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La Era de los Titanes

Antiguas leyendas élficas, al igual que un puñado de registros, cuentan los inicios de Faradum, cuando los dioses caminaban junto a sus seguidores, cuando el mundo era joven y el potencial ilimitado. Sin embargo, el mundo era finito y solo podía albergar una determinada cantidad de dioses sin que estos junto a sus protegidos, chocaran con otros. Estos choques generaban roturas en el velo de la realidad, permitiendo a diablos, demonios, elementales y criaturas de otros planos acceder al mundo. Estas invasiones extraplanares no solo ponían en riesgo a las criaturas del mundo, si no a la estabilidad física del mismo. Asimismo, comenzaron a suceder eventos donde mortales empoderados por algunos dioses, lograban el poder de destruir a los mismos, ya sea para tomar su lugar, o dejarlo vacante.   Ante esto, un grupo de dioses centrados en el "Monte Celestia" crearon el "Concilio de los creadores" donde finalmente se decidió por imponer un distanciamiento entre los mortales y ellos, conocido como "El Pacto". Se decidió poner a Primus, el dios de Mechanus como Juez y Protector del pacto, a pesar de que este veía al mismo como insuficiente.   Sin embargo, dejar a las criaturas a su suerte, haría que las mismas sean presa fácil para las amenazas extraplanares que no seguían los lineamientos del concilio. Por ello se crearon y designaron protectores del mismo, los Gigantes y los Dragones, que fueron conocidos como "Los Titanes". Ambas especies trabajarían conjuntamente para proteger al mundo y sus criaturas, mientras los dragones protegerían artefactos y los conocimientos, los gigantes utilizarían su fuerza y magia como primer linea de defensa contra las invasiones.   Los milenios pasaron, los habitantes del mundo se multiplicaron y expandieron por el entonces único continente conocido, Aramount. Los guardianes cumplían sus funciones y protegían celosamente la creación de las amenazas externas, sin embargo, las primeras señales de fracturas se empezaron a ver. La dragona Tiamat rápidamente se convirtió en la líder de los dragones cromáticos y decretó que todos los reinos bajo su protección debían tributarle los objetos mágicos al igual que riquezas, con la excusa de salvaguardarlos contra abusos. Esto llevo a un choque entre dragones cromáticos y los gigantes, que solo la intervención de Bahamut junto al resto de los dragones metalicos evito que escalara en una guerra total. Esto fue el momento de inicio de la rivalidad entre Bahamut y su hermana Tiamat.   Por el año 1231 A.D. (Antes de la Dispersión) fue cuando la primer invasión a gran escala ocurrio. Liderada por Asmodeus quien haciendo uso de sus artimañas convenció a un gran número de cultistas de abrir portales por todo Aramount para que sus tropas entraran al mundo. Inmediatamente se desató una guerra y los titanes se movilizaron para cumplir su deber, asistidos por las razas mortales del mundo. Ambos bandos sufrieron grandes bajas y el resultado de la guerra era inseguro, los diablos tenían la ventaja de renacer en su plano original, por lo que en una guerra de desgaste, eventualmente los diablos se impondrían. Asimismo, tanto las promesas de poder, como el miedo hacían que personas comunes se encomendaran a Asmodeus para protegerse, dando lugar a los primeros Tieflings.
Mientras que el resto de los titanes enfocaba la estrategia en cerrar los portales para poner fin a la invasión, Tiamat por sur parte, llamaba a un concilio de los aspectos (como se llama a los líderes de cada vuelo de dragón) cromáticos. Allí, reveló que había hallado la forma de combinar el poder de los aspectos, y que ello le permitiría obtener el poder necesario para derrotar las fuerzas diabólicas. El ritual tomaría parte de la esencia de cada aspecto para potenciar a la misma Tiamat, pero por la naturaleza del ritual, el mismo debía tomar lugar en los 9 infiernos para hacer uso de las energías del mismo y ya que era el último lugar donde Asmodeus sospecharía.
De todos los niveles, se eligió Avernus, el primer nivel de los nueve por su facilidad de acceso, junto con algunas de sus fuerzas, cada aspecto realizó un ataque en conjunto contra los diablos que protegían uno de los portales y entraron en él. Una vez encontrado un lugar seguro en Avernus, Tiamat no perdió tiempo en preparar el ritual. Con ella en el centro, cada aspecto tomó su lugar en el ritual, donde derramaron su sangre para formar el pacto con Tiamat y darle parte de su esencia. Sin embargo, los aspectos pronto se darían cuenta que habían sido engañados por Tiamat, el ritual no consistía en brindarle a la Reina de los Dragones Cromáticos una sola parte de su esencia, si no que hasta la última gota de ella. Cada dragón sintió como su cuerpo era deshecho, para luego fusionarse con el de Tiamat, sus mentes corrompidas para transformarse en una extensión de la de ella, sus últimos pensamientos de odio, desesperación y furia siendo lo que se convertirían en la personalidad de cada una de las cabezas que ahora formaban el cuerpo de Tiamat. El ritual, dado que había tomado forma de pacto entre los aspectos, condenaba a todos los dragones cromáticos, volviéndolos viles y codiciosas criaturas, que se volvieron en contra de sus hermanos y aliados. Asimismo, con todos los dragones cromáticos sirviéndola, Tiamat lograba ascender al estado de deidad, y como el ritual tuvo lugar en el Averno, este se volvió el hogar de ella.
Al darse cuenta que su esencia había sido anclada a Avernus, algo que no había contemplado, Tiamat le ordenó a sus servidores evitar que el resto de los titanes y mortales cerraran los portales. Al mismo tiempo que negociaba una tregua y alianza con Asmodeus, lo que ponía en un riesgo mayor el plano material. Con la alianza hecha, los diablos y dragones cromáticos redoblaron sus esfuerzos en contra de las razas de Faradum. Muchos titanes cayeron en esos momentos y muchos otros salieron gravemente heridos.   Pero fue en ese momento donde la moneda del destino cayó del lado que favorecía a Faradum, los demonios al ver que los diablos se encontraban ocupados, iniciaron una invasión a gran escala en Avernus. Asmodeus, temiendo ser atrapado entre la forja y el martillo, decidió dejar de lado sus esfuerzos en Faradum y ordeno redirigir los ataques contra los demonios. Tiamat estaba furiosa y le reclamaba su alianza al señor de los diablos, que le dijo que podía seguir con su invasión ella misma si así lo deseaba, que su alianza no lo obligaba a él a encomendar tropas.   Tiamat y sus seguidores decidieron dar una intensa y desesperada batalla final contra Faradum. La batalla fue intensa con bajas en ambos lados, la forma de diedad de la reina de los dragones provó ser formidable. Finalmente, Bahamut se encontró cara a cara con su corrompida y aborrecible hermana, apenas pudiendola mirar a los ojos. Los 7 Dragones Dorados de Bahamut dieron pelea y su vida por el dragon plateado, este último, cansado y herido dió un último esfuerzo para empujar a su hermana a través del portal, mientras que los gigantes y mortales cerraban el mismo.   Los titanes se encontraban agotados, con solo el 15% de ellos habiendo sobrevivido, algunas razas de dragones y gigantes llevadas al borde de la extinción. Decidieron entonces, al igualo que los dioses, de tomar un paso atras y dejar que las razas mortales de Faradum tomaran las riendas de su destino.

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