas, hasta que finalmente el contacto con los suyos quedó relegado a un segundo plano. Dada la naturaleza nómada de estos mercenarios, verlos fue cada vez más complicado para Júpiter. No obstante, inmediatamente después de su graduación visitó una pequeña ciudad al suroeste de Lorheim por recomendación de Gilphine para ofrecer una actuación. Júpiter había pasado a ignorar por completo la influencia divina de su aspecto por los años que había pasado en la Escuela, donde varios otros seres de toda clase habían convivido con él. No obstante, cuando puso un pie en la primera taberna fue recordado casi al instante de ésta. Los transeúntes quedaban sorprendidos cuando le miraban fijamente, y los taberneros y camareros se esforzaban por mantener la atención en lo que les decía, abstraídos por sus ojos o su tez morada. Cuando terminó su primera actuación, recibida entre aplausos y ovaciones, se dispuso a salir por la puerta trasera para desplazarse discretamente, pero fue interceptado por un par de soldados con un atuendo muy distintivo. Soldados de Ryanor, que le pedían que los acompañase. Las alarmas de Júpiter se dispararon, y se zafó como pudo de los dos para acabar escapando en dirección a un callejón que, descubriría, no tenía salida. Allí, otros dos soldados le acorralaron, y ante la notoria resistencia que opuso, recibió una paliza descomunal. Aferrándose a los últimos retazos de consciencia que le quedaban, acabó reconociendo una figura abrirse paso entre los cuatro: Delvin Moss, quien les echó de la calle convenciéndoles de que él se encargaría.   Sin embargo, aprovechó la ocasión para cederle una ruta de escape a Júpiter, dándole también una carta que parecía tener preparada para él.   Derrotado y sumido en el desconcierto por haber visto a su mentor participando en el bando del que le advirtió, Júpiter se arrastra hacia los bajos fondos de esa pequeña ciudad, donde encuentra a una gnoma ingeniera que le acoge y le cura las heridas. Tras mantener una conversación vívida y larga acerca del aprieto en el que Júpiter se ve envuelto, la gnoma Fyria Thréndobar decide ayudarle a rehacer su vida. La vuelta a la fama y el continuar exponiéndose ante la guardia de Ryanor no era una opción, ya que como la carta de Delvin explicaba, acabó cediendo ante los Caballeros Amanescientes para poder protegerle de su influencia. El fortuito encuentro que tuvo con ellos no fue más que producto de la falta de previsión de Delvin, pues justo cuando Júpiter partía hacia Ryanor él intentó contactarle, sin éxito. Con todo, Delvin parecía comprometerse a mantener a los caballeros lejos del joven, pero su influencia era limitada, así que no podría campar a sus anchas de forma imprudente. Meditando sus opciones, y con la previa experiencia en el ámbito criminal, Júpiter decidió vender sus dones musicales para transmitir mensajes entre bandas de ladrones y asesinos, ocultando deliberadamente su identidad con toda clase de máscaras para no atraer la atención hacia sus rasgos divinos. Sin embargo, los años le acabarían haciendo ver que aquella vida era pesada. La constante y latente amenaza de tener a una orden de caballeros de élite tras él ya suponía dificultades, no necesitaba la tensión y ansiedad de tener que andarse con ojo con quién trataba, de modo que previniendo y evitando tratos con alguien que, tarde o temprano, pudiera traicionarle, decidió alejarse de las urbes y vagar de taberna en taberna en la comarca, al este.

Me llamo Júpiter Fulminacielos. Puede que mi portentoso nombre no os suene tanto como las anécdotas que circulan sobre un carismático bardo enmascarado; debéis saber que ese soy yo.

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Alineamiento
Legal Bueno
Ubicación actual
Edad
29
Children
Gender
Hombre
Ojos
Dorados
Pelo
Azulado
Tono de piel
Violeta / Morado
Estatura
6'1 / 1,83
Peso
150lb / 70kg

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