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Aurora Lux: La Primera Civilización de Meket

En tiempos antiguos, cuando el mundo aún estaba en su juventud, surgió Aurora Lux, la primera y más esplendorosa civilización de Meket. Esta tierra estaba bañada en la luz del conocimiento y la magia, y sus habitantes eran seres de sabiduría y poder inigualables. Los descendientes de Aurora Lux se convirtieron en los pueblos que ahora dominan las tierras de Meket, llevando consigo una parte del legado y la herencia de su glorioso pasado.   Los corazones y mentes de los habitantes de Aurora Lux estaban llenos de una sabiduría ancestral que les permitía dominar la magia y comprender los secretos más profundos del mundo. Este saber incluía el verdadero nombre de las cosas, una clave mística que les otorgaba un poder insuperable sobre las criaturas místicas y legendarias que habitaban en Meket.   En aquellos días de esplendor, los dragones y gigantes de Tír nan Ryu eran seres poderosos y respetados, no los dioses que son hoy en día, pero sí criaturas de una majestuosidad y fuerza sin igual. Aunque no se les veneraba como deidades, su presencia imponente y su naturaleza mística los convertían en figuras centrales en la vida y cultura de Aurora Lux. Los habitantes de esta civilización poseían el conocimiento y la habilidad para interactuar y coexistir con estas criaturas, estableciendo una relación de respeto y mutua admiración.   Así, la Vieja Fe nació de la grandeza y sabiduría de Aurora Lux, arraigándose profundamente en las tierras de Meket y más allá, como un recordatorio de un tiempo en que los seres humanos y las criaturas místicas caminaban juntos en armonía y respeto mutuo.   La Caída de Aurora Lux El Ocaso en la Era Primigenia de Gaeia   Durante la era primigenia de Gaeia, las guerras internas consumieron a Aurora Lux desde adentro, debilitando a sus grandes poderes: los dragones, los gigantes y los ejércitos de Meket. Estas luchas internas erosionaron la unidad y la fuerza de la civilización, creando fisuras que tomaron siglos en comenzar a sanar. La división y la desconfianza entre los diferentes grupos de poder hicieron que la defensa contra amenazas externas se volviera cada vez más vulnerable. En este ambiente de división y conflicto, la arrogancia y la ambición desmedida florecieron, cegando a los líderes y ciudadanos de Aurora Lux a los peligros que se avecinaban. La búsqueda insaciable de poder y conocimiento llevó a la civilización al borde del abismo, precipitando su caída catastrófica. La soberbia de los líderes y la falta de unidad sellaron el destino de Aurora Lux, convirtiéndola en una víctima de su propia ambición.   Tras la cataclísmica caída de Aurora Lux, la geografía de Meket sufrió una transformación radical. Los antiguos campos verdes y fértiles se convirtieron en vastos páramos desérticos, un paisaje árido y desolado que reflejaba la desolación y el vacío dejados por la extinción de esta gran civilización. Los páramos se extendieron como testigos mudos de la destrucción y el olvido, marcando el lugar donde una vez se alzó el esplendor de Aurora Lux.   Así, las guerras internas, la arrogancia y la ambición desmedida se entrelazaron para sellar el destino de Aurora Lux, dejando una cicatriz indeleble en la historia de Meket y sentando las bases para la llegada del cataclismo que cambiaría el curso de Gaeia para siempre.     El Legado de Aurora Lux en las Nuevas Tierras   A pesar de su desaparición, el legado de Aurora Lux perduró en los corazones y mentes de los pueblos que surgieron de sus cenizas:
  • Ducairos: Los pobladores de Ducairos conservaron el legado espiritual y religioso de Aurora Lux, convirtiéndose en guardianes de los rituales sagrados que una vez florecieron en la civilización perdida.
  • Ápteras: En Ápteras, el legado de Aurora Lux se manifestó en una fuerte tradición militar y guerrera, honrando el espíritu de valentía y resistencia que caracterizó a la primera civilización de Meket.
  • Abaría: Políticamente, los principios de gobierno y liderazgo inspirados en Aurora Lux encontraron su hogar en Abaría, estableciendo una tradición de diplomacia y gobernabilidad que buscaba equilibrar el poder con la sabiduría.
  • Serpia: Sin embargo, no todo el legado de Aurora Lux fue positivo. La sombra de la arrogancia y la ambición desmedida se manifestó en Serpia, donde la corrupción y el despotismo se arraigaron, recordando los peligros de la soberbia y la falta de humildad.
  Así, la caída de Aurora Lux dejó una huella indeleble en Meket, moldeando el destino de sus pueblos y enseñando lecciones eternas sobre el poder, la humildad y las consecuencias de la ambición desmedida.   Los Olvidados: La Vieja Fe de Aurora Lux   En el apogeo de Aurora Lux, la primera civilización de Meket, los dioses adorados, ahora conocidos como "Los Olvidados", eran entidades poderosas que personificaban tanto los elementos benéficos como los malignos y las fuerzas de la naturaleza. Estas deidades inspiraban respeto y devoción en todos los rincones de la civilización, desde los campos fértiles hasta las montañas imponentes. Los rituales y ceremonias dedicados a estos dioses eran una parte fundamental de la vida cotidiana, proporcionando guía espiritual y equilibrio en un mundo lleno de maravillas y misterios.   Sin embargo, la caída de Aurora Lux debido a luchas internas por el poder y la arrogancia de su pueblo marcó el comienzo del declive de estos dioses. La pérdida de fe y devoción en los Olvidados llevó a su relegación al olvido, convirtiéndolos en meras leyendas y mitos para las generaciones futuras. Aunque algunas creencias persistieron en Ducairos, la influencia y el poder de los dioses se desvanecieron, dejando un vacío espiritual en el corazón de Tír nan Ryu.   Entre estos dioses olvidados, el Rey de la Tempestad se destacaba como el más poderoso y temido. Representaba la fuerza y el caos de las tormentas y era venerado por su capacidad para controlar los vientos y los elementos. Su furia desatada sumergió a Gaeia en la destrucción y la desesperación, dejando una cicatriz permanente en la tierra fragmentada de Tír nan Ryu.   A pesar de su poder destructivo, el Rey de la Tempestad fue finalmente sellado en lo que ahora es Kiutako por los cinco grandes de la región. Su regreso fue profetizado, y su sello es resguardado celosamente para evitar su despertar y la consecuente catástrofe que podría desencadenar.   Con el paso del tiempo, la memoria de los Olvidados se desvaneció, y las leyendas de Aurora Lux se convirtieron en susurros olvidados en el viento. Aunque su influencia disminuyó, el legado de los Olvidados perdura en las sombras, esperando el día en que la fe en ellos pueda ser reavivada y restaurada a su antigua gloria.   A pesar de haber caído en el olvido, la Vieja Fe y Los Olvidados han dejado una marca indeleble en el mundo de Gaeia. Especialmente resonante es la leyenda del Rey de la Tempestad, un antiguo dios cuya memoria sigue viva, aunque algunos hayan olvidado su verdadera naturaleza divina. Vestigios de su legado y de la Vieja Fe se encuentran esparcidos por todo Meket, esperando ser descubiertos y reavivados por aquellos que buscan reconectar con las raíces espirituales del mundo. La resurgencia de la Vieja Fe podría ser vista como un renacimiento de la sabiduría y el poder perdidos de Aurora Lux. Individuos y grupos en busca de conocimiento ancestral trabajan incansablemente para desentrañar los misterios de los Olvidados. Sin embargo, las entidades más antiguas observan con cautela, temiendo las consecuencias que un resurgimiento completo de la Vieja Fe podría tener para el delicado equilibrio del mundo. En este delicado acto de reavivamiento y precaución yace la esperanza y el peligro de un mundo que busca redescubrir su pasado para iluminar su futuro.

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