El Filo Arrasante
La madre de los Orcos, creadora de la nigromancia, mostraría ser mucho más temible de lo que los Primordiales conocían, tomando la iniciativa, llevaría a cabo hechos inconcebibles para otros dioses, y traería las épocas más oscuras para las divinidades.
Historia
Luego de que las huestes de orcos de Janukra combatieran por miles y no fuesen detenidos por la muerte, al continuar combatiendo gracias a la nigromancia de su madre, la Bestia Conquistadora decidió que no era suficiente con sus lacayos, a pesar de tener ayuda de las abominaciones de Arrenjel. Fue así como decidió, tomando la esencia de mil orcos vivos, crear una hoja de hacha, y haciendo lo mismo con otros mil, pero muertos vivientes, crear una segunda, uniendo ambas hojas en una sola arma. Con arma en mano la misma Bestia hizo presencia entre sociedades de humanos que resistían a los orcos, y con un vaivén de su hacha, arrasó con decenas de enemigos, su arma, temida en los campos de batalla, se hizo conocida como El Filo Arrasante.
Hapirith y Feberraltir apoyaron a los humanos, enviando docenas de ejércitos de medianos y gnomos, respectivamente, mientras Lerman se decidía en apoyar a los humanos o permitirles valerse por sí mismos, sentía que ya había hecho mucho por ellos, y algunos imperios habían superado en poder a la mismísima magia élfica. Fue así como Lerman prefirió esperar, apoyó a sus hijos con información y los instó a demostrar que eran la raza más flexible y adaptable de todas.
Solo fue hasta cuando apareciera un nuevo dios, y con él, nuevas criaturas que se unieron también al bando de los orcos, la cantidad de enemigos ahora era gigantesca, contando los generales infernales del más reciente integrante del Panteón: Tehamú. Entonces Lerman entró en combate directo contra orcos, infernales y aberraciones, nivelando la balanza del combate, hasta ahora desigual. Sin embargo, ningún Primordial se esperaba que la recién llegada divinidad fuese capaz de atacar a traición al dios del conocimiento, Tehamú se alió en secreto con Janukra, atacó a Lerman, y mientras el Experimentador se defendía, Janukra clavó un extremo de su hacha doble en el dios de los humanos.
Hasta ese momento los dioses sólo habían interferido entre ellos a través de sus razas, pero nunca directamente entre poderes divinos, pues creían que esto podría acabar con los planos de existencia. Por este acto desleal y peligroso, se dio inicio a la Gran Guerra Divina, y Lerman nunca volvió a ser el mismo.
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