Shau, la Emperatriz de la Ceniza

Hija única de Gōnghǎn, tercer emperador de la Dinastía Nánzhòng, y heredera al trono del Imperio Áureo. Nació y pasó su infancia y adolescencia en la capital, rodeada de maestros que la prepararían para ser la futura emperatriz. En su juventud, Shau fue una chica alegre, curiosa y delicada, con una capacidad de comunicación envidiable y un saber estar innato. Perdió a su madre cuando apenas tenía siete años y vio morir a su padre en sus propios brazos a la edad de diecinueve. La muerte del emperador fue declarada asesinato, y la única sospechosa -y posteriormente condenada culpable- sería Shau, la única persona en la que Gōnghǎn confiaba ciegamente, y la única que podría envenenar su cena sin llamar la atención.
La joven heredera fue despojada de su derecho al trono y desterrada del Imperio en una caravana de esclavos, no sin antes descubrir que todo había sido producto de una conspiración que pretendía acabar con el Imperio. Encadenada junto a otros veinte desafortunados alcanzó la región del sur, las Tribus Bárbaras, donde fue vendida a la familia líder de una de ellas para servirles en lo que necesitaran. Fue en las plantaciones de la familia donde otro de los sirvientes le contó que el líder de la tribu estaba buscando exploradores que investigaran una amenaza que cada vez ganaba más terreno a los habitantes de la región: una tormenta de ceniza originada en algún lugar del lejano sur que avanzaba tragándose desde los poblados hasta los oasis salpicados por el desierto. Como recompensa para el que consiguiera frenarla, se le concedería la libertad. Inmediatamente, sabiendo que era su única forma de regresar al Imperio y detener los planes de los conspiradores.
Si bien fue recibida con recelo y subestimada por el jefe de la tribu por ser una chica delgada y con poco músculo, el líder le proporcionó dos acompañantes y un aprovisionamiento bastante humilde y dejó que marchara. Treinta días más tarde, a punto de partir una nueva expedición y dándosela por muerta, Shau regresó victoriosa a la tribu con el origen de la tormenta: una piedra negra como el carbón con propiedades peligrosas que una criatura había estado empleando en causar el caos. De esta forma, ganó su libertad y la lealtad de la tribu, la primera de muchas. Después de conseguir el apoyo militar de otras Tribus Bárbaras, Shau marchó con un ejército de vuelta al Imperio y logró frenar la conspiración.