Sesión 13: Elina
Luego de investigar los alrededores buscando cualquier signo de alguna criatura que viniera a asistir al Deep Scion, el jefe de los Merfolk, Oz y Harisa se ven rodeados de calma y se unen al grupo, que continúa buscando pistas en las ruinas del templo.
Wrenn y Yardis rápidamente encuentran una enorme jaula llena de lo que parecen ser llamas azules y una varita. Al colocar la varita dentro de la jaula, esta se enciende, pero a la vez su peso aumenta considerablemente, haciendo imposible transportarla más de un par de metros. El grupo toma turnos llevando la varita y se las arregla para encender una serie de porta antorchas en las paredes de las ruinas.
En el intertanto, Wrenn descubre una segunda jaula en la parte superior de las ruinas, esta vez llena con llamas verdosas, y hace la prueba de usar una de sus propias jabalinas para transportar el fuego, pero el arma se destruye en segundos. El Dragonborn, asistido por Yardis y Oz, encienden los porta antorchas que rodean los últimos pisos del templo, notando que ambos caminos van a dar a la salida de la edificación.
Wrenn hace la prueba de mezclar ambas llamas, las que forman una espiral de colores en la varita, y el equipo se las arregla para encender el camino de porta antorchas hasta llegar a una puerta en una nueva ala del templo, que se enciende con dos nombres: Un elfo y una elfa.
El grupo llega a dos nuevos accesos en la zona recién descubierta: La primera contiene un comedor que parece haber sido utilizado por un gran número de servidumbre. En esta habitación encuentra una nueva salida con nombres tallados sobre la madera.
En el cuarto adyacente, Yardis y Esaltazión abren un cofre, del que extraen lo que parece ser una calavera humana. El mago la guarda con el resto de sus pertenencias, junto a la varita que usaron como antorcha. Los aventureros continúan avanzando por la puerta señalada por Oz y llegan a un subterráneo lleno de enormes jaulas, similares a las que contenían fuego, pero vacías. Cada una con un nombre tallado sobre el metal.
Yardis y Wrenn hablan sobre la idea de encontrar uno de sus propias nombres en una de las jaulas y el Dragonborn aprovecha el momento en que todos siguen adelante para escribir "YARDIS" toscamente en una de ellas y llamar de vuelta al hombre para tratar de asustarlo.
Mientras tanto, Esaltazión, Oz y Harisa nadan entre una multitud de tumbas, una vez más con nombres en la madera, hasta una enorme piedra iluminada al fondo del lugar que bloquea un túnel. La roca dice en celestial las palabras "Solo las personas respetuosas y penitentes podrán entrar". El trío rápidamente se da cuenta que al recitar frente a la roca uno de los nombres en los ataúdes, está se enciende por un momento, y comienzan a recorrer los alrededores para leerlos todos. Harisa se toma un minuto para hablar con uno de los peces dentro de las ruinas y preguntarle por cualquier actividad extraña que haya visto. La criatura no le da muchas pistas, excepto por la palabra "Señora", lo que le hace creer que Elina podría seguir en la isla incluso después de haberse hundido. Esaltazión aprovechó el tiempo para leer y memorizar los nombres en todas las tumbas, y los recita frente a la roca, que se mueve hacia un lado creando una corriente que arrastra a los cinco viajeros hacia las profundidades y hasta un nuevo cuerpo de agua donde solo encuentran una escalera.
Al subirla se encuentran con la figura de Elina, orando frente a un pequeño altar natural. La mujer inmediatamente se da cuenta de su presencia, pero no se inmuta ni se mueve, simplemente les pregunta:
"¿Dónde está el libro que encontraron en mi sótano?"
"Lo tiene el Señor del Espejo." responde Yardis.
La presencia de la mujer hace que Wrenn desenvaine inmediatamente su espada. Elina se gira y les habla una vez más:
"Si el mago me entrega la locación del libro, les daré toda la información que vinieron a buscar, pero él ya no será capaz de volver a encontrarlo."
Les explica que es el diario de su hijo, y que lo necesita para deshacerse del Señor del Espejo. La oferta enciende una discusión en el grupo de viajeros: Esaltazión está a favor de entregarle la información, dándose cuenta que de otra forma el haber venido a las ruinas habría sido en vano. Pero Wrenn está en contra de hacer cualquier tipo de trato con una celestial. Sin embargo la decisión final está en manos de Yardis.
El mago finalmente extiende su mano hacia la mujer y nota que una pequeña fracción de sus conocimientos desaparece. Satisfecha, Elina les cuenta su propia historia, y cómo está atada a la del Señor del Espejo y el Templo de Alaundo.
El Legado de Alaundo
Alaundo fue un respetado oráculo en Faerun, muchas personas de clase alta lo visitaban por la exactitud de sus predicciones. Sin embargo, los poderes que el hombre aseguraba tener, no eran suyos.
Alaundo reclutaba niños con talento en la magia como sus ayudantes, se ganaba su respeto y los criaba en su templo. Cuando cumplían cierta edad, les pedía que les dieran todos sus poderes más allá de la adivinación, los que guardaba en objetos que se transformaban en contenedores de esa magia. Elina tenía 12 años cuando accedió al trato. Creía en el poder de Alaundo y no cuestionó la petición. El hombre tomó sus poderes y los selló en el libro del loto.
Una vez que los niños estaban a su disposición, el afamado oráculo convertía a los ayudantes en esclavos, revelando la verdad: sus poderes eran un mentira, Alaundo utilizaba a los niños como adivinadores para engañar a sus clientes, prolongaba sus vidas por siglos para poder mantener su posición. Les impedía a sus esclavos saber o recordar el contenido de sus propias predicciones, y una vez que ya no le servían, los mataba.
Elina creció viendo morir a aquellos que habían crecido con ella.
A los 50 años, Elina se seguía viendo como una joven. Sentía que su vida carecía de sentido hasta que Alaundo reclutó a un nuevo adivino como su esclavo: Lenos, el kalashtar. Lenos y Elina pasaron 30 años juntos bajo las órdenes de su amo, pero jamás interactuaron demasiado. Lenos parecía tranquilo con su suerte, como si desde siempre hubiera sabido que lo encerrarían. A los 80 años, Elina trató de hablar por primera vez, y durante los siguientes 5, se enamoraron. Pero la mujer notó que en cuanto sus sentimientos por ella se intensificaron, él cambió:
"Elina, terminemos con esto y vivamos como mortales ."
"Me encantaría vivir aunque fuera un año de una vida normal contigo."
En ese momento, Lenos enterró un fragmento de metal en su corazón y ambos escucharon a Alaundo caer por las escaleras de su propio templo. El kalashtar confesó que lo tenía marcado desde el día en que había llegado y que podría haberlo matado cuando él hubiera querido. El alivio de Elina hizo que nada de esto le importara. Enterraron adecuadamente a cada uno de sus compañeros en una nueva área del templo, a la que ella se refiere como "El Templo de las Lágrimas".
La pareja inició una vida normal, pero no pasó demasiado tiempo antes de que Lenos revelara que ocultaba su verdadera identidad: el padre del hijo de Elina no era más que un avatar utilizado por algo más. Algo desconocido.
La mujer encerró a Lenos en la fortaleza de los goblins y se quedó con el espejo que sellaba su magia. Él hizo lo mismo, imposibilitándole a Elina salir de su cabaña y quedándose con el libro del loto.
Incluso después de que Lenos murió, el ser que lo habitaba sigue con vida, tal vez rondando Faerun en un nuevo avatar. La celestial admite no saber quién es en realidad ni qué es lo que quiere.
Habiendo escuchado la historia, la desconfianza del grupo diminuye en cierta medida. Wrenn se ve confundido. Yardis, por su parte, la interpela sobre el paradero del diario a lo que ella le responde que lo tiene un dragón, y que está en movimiento. Harisa se le acerca y le pregunta cómo se convirtió en una celestial, a lo que ella le dice que tomó esa forma tras la muerte de Alaundo, sin que fuera por decisión propia.
"¿Entonces eres como yo? " Le dice la tiefling.
"Sí, soy como tú."
Antes de terminar la conversación, Elina les da una última indicación: "Diríjanse a Caer Konig en la próxima luna creciente. Si no aparezco sigan el río hacia la montaña, hay un lugar que va a llamar su atención. Dejen ahí la calavera de Alaundo. Es la que tiene el mago en su poder."
Luego de asegurarse de que no les queda nada por hacer en las ruinas, Elina envía a la party de vuelta a la superficie, desde donde Elektra los ayuda a regresar a bordo del *Susurro Descuidado*.
Kraken
El grupo de aventureros saca sus conclusiones sobre la información que les dio Elina y se preparan para descansar. Elektra ha tomado control del timón junto a Gigio y Oz se le acerca para retomar su posición. Wrenn le pregunta a Harisa a qué se refería con que Elina era como ella. La Ranger le explica que ella misma no es una tiefling de nacimiento. Nació humana y la influencia del trato que sus padres hicieron con Zariel le dio su forma actual.
Su aliado parece sorprendido de el efecto que pueden tener los celestiales y demonios en los seres de Faerun, pero su reflexión se ve interrumpida por el llamado de Elektra, que señala una enorme sombra que los sigue desde la popa.
Harisa le pide a Wrenn que ilumine algunas de sus flechas y le dispara hasta que una pasa lo suficientemente cerca como para distinguir un tentáculo. El grupo se decide a enfrentar el peligro y Oz hace un giro cerrado para bloquear el paso de la criatura y dejarlo en el rango de las ballestas. Elektra y Harisa suben a las armas y el bardo da la orden de prepararlas para la batalla.
En ese momento emerge de la superficie la cabeza de un joven kraken, y ven el navío rodeado de tentáculos.
La party no está totalmente recuperada luego de la pelea submarina y los ataques del monstruo son devastadores, pero consiguen mantenerse a flote frente a las embestidas. Apenas obtiene una imagen clara del atacante, Yardis corre a buscar el libro de criaturas marinas de Wilma Tres Lenguas buscando debilidades. Le informa a los demás las inmunidades y debilidades de la criatura.
Mientras Harisa comienza el ataque con una de las ballestas, Elektra comienza a asistir a la tripulación para ayudarles a recuperar sus hechizos. Wrenn hace varios intentos de reducir la distancia con el Kraken, pero el enemigo pierde la paciencia y lo engulle.
Oz y Esaltazión se posicionan en la borda para alcanzarlo con sus ataques mágicos, pero se ven divididos en ayudar a sus compañeros a mantenerse en pié. Esaltazión prefiere comenzar a curar a sus compañeros.
Una vez que Yardis se reúne nuevamente con los demás, rocía al Kraken con ácido. El Kraken lo percibe como una nueva amenaza y se lo traga luego de dejarlo inconsciente. Wrenn hace lo posible por protegerlo aún dentro del estómago de la bestia.
Con la combinación de ataques de los aventureros en cubierta y los que están en el proceso de ser digeridos, la criatura se ve en aprietos y escupe al mago y al paladín para intentar escapar. Pero Oz lo intercepta con uno de sus hechizos, enviando su cadáver hacia el fondo del mar.
Wrenn y Yardis rápidamente encuentran una enorme jaula llena de lo que parecen ser llamas azules y una varita. Al colocar la varita dentro de la jaula, esta se enciende, pero a la vez su peso aumenta considerablemente, haciendo imposible transportarla más de un par de metros. El grupo toma turnos llevando la varita y se las arregla para encender una serie de porta antorchas en las paredes de las ruinas.
En el intertanto, Wrenn descubre una segunda jaula en la parte superior de las ruinas, esta vez llena con llamas verdosas, y hace la prueba de usar una de sus propias jabalinas para transportar el fuego, pero el arma se destruye en segundos. El Dragonborn, asistido por Yardis y Oz, encienden los porta antorchas que rodean los últimos pisos del templo, notando que ambos caminos van a dar a la salida de la edificación.
Wrenn hace la prueba de mezclar ambas llamas, las que forman una espiral de colores en la varita, y el equipo se las arregla para encender el camino de porta antorchas hasta llegar a una puerta en una nueva ala del templo, que se enciende con dos nombres: Un elfo y una elfa.
El grupo llega a dos nuevos accesos en la zona recién descubierta: La primera contiene un comedor que parece haber sido utilizado por un gran número de servidumbre. En esta habitación encuentra una nueva salida con nombres tallados sobre la madera.
En el cuarto adyacente, Yardis y Esaltazión abren un cofre, del que extraen lo que parece ser una calavera humana. El mago la guarda con el resto de sus pertenencias, junto a la varita que usaron como antorcha. Los aventureros continúan avanzando por la puerta señalada por Oz y llegan a un subterráneo lleno de enormes jaulas, similares a las que contenían fuego, pero vacías. Cada una con un nombre tallado sobre el metal.
Yardis y Wrenn hablan sobre la idea de encontrar uno de sus propias nombres en una de las jaulas y el Dragonborn aprovecha el momento en que todos siguen adelante para escribir "YARDIS" toscamente en una de ellas y llamar de vuelta al hombre para tratar de asustarlo.
Mientras tanto, Esaltazión, Oz y Harisa nadan entre una multitud de tumbas, una vez más con nombres en la madera, hasta una enorme piedra iluminada al fondo del lugar que bloquea un túnel. La roca dice en celestial las palabras "Solo las personas respetuosas y penitentes podrán entrar". El trío rápidamente se da cuenta que al recitar frente a la roca uno de los nombres en los ataúdes, está se enciende por un momento, y comienzan a recorrer los alrededores para leerlos todos. Harisa se toma un minuto para hablar con uno de los peces dentro de las ruinas y preguntarle por cualquier actividad extraña que haya visto. La criatura no le da muchas pistas, excepto por la palabra "Señora", lo que le hace creer que Elina podría seguir en la isla incluso después de haberse hundido. Esaltazión aprovechó el tiempo para leer y memorizar los nombres en todas las tumbas, y los recita frente a la roca, que se mueve hacia un lado creando una corriente que arrastra a los cinco viajeros hacia las profundidades y hasta un nuevo cuerpo de agua donde solo encuentran una escalera.
Al subirla se encuentran con la figura de Elina, orando frente a un pequeño altar natural. La mujer inmediatamente se da cuenta de su presencia, pero no se inmuta ni se mueve, simplemente les pregunta:
"¿Dónde está el libro que encontraron en mi sótano?"
"Lo tiene el Señor del Espejo." responde Yardis.
La presencia de la mujer hace que Wrenn desenvaine inmediatamente su espada. Elina se gira y les habla una vez más:
"Si el mago me entrega la locación del libro, les daré toda la información que vinieron a buscar, pero él ya no será capaz de volver a encontrarlo."
Les explica que es el diario de su hijo, y que lo necesita para deshacerse del Señor del Espejo. La oferta enciende una discusión en el grupo de viajeros: Esaltazión está a favor de entregarle la información, dándose cuenta que de otra forma el haber venido a las ruinas habría sido en vano. Pero Wrenn está en contra de hacer cualquier tipo de trato con una celestial. Sin embargo la decisión final está en manos de Yardis.
El mago finalmente extiende su mano hacia la mujer y nota que una pequeña fracción de sus conocimientos desaparece. Satisfecha, Elina les cuenta su propia historia, y cómo está atada a la del Señor del Espejo y el Templo de Alaundo.
El Legado de Alaundo
Alaundo fue un respetado oráculo en Faerun, muchas personas de clase alta lo visitaban por la exactitud de sus predicciones. Sin embargo, los poderes que el hombre aseguraba tener, no eran suyos.
Alaundo reclutaba niños con talento en la magia como sus ayudantes, se ganaba su respeto y los criaba en su templo. Cuando cumplían cierta edad, les pedía que les dieran todos sus poderes más allá de la adivinación, los que guardaba en objetos que se transformaban en contenedores de esa magia. Elina tenía 12 años cuando accedió al trato. Creía en el poder de Alaundo y no cuestionó la petición. El hombre tomó sus poderes y los selló en el libro del loto.
Una vez que los niños estaban a su disposición, el afamado oráculo convertía a los ayudantes en esclavos, revelando la verdad: sus poderes eran un mentira, Alaundo utilizaba a los niños como adivinadores para engañar a sus clientes, prolongaba sus vidas por siglos para poder mantener su posición. Les impedía a sus esclavos saber o recordar el contenido de sus propias predicciones, y una vez que ya no le servían, los mataba.
Elina creció viendo morir a aquellos que habían crecido con ella.
A los 50 años, Elina se seguía viendo como una joven. Sentía que su vida carecía de sentido hasta que Alaundo reclutó a un nuevo adivino como su esclavo: Lenos, el kalashtar. Lenos y Elina pasaron 30 años juntos bajo las órdenes de su amo, pero jamás interactuaron demasiado. Lenos parecía tranquilo con su suerte, como si desde siempre hubiera sabido que lo encerrarían. A los 80 años, Elina trató de hablar por primera vez, y durante los siguientes 5, se enamoraron. Pero la mujer notó que en cuanto sus sentimientos por ella se intensificaron, él cambió:
"Elina, terminemos con esto y vivamos como mortales ."
"Me encantaría vivir aunque fuera un año de una vida normal contigo."
En ese momento, Lenos enterró un fragmento de metal en su corazón y ambos escucharon a Alaundo caer por las escaleras de su propio templo. El kalashtar confesó que lo tenía marcado desde el día en que había llegado y que podría haberlo matado cuando él hubiera querido. El alivio de Elina hizo que nada de esto le importara. Enterraron adecuadamente a cada uno de sus compañeros en una nueva área del templo, a la que ella se refiere como "El Templo de las Lágrimas".
La pareja inició una vida normal, pero no pasó demasiado tiempo antes de que Lenos revelara que ocultaba su verdadera identidad: el padre del hijo de Elina no era más que un avatar utilizado por algo más. Algo desconocido.
La mujer encerró a Lenos en la fortaleza de los goblins y se quedó con el espejo que sellaba su magia. Él hizo lo mismo, imposibilitándole a Elina salir de su cabaña y quedándose con el libro del loto.
Incluso después de que Lenos murió, el ser que lo habitaba sigue con vida, tal vez rondando Faerun en un nuevo avatar. La celestial admite no saber quién es en realidad ni qué es lo que quiere.
Habiendo escuchado la historia, la desconfianza del grupo diminuye en cierta medida. Wrenn se ve confundido. Yardis, por su parte, la interpela sobre el paradero del diario a lo que ella le responde que lo tiene un dragón, y que está en movimiento. Harisa se le acerca y le pregunta cómo se convirtió en una celestial, a lo que ella le dice que tomó esa forma tras la muerte de Alaundo, sin que fuera por decisión propia.
"¿Entonces eres como yo? " Le dice la tiefling.
"Sí, soy como tú."
Antes de terminar la conversación, Elina les da una última indicación: "Diríjanse a Caer Konig en la próxima luna creciente. Si no aparezco sigan el río hacia la montaña, hay un lugar que va a llamar su atención. Dejen ahí la calavera de Alaundo. Es la que tiene el mago en su poder."
Luego de asegurarse de que no les queda nada por hacer en las ruinas, Elina envía a la party de vuelta a la superficie, desde donde Elektra los ayuda a regresar a bordo del *Susurro Descuidado*.
Kraken
El grupo de aventureros saca sus conclusiones sobre la información que les dio Elina y se preparan para descansar. Elektra ha tomado control del timón junto a Gigio y Oz se le acerca para retomar su posición. Wrenn le pregunta a Harisa a qué se refería con que Elina era como ella. La Ranger le explica que ella misma no es una tiefling de nacimiento. Nació humana y la influencia del trato que sus padres hicieron con Zariel le dio su forma actual.
Su aliado parece sorprendido de el efecto que pueden tener los celestiales y demonios en los seres de Faerun, pero su reflexión se ve interrumpida por el llamado de Elektra, que señala una enorme sombra que los sigue desde la popa.
Harisa le pide a Wrenn que ilumine algunas de sus flechas y le dispara hasta que una pasa lo suficientemente cerca como para distinguir un tentáculo. El grupo se decide a enfrentar el peligro y Oz hace un giro cerrado para bloquear el paso de la criatura y dejarlo en el rango de las ballestas. Elektra y Harisa suben a las armas y el bardo da la orden de prepararlas para la batalla.
En ese momento emerge de la superficie la cabeza de un joven kraken, y ven el navío rodeado de tentáculos.
La party no está totalmente recuperada luego de la pelea submarina y los ataques del monstruo son devastadores, pero consiguen mantenerse a flote frente a las embestidas. Apenas obtiene una imagen clara del atacante, Yardis corre a buscar el libro de criaturas marinas de Wilma Tres Lenguas buscando debilidades. Le informa a los demás las inmunidades y debilidades de la criatura.
Mientras Harisa comienza el ataque con una de las ballestas, Elektra comienza a asistir a la tripulación para ayudarles a recuperar sus hechizos. Wrenn hace varios intentos de reducir la distancia con el Kraken, pero el enemigo pierde la paciencia y lo engulle.
Oz y Esaltazión se posicionan en la borda para alcanzarlo con sus ataques mágicos, pero se ven divididos en ayudar a sus compañeros a mantenerse en pié. Esaltazión prefiere comenzar a curar a sus compañeros.
Una vez que Yardis se reúne nuevamente con los demás, rocía al Kraken con ácido. El Kraken lo percibe como una nueva amenaza y se lo traga luego de dejarlo inconsciente. Wrenn hace lo posible por protegerlo aún dentro del estómago de la bestia.
Con la combinación de ataques de los aventureros en cubierta y los que están en el proceso de ser digeridos, la criatura se ve en aprietos y escupe al mago y al paladín para intentar escapar. Pero Oz lo intercepta con uno de sus hechizos, enviando su cadáver hacia el fondo del mar.
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