La lágrima de Melora
(...) a marchitar. Los árboles se corrompían bajo el sol, pudriéndose sus hojas, quebrándose su corteza. El hedor pestilente de la hojarasca llegó hasta su nariz. A sus pies los animales agonizaban. Arrastraban sus cuerpos infestados por encima de una tierra seca y muerta mientras de sus huesos se desprendía la carne. Los parásitos se daban un festín con las carroñas y ella no podía sino ver como todo a su alrededor, todo aquello que había creado y amado, sucumbía a una enfermedad.
Todo moría.
Todo moría.
Mas el dolor se tornó tristeza. La tristeza miedo. Y con el miedo llegó el odio. En su impotencia quebrantó algo que le era sagrado. Intervino en el mundo que había ayudado a formar de la única manera que pudo en aquel momento: lloró.
Una lagrima resbaló por su mejilla. Cayó contra el suelo. Tan pronto la tierra bebió de aquella lágrima, lo que era abrupto y árido se tornó fértil y verde. La naturaleza emergió con más fuerza que nunca, consumiendo cuanto encontró a su paso, resurgiendo de su propia pestilencia. Los árboles crecieron en segundos, altos, desafiando los confines del cielo. Las flores perfumaron el ambiente y los animales surgieron de la nada.
La lágrima siguió penetrando en la tierra hasta quedar atrapada en esta. La presión la cristalizó, tomando el aspecto de una piedra o gema de color violeta, irregular en contorno, que latía con todo el poder de la naturaleza.
Consciente de su error, corrió a ocultar aquello. Puso encima de su lágrima una montaña de dura roca para que nadie pudiese encontrarla y, alrededor, se entretuvo a construir una habitación de piedra prístina sin puertas ni ventanas, pero en cuyas paredes se narraba el peligro que entrañaba aquel objeto. Su lágrima debía usarse con sumo cuidado, pues la naturaleza misma bebía ahora de (...)
Una lagrima resbaló por su mejilla. Cayó contra el suelo. Tan pronto la tierra bebió de aquella lágrima, lo que era abrupto y árido se tornó fértil y verde. La naturaleza emergió con más fuerza que nunca, consumiendo cuanto encontró a su paso, resurgiendo de su propia pestilencia. Los árboles crecieron en segundos, altos, desafiando los confines del cielo. Las flores perfumaron el ambiente y los animales surgieron de la nada.
La lágrima siguió penetrando en la tierra hasta quedar atrapada en esta. La presión la cristalizó, tomando el aspecto de una piedra o gema de color violeta, irregular en contorno, que latía con todo el poder de la naturaleza.
Consciente de su error, corrió a ocultar aquello. Puso encima de su lágrima una montaña de dura roca para que nadie pudiese encontrarla y, alrededor, se entretuvo a construir una habitación de piedra prístina sin puertas ni ventanas, pero en cuyas paredes se narraba el peligro que entrañaba aquel objeto. Su lágrima debía usarse con sumo cuidado, pues la naturaleza misma bebía ahora de (...)
"Otra perspectiva de la Calamidad"
del Círculo Gamberti
Tipo
Manuscript, Religious
Remove these ads. Join the Worldbuilders Guild
Comentarios