Bienvenido a la Ciudad de los Reyes, aquella que alberga el Nefando Gimnasio
Te encuentras en el lugar mítico vinculado no solo al origen legendario de las Españas, sino al principal nodo mágico de toda la Península Ibérica. La ciudad de Toledo se ubica sobre un cerro escarpado -el Peñón Toledano- rodeado en sus dos terceras partes por el río Tajo y tal colina se encuentra horadada por un laberinto de cavidades y galerías semiartificiales cuya extensión se prolonga mediante túneles millas más allá de la propia ciudad conectándose con otras series de galerías subterráneas tan antiguas como la propia humanidad, o quizá aún más.
El lugar, es uno de los enclaves míticos más importantes de Europa, estando vinculado al Reino Mágico y a la práctica de las artes arcanas desde sus orígenes. Sin embargo, la Orden de Hermes solo ha podido instalarse aquí en fecha reciente, cuando las hábiles maniobras diplomáticas de Galatea de Jerbiton, praecona de Iberia, han permitido crear en este nudo de comunicaciones mundanas y sobrenaturales, una Casa Mercer dedicada a servir de centro unificador y punto de encuentro de los magos del tribunal de Iberia.
Asimismo, Toledo es un enclave de vital importancia estratégica en el contexto geopolítico peninsular, al ser la ciudad más importante en el río Tajo que prácticamente divide en dos Hispania. Su control es vital para el dominio del centro Peninsular y la reconquista cristiana de esta en 1086 ha marcado el punto de inflexión de la historia de al-Andalus que preconiza -aunque aún lejano- su fin.
Toledo hunde sus raíces en la noche de los tiempos y son varias las leyendas relativas a la fundación de la ciudad, referencias envueltas en la niebla del mito que tienen todas algo en común: un rey fundador, una cueva y la magia. Las fundaciones míticas de la ciudad están estrechamente vinculadas a la legendaria cueva de Hércules, -para algunos natural, para otros obra de mortales, o bien gruta natural ensanchada por los humanos- cuya ubicación sería la verdadera razón de ser de la propia Toledo, que se levantaría sobre ella, si no fue en sus inicios ella misma una ciudad-cueva. Así lo recogen tanto los mitos de Túbal como los de los diferentes Hércules que se entremezclan entre sí.
Desde esa lejana noche de la leyenda, diferentes pueblos y civilizaciones han ido ocupando su cerro y explorando sus galerías subterráneas: algunos conocidos (griegos, celtas, judíos, púnicos, romanos, godos, árabes) otros cuya verdadera naturaleza no acertamos a discernir, como los almónides. Pero todas ellas han dejado su impronta, visible u oculta, así como depositado su sabiduría arcana, atraídos como vinieron por los secretos que la colina toledana ha guardado durante milenios.
Los herederos de muchos de esos pueblos conviven, a veces en paz y armonía, otras en odio y violencia, en difícil equilibrio. Pero un manto de arabismo orientalizante cubre la ciudad y hace que cristianos, judíos y árabes se confundan, a pesar de ser los primeros sus gobernantes y población más importante. Pero entre los mismos cristianos las distinciones son muchas: a los mozárabes oriundos de la ciudad, se suman los llegados de Andalucía huyendo de las matanzas almohades. Colonos transpirenaicos, llamados francos, no dejan de llegar, unos para medrar entre el clero toledano, otros para enriquecerse con el fructífero comercio, mientras los castellanos, leoneses y gallegos se ocupan de las tareas de defensa de la estratégica ciudad, sus murallas y fortalezas.
Si tú has llegado aquí dispuesto a desvelar los misterios y encontrar el lugar donde aquel que llamaron Hércules comenzó a enseñar la magia a los mortales, debes estar precavido. Un secreto no se revela con una sola pregunta, una única pesquisa, ya que lo arcano gusta de mantenerse oculto y se envuelve en velos y telarañas para mantenerse puro y pristino, alejado de la sucia mirada de los mundanos. La misión que muchos otros han emprendido y fracasado, dejándose en ello la fortuna, la vida, el alma o la cordura, estás tú a punto de emprenderla.
¡Que los hados te sean benignos!
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