Dragones

Son la especie animal más exótica de toda la dimensión, requiriendo una crianza exquisita que pocos criadores consiguen darles, por lo que el número de estas criaturas -podría decirse- es bastante reducido, y ciertamente localizado en zonas concretas. Los criadores de dragones más conocidos se encuentran en el Reino de Vaessar y en Urbs Portarentis, sin embargo, pueden situarse nidos de dragones en zonas poco habitadas, generalmente montañosas, aunque poner un pie en sus territorios puede ser un suicidio inminente.
Existen diversas razas, desde dragones grandes -de tamaños descomunales-, hasta dragones domésticos, apenas alcanzando el medio metro de largo, pasando por dragones violentos y carismáticos, u otros asustadizos y pacíficos. Los colores variarán según la raza, y generalmente distinguirán el género de la criatura, ya sea macho o hembra. Son cuatro las razas principales, las más conocidas e imponentes: los Braisse, los Tysseru, los Ubrutaliss y los Ibranniss.
Pueden dársele distintos trabajos a un dragón, e incluso criarlos desde el nacimiento para orientar su actividad a una específica. Desde guardianes hasta transportistas de material, así como generadores del mismo, como los "dragones de tiza". Pocos son los afortunados que han conseguido hacer de estos una montura, pues su gran orgullo impide que se dejen conducir por nadie a menos que el vínculo con el jinete sea lo bastante fuerte. Un ejemplo de dragones guardianes se da en Urbs Portarentis, escoltando el Castillo Real como la medida defensiva más eficaz.
Los dragones tienen la capacidad innata, en ocasiones no voluntaria, pero sí propiciable, de adoptar un objeto o ser vivo como su tesoro. Cuando ese enlace se da con un humano, hablamos de "zatier" y el dragón hará lo imposible para que su "zaat" no sufra el daño alguno. Esto lleva a razas normalmente huidizas a enfrentarse a cualquier obstáculo que suponga una amenaza para su compañero.