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Encuentro de Lucis

Gathering / Conference

782AD

Primer gran encuentro diplomático entre magi herméticos y hechiceros hispanos.


En el año 780, poco después de la desaparición de Grimoald Niger, los magi de la Iberia acudieron al Rin para celebrar su primer Tribunal. Durante el encuentro, Ranemiro de Guernicus expuso las dificultades que se estaban encontrando en la Península: vates, tempestiarios y saḥirs se oponían con fuerza a los avances de la Orden y, tras siete años de luchas, el conflicto se había intensificado. Ranemiro y Tancoystl solicitaron entonces una votación para que los Flambeau que luchaban en la Península les dieran una tregua, que solo aceptaron tras excluir a los saḥireen de cualquier tipo de negociación. El Tribunal del Rin suscribió el acuerdo entre los magi de la Península y Ranemiro emplazó a sus sodales en Lucis para formalizar los detalles de la tregua.
En el 782, Ranemiro hospedó en Lucis el encuentro para definir los términos de la tregua entre la Orden y los tempestiarios galaicos y vates astures, abriendo la que sería la primera acta regional peninsular, atendida por las cuatro únicas alianzas de la región, a saber: Lucis, Salionca, Duresca y Brigantia.
El encuentro planteó los términos de la tregua desde el perjuicio que la guerra les estaba ocasionando y se estableció un plazo no superior a diez años (hasta el 792) para conseguir la unión de los linajes del norte de la Península a la Orden. Si pasado ese tiempo no se llegaba a un acuerdo, las negociaciones se darían por finalizadas y se procedería a someterlos por la fuerza.

Las negociaciones con los vates y los tempestiarios

Tancoystl de Diedne fue la encargada de hacer llegar la decisión tomada al líder espiritual de los vates, Clutoso, y a su sacerdote hieroskópo, Ágila (hijo de Balaudos Petrocirios), pues estaba en buenas relaciones con ellos. Los dos aceptaron encontrarse en Lucis con Ranemiro, donde este registró de forma minuciosa sus entrevistas y donde, dos años después, los vates aceptaron unirse a la Orden a condición de que sus misterios se quedaran en la Casa Diedne y fueran respetados sus lugares de culto. Aunque no así los tempestiarios
La claudicación de los vates astures de unirse pacíficamente a la Casa Diedne fue un punto de inflexión para muchos otros hechiceros de tradiciones más pequeñas, a los que dicha paz sirvió como acicate para acudir a Duresca o Lucis con el fin de informarse acerca de la Oren sin correr riesgos. Pero no sucedió así con los tempestiarios que se mostraron reticentes durante mucho más tiempo.

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