Valeria Norley

Valeria nunca tuvo problemas para hacer lo que se propusiera en la vida. Nació en el seno de una de las familias más acomodadas de Siarka, aunque eso no le impidió fugarse de su mansión y corretear las “menos seguras” callejuelas del barrio pobre. Al final, siempre terminaban pillando y regañando a la pequeña. Valeria únicamente agachaba la cabeza, resoplaba y aceptaba su rol, sabiendo que tarde o temprano hallaría mejores formas de escapar y de conocer otros lugares más allá de las paredes de su mansión.

Cuando creció, tristemente comprendió que sería imposible cumplir tal sueño debido a la mera razón de existir de Siarka, pero no desistió y con la herencia de su familia funda la Corporación Norley. Invirtió ese dinero en investigar el método de transporte a otros lugares desde Siarka, mientras estaba luchando por evitar transformarse en una estatua de cristal. Las investigaciones llevaron a descubrir ciertos usos del Eterium aplicados a medios de transporte, y aunque no se apartaron del todo su objetivo, sí que pudieron realizar pequeños portales para mantener la comunicación con el exterior a través del envío de objetos, cartas normas o recipientes con algún tipo de pieza o mecanismo del que debatir sus usos con otros investigadores y eruditos.

Con este tipo de comunicación, Valeria entabló relaciones con personalidades importantes de otras regiones y empatizó con múltiples razas y culturas, algunas relaciones más estrictamente comerciales y otras más estrechas. Fue por estas últimas razones por lo que dedicó a aplicar su investigación al resto del mundo, y sus esfuerzos dieron resultado en la forma de una gran variedad de medios de transporte, siendo el más relevante y revolucionario hasta la fecha: los barcos voladores.