Quien iba a decir que el hombre que destruyó parte de su propio país con fuego se convertiría en el líder más querido de la península de Sunah. Con su carácter forjado en la guerra, comenzó a liberar a su gente de la soberanía opresiva, y no hay sunita que no conozca o venere a Albach por lo que hizo.
Es extraño que, aunque existan datos de la infancia de su padre Elsech, y a pesar de que se crió entre la nobleza de la Antigua Sunah (cuando todavía era territorio del desaparecido imperio de Kestone), es prácticamente imposible encontrar datos sobre los primeros años de Albach. Aunque, claro está, no se ganó el renombre por su infancia. Es conocido por salvar la península de península de Sunah y por unificarla con su enemigo declarado: los carmaenses.
En el año 927 CV, los problemas en Kestone con su emperador estaban en un momento álgido. Y ante la promesa de riqueza y poder de las ruinas jhoireanas desperdigadas por la península, consideradas sagradas por los carmaenses, muchos de los condes bajo la soberanía de Elsech comenzaron a saquearlas. Cuando por fin los carmaenses contraatacaron, fue un asalto abrumadoramente brutal y terminó con un alzamiento de los esclavos. Hanu Fiagh, con quien Ersech había luchado antes, retomó el control de las tropas carmaenses y también logró convencer a algunos coramach para que se unieran a la lucha.
Elsech era ya demasiado viejo para liderar las fuerzas al combate, así que envió a su hijo Elsech en su lugar para contener la amenaza. Elsech había aprendido las tácticas de su padre y tomó una peligrosa pero eficaz estrategia. Para evitar que las tropas de Fiagh utilizaran los bosques para ponerse a cubierto y avanzaran hacia el norte, prendió fuego al bosque en el afluente del río Andrin y situó sus tropas de tal manera que cortarán el escape a los carmaenses. La táctica resultó eficaz pues, aunque algunos carmaenses y coramach lograron escapar, miles murieron. En la escaramuza posterior, el hanu Fiagh fue capturado y enviado a prisión en Ae' Llanfyl. Albach logró hacer lo que su padre se había pasado décadas intentando conseguir: detener al hanu Fiagh.
El conflicto con los carmaenses continuó durante varios meses, y Albach repitió la táctica de quema de tierras varias veces para empujar a las fuerzas contrarias de varios campos de batalla clave. Consiguió poner fin al conflicto antes de que terminara el año. Aunque para los sunitas supusiera una victoria, la guerra resultó costosa. En honor a sus tácticas el conflicto recibió el nombre de la Guerra de las Cenizas Ardientes.
Tras la muerte de Elsech en el año 929 CV, Albach se convirtió en el tayr de la península de Sunah, para consternación de la corte y los demás condes. Durante el año siguiente, desafiaron su soberanía en cada ocasión, revocando sus decretos y sus directrices. En el año 930 CV, Albach ya había aguantado suficiente. Aunque no contaba con el apoyo de la mayoría de los condes, era admirado por los duques domitas y por la gente del pueblo. Respaldado por este apoyo, le dio un ultimátum al emperador para que lo nombrara darh. El emperador, reticentes a hacer frente a una rebelión mientras intentaban establecer nuevas rutas comeriales hacia Gothjasan, aceptaron. Albach disfrutó entonces de autoridad y poder legal sobre los condes, sus propiedades y sus títulos. La península de Sunah dejó de ser un tayrham para convertirse en una darham, un estado vasallo de Kestone, pero con una semiindependencia que fue reduciendo el poder del emperador en la región. Con este nuevo poder, Albach rápidamente controló a los condes rebeldes. Y a cambio del poder, Albach invirtió tiempo y dinero en todos los puestos comerciales de la península de Sunah, aumentando drásticamente el tráfico naviero. Esto ayudó a los condes y atrajo más dinero para el Imperio.
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