Morgana, la Tomadora de Secretos
En lo profundo del oscuro y antiguo Bosque de las Sombras Heridas, se alza el remoto poblado tribal de los orcos Zarskûn, un lugar envuelto en misterio y temor. Aquí, bajo la perpetua penumbra de los árboles, los habitantes veneran al dios Zon-Kuthon, el Maestro del Dolor y el Señor de las Sombras. En este siniestro escenario nació Morgana, una joven semiorca con ojos de un verde intenso y piel de un tono grisáceo. Desde su nacimiento, su destino estuvo entrelazado con la oscuridad y el dolor.
1.Infancia y aprendizaje:
El poblado de Morgana seguía rituales antiguos y sombríos para honrar a su dios. Los orcos Zarskûn creen que el dolor físico es una forma de purificación y un medio para acceder al poder arcano y/o divino. Los magos y chamanes del poblado, figuras temidas y respetadas, portan sus cuerpos cubiertos de cicatrices, símbolos de su devoción y conocimientos. A los siete años, Morgana fue llevada al Gran Altar de la Penumbra para su iniciación, un ritual que marcaría el inicio de su camino como aprendiz de bruja
Las cicatrices en su cuerpo eran pequeñas pero numerosas, cada una representaba un hechizo, un conocimiento, un vínculo con las sombras. Morgana soportaba el dolor con una resiliencia asombrosa, su mente enfocada en el poder que cada herida le otorgaba. A medida que crecía, su habilidad con la magia oscura floreció. Podía manipular las sombras, convocar a criaturas de pesadilla y desatar maldiciones que harían temblar al más valiente de los guerreros.
2.Inquietud y Busqueda:
Sin embargo, el mundo fuera del Bosque de las Sombras Heridas siempre la había intrigado. Los relatos de viajeros y las historias susurradas por el viento despertaron en ella un deseo insaciable de conocimiento y poder. A los dieciocho años, con cicatrices que ya formaban complejos patrones en su piel, Morgana decidió dejar su hogar. Sabía que para comprender verdaderamente a Zon-Kuthon y alcanzar el límite de sus habilidades, debía explorar el mundo exterior.
En su viaje, Morgana encontró ciudades brillantes y tierras desoladas, lugares donde su presencia era temida y rechazada. En cada lugar, buscaba fragmentos de conocimiento ocultos, grimorios antiguos y rituales perdidos. En una ocasión, se infiltró en una biblioteca arcana, donde robó un libro encuadernado en piel humana que contenía secretos oscuros de tiempos olvidados. En otra, formó un pacto con un demonio menor, intercambiando parte de su alma por un poder aún mayor.
Cada encuentro y cada desafío la forjaron en una figura temible y poderosa. Su devoción por Zon-Kuthon se profundizó, y sus cicatrices, ahora brillando con una energía oscura, contaban la historia de su viaje. Sin embargo, Morgana no es simplemente una seguidora ciega; su búsqueda constante de poder la llevó a cuestionar y a reinterpretar las enseñanzas de su dios. Veía el dolor no solo como un medio de veneración, sino también como una herramienta para la trascendencia personal.
3. La misión de Zon-Kuthon
Un día, mientras Morgana meditaba en un claro oscuro rodeado de niebla, su patrón Lilith, el demonio con el que había hecho el pacto de sombras, apareció ante ella. Su figura oscura y etérea emergió de las sombras como una visión espectral, sus ojos llameantes reflejando secretos inconfesables.
"Escucha bien, Morgana," comenzó el demonio con una voz que resonaba como ecos de un pasado olvidado, "Zon-Kuthon, el Maestro del Dolor, tiene una misión para ti. Debes viajar a las montañas cercanas a Nalthis. Allí, debes permitirte ser capturada por los kobolds. Este acto será el comienzo de una prueba crucial."
Morgana, con su curiosidad siempre despierta, asintió. La promesa de una misión directamente de su dios llenaba su corazón de expectación y un oscuro orgullo. "¿Qué debo hacer una vez que los kobolds me capturen?" preguntó.
"Debes esperar," respondió el demonio, sus ojos brillando con un destello siniestro. "Un grupo de guerreros llegará, liderados por alguien que osó negarse a Zon-Kuthon, a pesar de ser la encarnación viva de su poder. Tu misión es unirte a ellos. Este viaje te ayudará a desarrollarte aún más como seguidora de nuestro dios. A través de esta misión, descubrirás nuevos aspectos del dolor y del poder, y tu conexión con Zon-Kuthon se fortalecerá."
Sin perder tiempo, Morgana se preparó para su viaje. Armándose con sus grimorios, ingredientes para sus rituales y su fiel hacha, se dirigió hacia las montañas de Nalthis. El viaje fue arduo, y el terreno inhóspito y salvaje puso a prueba su resistencia y determinación. Pero Morgana avanzaba con la certeza de que cada paso la acercaba a su destino y a la voluntad de su dios.
4. Capturada y "Rescatada":
Finalmente, llegó a las montañas cercanas a Nalthis, un lugar de abruptos acantilados y peligrosos senderos. Los kobolds, pequeñas criaturas astutas y territoriales, no tardaron en encontrarla. Morgana, siguiendo las instrucciones de su patrón, no ofreció resistencia. Fue capturada y llevada a una cueva oscura, donde fue arrojada y olvidada.
Mientras esperaba en la oscuridad de la cueva, Morgana utilizaba el tiempo para meditar y reforzar su conexión con las sombras. Sentía que su poder crecía con cada día que pasaba, y sus cicatrices resonaban con una energía nueva y vibrante.
Días después, el sonido de una lucha y gritos llegaron a sus oídos. Sabía que los guerreros habían llegado. Desde la penumbra de la cueva, observó cómo un grupo de aventureros irrumpía, liderados por una figura albina imponente cuya presencia emanaba un aura de poder que solo alguien tocado por Zon-Kuthon podría poseer.
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