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Dia 5 de Agosto del 837 S.E. - Garumon

General Summary

Habían pasado varios días desde que Garumon se uniera a esta banda tan peculiar de autónomos amantes de lo ajeno, por definirlos de alguna manera. El medico había estado atendiendo al enano herido el cual se encontraba bastante mejor, ya fuera de peligro, ante lo cual su agradecido hermano comenzó a mostrarse mucho más amable con el recién llegado, hasta presentó a ambos, el herido era Neran y él se llamaba Nerun, por si había dudas de que eran hermanos a estas alturas. Garumon aprovechó también para conocer algo más sobre el resto de integrantes del grupo. Lundor era siempre igual de animado y parlanchín y estaba siempre pensando nuevos planes y trabajos para realizar de los cuales poder sacar provecho. El enorme pelirrojo se presentó como Renaldo, o mejor dicho Phyrra le presento como tal, ya que este continuaba sin decir ni una sola palabra, aunque parecía haber suavizado sus miradas con respecto al médico. En cuanto a la misteriosa elfa de piel oscura y más oscura presencia, no quiso añadir nada más sobre si misma o su pasado, a pesar de la insistencia de Garumon, que tuvo que aprender a dejarla en paz cuando empezó a notar que tal vez se encontrara con una daga en su cuello pronto.   Al cuarto día Lundor decidió que ya era hora de hacer algo con el material rescatado de la Academia de Exploradores así que se llevó a Garumon al mercado de la ciudad cargando entre ambos las cuatro bolsas de material médico. Al llegar este pudo ser testigo de la enorme actividad que había allí con grandes cantidades de personas yendo y viniendo a todos los puestos y tiendas de la zona. Un auténtico hervidero del mercadeo, donde se compraba y vendía cualquier cosa. Lundor dejo que Garumon se maravillara con todo ello y luego le indico que le siguiera llegando ambos a una zona más apartada del mercado, más escondida, donde el ambiente cambiaba bastante. Allí había menos gente circulando, no tanta alegría ni voces como antes y podía verse claramente a mercaderes y clientes haciendo trapicheos discretos sobre todo. Su destino era una pequeña y anticuada tiendecita sin cartel que según parecia la regentaba un antiguo conocido de Lundor. Al entrar Garumon pudo comprobar que la tienda no mejoraba nada por dentro. Llena de estanterías llenas de cachivaches, artículos raros, polvo y suciedad, todo ello coronado con un mostrador desvencijado al que salió a recibirles un tipo gordo, con barba, medio calvo y cara de pocos amigos. Lundor trató de iniciar una amigable conversación con el dueño de la tienda, pero este le contestó seco y rudo, al parecer sí que se conocían de antes. Habilmente Lundor le mostró uno de los artículos de la mercancía que habían venido a venderle y quedó claro enseguida que al tipo le interesaba, ya que alabó la calidad de las medicinas. Al ofrecer un precio de cincuenta monedas por bolsa, Lundor miró a Garumon y este negó muy serio con la cabeza, con lo cual comenzó un juego de regateo entre el tendero y el ratero, que no duró mucho, pudiendo sacar finalmente noventa monedas por cada bolsa. Visiblemente satisfecho y ya en el exterior, Lundor le dio una bolsa con bastante dinero a Garumon, viéndose sorprendido ante la generosidad del ladrón, a lo que él solo se limitó a decir que sin su ayuda no habrían salido así de bien las cosas y se merecía la recompensa.   Garumon decidió gastar algo de su dinero en agenciarse un buen trozo de cuero que quería usar para fabricarse una honda. Había entrenado con ellas en la legión en Vesuna y eran armas bastante socorridas al no necesitar nada más que algo lo suficientemente contundente y no demasiado grande para poder usarlo de proyectil. Luego ambos decidieron ya volver a donde les esperaban los demás, pero para su sorpresa al llegar allí se encontraron con una guardia orca tocando la puerta. La joven y risueña guardia les saludo con alegría y comenzó a hacerles preguntas sobre si habían visto a alguno de los ocupantes de la casa. Tanto Lundor como Garumon dijeron que no conocían o hacian visto a nadie viviendo allí, que creían que estaba abandonada y mintieron a la chica sobre donde vivían, diciendo que eran de varias casas más allá. La guardia pareció creerles y se fue mascullando y algo molesta por no haber podido encontrar a nadie en esa vivienda ni pistas sobre las medicinas robadas. Esto último que oyeron Lundor y Garumon les convenció de que debían irse cuanto antes así que entraron a avisar a los demás para que preparen sus cosas e irse, y preparar también al enano herido, que ayudado por Renaldo y su hermano le llevaban a cuestas de la mejor forma posible. Garumon decidió esconder todas el material que había cogido del almacén hacia varias noches por si acaso, dejándolo lo mejor que supo escondido en su hasta ahora cuarto.   Y así salieron por una puerta escondida tras una estantería que daba a un callejón trasero, con Renaldo y Nerun cargando al herido Neran, y los demás con sus pertenencias a cuestas. Cuando estaban ya todos fuera de la caza y decidiendo en qué dirección ir oyeron cómo se tensaban unos arcos y empezaron a ver figuras que les apuntaban desde todas direcciones. Fue entonces cuando la guardia orca de antes salió para recibirles mientras les daba sarcasticamente las gracias a Lundor y Garumon por encontrar a los residentes de la casa. El médico trató de escurrir el bulto buscando alguna excusa lo suficientemente buena para convencer a la guardia de que realmente no eran quienes buscaban, pero sin éxito por razones obvias. Varios guardias registraron la casa y encontraron las medicinas escondidas de Garumon, por suerte no dieron con el alijo que Phyrra había escondido de manera más hábil. Aun así con eso era suficiente para demostrar que eran exactamente quienes buscaban. La joven orca les despojó de sus armas y pertenencias, con ayuda de los demás guardias que les habían rodeado después de abandonar sus posiciones en la reciente emboscada. Luego empezaron a marchar con el grupo rodeado por los guardias que iban espada en mano y buscando cualquier excusa para usarlas.   Así circularon por varias calles ante las curiosas miradas de transeúntes con los que se cruzaban, viendo al grupo de guardias rodeando a estos, fijándose sobre todo en la curiosa escena del gigante pelirrojo y el otro enano, cargando a otro enano herido a cuestas. Cuanto más avanzaban por las calles menos gente iba habiendo alrededor, hasta que finalmente solo quedaron ellos y el sonido de sus pisadas resonaba fuerte sobre el camino empedrado de la ciudad. La guardia dio el alto al grupo, atenta y mirando alrededor, algo no le gustaba del sepulcral silencio que había en esa calle, para nada normal en ese momento de la tarde y en esa zona del día. Pronto sus sospechas se vieron acertadas cuando unas extrañas criaturas salieron de las sombras y callejones de alrededor y se abalanzaron sobre los guardias atacandolos con gran agresividad. Lo poco que pudo vislumbrar de esas criaturas Garumon vio que eran la mar de extrañas, jamás había visto nada igual. Tenian unos extraños y curvados cuernos, pelaje blanco que cubría todo su cuerpo, llevaban unas rudimentarias ropas o trozos de cuero sobre sus cuerpos y rudimentarias lanzas con las que lanzaban estocadas a los guardias mientras chillaban y gruñian. Los guardias se defendieron bastante bien a pesar de verse sorprendidos y superados en número, la joven guardia les organizaba y vociferaba órdenes manteniéndolos unidos y animandoles a combatir esas criaturas, mientras ella demostraba ser bastante hábil derribando alguna con precisas estocadas de su espada.   Lundor y los demás se miraron y sin mediar palabra decidieron aprovechar la confusión para escapar, encontrando una ruta en un callejón cercano. Justo antes de entrar en él siguiendo a los demás Garumon miro como les iba a los guardias, viendo que algunos estaban heridos y que una de las criaturas se acercaba a la guardia orca por detrás, la cual no parecía haberse dado cuenta de ello. Avisando con un grito de advertencia, esta se dio la vuelta y despacho a la criatura rápidamente, volviendo a mirar en dirección a Garumon, él cual se despidió con un gesto y echó a correr por el callejon detras de los demás que trataban de irse de alli lo mas rapido posible.   Pronto el grupo en evasión se dio cuenta de que las criaturas iban tras ellos siguiéndoles por los tejados de las casas que rodeaban el angosto callejón. Garumon vio salir a una de ellas que trataba de arrojar una de sus lanzas sobre sus compañeros desprevenidos, este les grito que se pegaran lo más posible a la pared para evitar que pudieran verles, lo cual funcionó e hizo enfurecer a la criatura. Salieron a una calle grande que iba en dos direcciones y habia otro callejón justo en frente. Viendo que Lundor no se decidía, Garumon tomo la iniciativa y se introdujo en el callejón animando al resto a seguirle, que no se lo pensaron mucho. Parece ser la decisión acertada ya que dejaron atrás a las criaturas o asi lo creia hasta que salieron a una plaza para encontrarse rodeadas por ellas. Jadeando ante el esfuerzo de la carrera, el médico pronto vio que habia alguien mas entre las criaturas, una figura que no se parecía en nada a las criaturas ya que era más alta y estaba más erguida que ellas. La figura aun en la oscuridad les conminó a rendirse y no intentar ninguna tontería al no tener oportunidad alguna, mostrándose ante ellos mientras avanzaba para colocarse a escasos metros. Vieron que se trataba de otra orca, ataviada como las shamanes de las estepas, con largos colmillos, rasgos duros y musculosa, no parecía ser alguien con quien se pudiera bromear. Para la sorpresa del grupo El grupo miraba alrededor y sopesaban sus opciones, sin tener grandes esperanzas de lograr salir de allí y mientras se lo pensaban por detrás desde el callejón por el que habían venido salieron varias criaturas mas cerrando el círculo sobre ellos y aprisionandoles es aún más.   Justo cuando ya estaban a punto de entregarse a su funesto destino o lo que quiera que fuera aquello, se oyeron unos gritos desde detras del grupo, precisamente desde el callejon de nuevo y varios guardias, liderados por la joven guardia orca, cargaron sobre las criaturas abatiendolas hábilmente. Garumon y Phyrra no se lo pensaron dos veces y se hicieron con lanzas de las derribadas bestias y comenzaron a luchar contra ellas, antes el desconcertado Lundor, mientras Renaldo y Nerun trataban de alejar del peligro a Neran. Pero justo cuando parecía que las tornas habían cambiado, un rayo pasó entre Lundor y Garumon, impactando a uno de los guardias que cayó fulminado y rozando a Renaldo que tuvo que soltar al herido enano en el suelo, doliendose ante una fea herida que le había dejado el rayo en su hombro. La guardia ante esto solo susurro que se trataba de una apóstata y grito retirada moviendose mientras combatía con los guardias aun supervivientes hacia el callejón. Garumon, Phyrra y Lundor les siguieron defendiéndose de las criaturas como buenamente podían mientras Renaldo trataba de ayudar a Nerun a recoger a su hermano del suelo, pero el herido viendo que las criaturas se abalanzaron sobre ellos cogió una de las lanzas y se lanzó sobre ellas gritando como poseído, embistiendo a una de ellas y arrojándola contra otra, siendo luego alcanzado por varios lanzazos de otras criaturas, viéndose severamente herido, solo grito de nuevo y clavo su lanza en otra de las bestias. Y eso sería lo último que vería Nerun de su hermano, antes de que Renaldo le sacase a cuestas de la plaza mientras el enano gritaba de dolor mirando a su hermano y siguiendo a los demás por el callejón, mientras otro rayo pasaba cerca de ellos, invocado desde la misteriosa orca apóstata.   Decidieron volver sobre sus pasos y refugiarse en la casa, después de conseguir dar esquinazo a las criaturas. Solo habían sobrevivido cuatro guardias más su líder del nutrido grupo que les había arrestado hace apenas unos minutos. Cansados, abatidos y con rostros ensombrecidos por lo ocurrido, todos se refugiaban en la antigua casa del grupo, vigilando por las entabladas ventanas y meditando sobre que había ocurrido y sobretodo a que demonios venía todo esto. Una cosa quedaba clara, al menos para la orca, su objetivo era uno de sus detenidos, ya que habían marchado tras ellos al ver que habían huido. Garumon preguntó a Lundor si conocía a la apostasía pero este sinceramente respondió que no tenía ni idea de quien era. Una cosa si estaba clara, aún estaban en peligro y estas criaturas seguían buscandoles ahí fuera, y esa apostata no parecía del tipo que se rendía fácilmente. Tendrían que pensar cómo sobrevivir a aquello y obtener respuesta, si era posible.

Recompensas otorgadas

Sobrevivir. Lanza rudimentaria. Perdida de armas y bolsa de equipo.
Fecha del informe
08 Sep 2022
Localización principal
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