Wardo, el coleccionista de rostros (wˈaɾðo)

En un lago de una tierra lejana, escondido en un antiguo y profundo bosque, vive una criatura misteriosa que yace dormida durante milenios. Sin embargo, cada cientos de luxantes, esta criatura despierta de su letargo y emerge a la superficie del lago en busca de rostros humanos para añadir a su colección, dejando tras de si nada más que muñecos de trapo vivientes, condenados a morir de hambre, sin una boca con la que comer, sin ojos con los cuales ver y sin orejas con las cuales oír.

El Mito

El coleccionista de rostros emerge sediento de venganza y ansioso por robar los rostros de los incautos que encuentre, acecha entre las sombras, esperando a que los desprevenidos se acerquen al lago. Se dice que su apariencia es indescriptible y aterradora, y su única meta es arrebatar los rostros de sus víctimas hasta encontrar la que alguna vez fue su cara. Se cree que aquellos cuyos rostros son robados quedan condenados a una existencia sin identidad y en constante búsqueda de recuperar su apariencia perdida.

La leyenda del coleccionista de rostros ha pasado de boca en boca a lo largo de los siglos, sirviendo como advertencia para aquellos que se aventuran cerca del lago. Los lugareños evitan el área y se cuentan historias de personas desaparecidas y de almas atrapadas en una eterna pesadilla. Se dice que solo aquellos lo suficientemente valientes o imprudentes se acercan al lago, arriesgándose a encontrarse cara a cara con el monstruo.

Según la leyenda, los rostros robados por el monstruo se convierten en parte de su colección personal. Se cree que los cuelga como trofeos en su guarida.

Origen

El mito del coleccionista de rostros se remonta a tiempos antiguos, cuando las historias orales se transmitían de generación en generación. Se dice que la criatura fue encarcelada en el fondo del lago como castigo por sus malvados actos y que dormiría hasta que Eiláar estuviese lista para enfrentar su oscura presencia una vez más.

Se dice que una criatura gigantesca atacaba en las noches a los habitantes de un poblado, llevándose a uno a la vez, en los meses de luz continua, los pobladores salían a la caza de la criatura, pero nunca la encontraron, y así pasaron los luxantes. Hasta que en cierto ciclo, cuando cayó la noche, la criatura se disponía a atacar de nuevo. El pueblo estaba preparado esta vez, y los que no estaban escondidos, estaban preparados con armas improvisadas y con un arma secreta, un clérigo poderoso que habían conseguido contratar con todos los ahorros del pueblo.

Cuando la criatura se dejó ver, el clérigo y los pobladores salieron a su encuentro y comenzaron a atacarla con sus armas, la criatura, al verse superada, huyó a su guarida subterránea, que consistía en un innumerable grupo de fosas que ella misma había cavado. El clérigo, invocando el poder de su deidad consiguió averiguar el nombre de la criatura, se llamaba Wardo y había sido un humano mucho tiempo atrás, el cual fue castigado con tan horrible forma por los dioses Primordiales.

El clérigo buscó en la sabiduría de su divinidad para encontrar una forma de matar a la criatura, consiguiendo únicamente un mensaje críptico que interpretó como la respuesta, Wardo tenía miedo al agua, así que ahogaría a la criatura, por lo que procedió a llenar con agua cada fosa que encontró, finalmente, continuó inundando el lugar hasta formar un lago donde yace Wardo hasta ahora.

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Wardo, en su prisión bajo el agua by MJ

Comentarios

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Jul 18, 2023 16:54 by Laurabones

At last the answer is revealed!

Jul 18, 2023 17:12

Finally!!

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