Carro de estelas

Las estelas fueron inventadas por un investigador de la energía siglos atrás, cuando el mismo se embarcaba en un proyecto que le obligaba a viajar constantemente de una punta a otra de la dimensión. Sus viajes se hacían eternos en carros de caballo, y no tenía ni el dinero ni la empatía suficiente con un dragón para montarlo, así que busco la forma de poder ir de un punto A a un punto B en el menor tiempo posible. Comenzó barajando la teletransportación, es decir, convertir tu cuerpo físico en energía durante unos minutos para poder fundirte con el flujo y volver a materializarte después de recorrer cierta distancia. Pero esto hizo surgir varios problemas: en primer lugar, la distancia que podía recorrerse con este método resultaba escasa debido al consumo de esfuerzo del precursor; en segundo lugar, si no se controlaba la disolución del cuerpo físico en energía, este podría desaparecer para siempre al mezclarse con el flujo de forma inseparable.
Buscó otras formas, y así llegó hasta las "estelas". Estas consisten en la materialización física de un hilo en el flujo de energía, es decir, convertir una pequeña parte de la energía en riendas tiradas por el propio flujo, logrando que sea este mismo quien tire de aquello que sujeten las riendas, ya sea una persona en sí misma, o un vagón o un recipiente. Las estelas son capaces de recorrer mucha más distancia que la teletransportación, pues el precursor utiliza el Poder para materializar la energía, no para convertirse en ella, por lo que su aguante será mayor. Sin embargo, la velocidad del recorrido dependerá de la del flujo en sí mismo, pudiendo ser estimulada por una serie de metales que en muchas ocasiones se incrustan en los carros de estelas, o directamente de los cuales son construidos. Estos metales facilitan el flujo de energía allí donde se encuentran, permitiendo al carro alcanzar velocidades bastante superiores.
Además de esta función, las estelas poseen una gran cantidad de muchas otras.