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Campaña de Mora

Military action

1181AD

En 1143 AD una contraofensiva musulmana contra el castillo de Mora, defendido por el caudillo Munio Alfonso, pone en jaque las defensas de Toledo, saldándose finalmente con la victoria de los cristianos.


En 1143 fue atacada la fortaleza de Mora, defendida por Munio Alfonso, siendo sorprendida y conquistada, así como la Norte del Tajo fue saqueada Escalona y vencidos los alcaides de esta fortaleza y de Hita. En contrapeso a la derrota de Mora se levantó por los toledanos frente a ella el castillo de Peñanegra, donde se fortifica Munio como avanzadilla para sus expediciones hacia Andallucía.   Una y muy resonante se produjo en el río Adoro, donde Munio con novecientos jinetes y mil infantes escogidos sorprendió a los gobernadores de Córdoba y Sevilla, al-Zubair y Abenceta que, reunidos, preparaban una campaña contra Toledo. Improvisando rápidamente sus huestes salieron los árabes en persecución de los cristianos, que se parapetaron en Montiel. Frente a ellos acamparon los almorávides. Entablada la batalla, el caudillo sevillano fue perseguido y muerto por los caballeros toledanos Pedro Alguacil y Roberto de Mongomariz; se proujo a continuación la desbandada de los andaluces, pero Munio Alfonso personalmente logró alcanzar con su lanza al fugitivo al-Zubair que quedó muerto. Muchos de los capitanes sarracenos perecieron y gran cantidad de soldados quedaron prisioneros. El botín fue copioso en armas y alhajas.   Con todo ello y con las cabezas de los caudillos y capitanes clavadas en sus lanzas iniciaron las fuerzas cristianas su regreso a Toledo. Entraron en la ciudad por la puerta de Alcántara y el agrio cortejo: soldados y jinetes portadores de los despojos humanos de los vencidos, de estandartes castrenses cogidos en la batalla, camellos cargados de armas y botín, prisioneros atemorizados atados con cadenas, llegaron hasta las puertas de la Catedral, donde esperaban la emperatriz y el arzobispo con el clero, magnates y pueblo. La victoria fue por todos considerada como milagrosa y se celebró en el templo con un Te Deum de acción de gracias. Era en los primeros días de Marzo.   Doña Berenguela y el vendedor Munio comunicaron la fausta noticia al monarca y desde Segovia se vino éste a Toledo, siendo recibido con exultante acogida. Hubo después, mientras el viento bamboleaba en las almenas del alcázar las cabezas de los vencidos, reparto del botín: el diezmo para la iglesia de Toledo, el quinto y los estandartes arrebatados para el emperador, un escogido lote de joyas para la iglesia de Compostela y el rsto, que se distribuyeron según sus costumbres, para Munio y sus capitanes.   Pasados algunos días, la emperatriz, con gesto de tenura, hizo descolgar de las almenas las pendulantes cabezas agarenas y se mandó a los médicos judíos y árabes que las ungieran con perfumes y, envueltas en ricos paños, se guardasen en arquetas preciosas que la misma reina se cuidó de que fueran enviadas a Córdoba y entregadas a las viudas de los muertos.

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Chronologia Toletana