Gae Bolg Item in Rel | World Anvil
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Gae Bolg

La Lanza Maldita

Gae Bolg. Dos palabras, que invocaron el fin del gran imperio Yuan-ti, que alguna vez dominó todo Bor.   Este artefacto, una lanza completamente roja, inscrita en tinta negra con las frases del apocalispsis, fue alguna vez el arma preferida del Dios de la Guerra; Bane, el bélico. Forjada en los volcanes más profundos de Hades, su punta siempre llega a su objetivo, siempre atraviesa el corazón, y, se dice, llena las venas del afligido de raíces espinosas.    Fue creada antes de la Guerra Arcana, como contingencia, para asegurar la victoria de la guerra y el caos frente al panteón. Bane la guardó como un As en la manga hasta el último momento. La concibió con ayuda de los Príncipes Demonios, como preparativo. Quería crear un arma que pudiera destruir ejércitos, pero también sembrara destrucción, y llamara a la venganza, así el ciclo de odio se reproducía.    Se dice que robó de Primus una tuerca clave, pequeña como una uña, que aguantaba una de las grandes ruedas de Mécanus. Antes que los Modrons se den cuenta de nada, Bane desapareció, dejando caer la gran rueda al infinito del mar astral. Entonces, para formar la punta, tomó una de las garras de Tiamat, mientras esta estaba durmiendo.   Para el mango, con la ayuda de los Príncipes Demonios, arrancó una escama del cadáver de Irikq, la gran serpiente del mal. De este material formó un largo bastón que contendría las almas de los muertos, torturadas, esperando ser libres. Entonces, combinó las piezas, dándole a la lanza la destrucción de Tiamat y la precisión de Primus. Inscribió entonces el fatídico encantamiento, en tinta negra, sobre el mango.    Cuando estalló la Guerra Arcana, Bane no hizo más que observar, alimentándose del conflicto, volviéndose más poderoso que cualquier dios. Sus Ícaros cumplieron su función, asesinando a Ioun, la única suficientemente sabia como para llegar a un acuerdo entre Asmodeus y Paelor. Solo cuando Mystra descubrió la verdad, y el panteón se presentó en sus puertas, desveló su arma secreta.    Se dice que su primer lanzamiento fue el más terrible. Tal fue su potencia, que todo el plano de Hades se partió a la mitad. Nadie había visto nada parecido. Era el arma más poderosa jamás creada hasta ese momento, y solo con la fuerza combinada de todos los dioses se logró detener al Bélico.    Al morir, sonriente, susurró dos palabras: Gae Bolg. Su lanza brilló por un instante, antes de dejar escapar un golpe de energía tan fuerte, que destruyó para siempre el Elysium. De aquel caos se formaría en el futuro el plano material: Rel, el Feywild, el Shadowfell, los planos elementales.    Tal fue la destrucción, el odio creado por la lanza, que los dioses crearon una guardiana, un ser expresamente hecho para mantener a salvo este artefacto: Scathach, la eterna sentinela. Confeccionada de sangre y tierra, se dice que su belleza rivalizaba la de Elir, diosa del amor. Otros, más temerarios, se atrevían a decir que rivalizaba incluso la de Slaanesh, príncipe demonio del exceso.    Más bella que cualquier mortal (o dios, por ese criterio), su tarea fue la de deambular las nuevas tierras del Shadowfell, la tierra muerta, en posesión de la gran lanza maldita, donde calmaría las almas perdidas de la tierra de la oscuridad, defendiéndola contra el caos del Limbo y de los Príncipes Demonios.    Muchas leyendas hablan de Scathach. La Dama de la Noche, le decían. Su pelo, marrón rojizo, parecía montañas de sangre. Su atuendo, negro, era como la noche estrellada. Sus ojos, rojos, eran los del mismísimo Bane. Muchos héroes de antaño hicieron el trayecto hasta el peligroso Shadowfell tan solo para verla. Nunca se volvió a escuchar de ellos.    El tiempo pasó, y el Shadowfell nunca logró ser invadido por las fuerzas del caos. Para llegar a Rel, los príncipes tuvieron que crear portales desde el mismo abismo, porque las tierras de la oscuridad estaban siendo protegidas por la eterna sentinela.    Scathach, tan bella en aquella tierra muerta, nunca dudó de su deber. Cargando el poder de la Lanza Maldita, comprendía su maldición, aquella que Bane había susurrado antes de morir. Quien tenga el arma, carga con todos sus muertos, pero también con quien sea que desee poseerla: la única forma de ser dueño de Gae Bolg es asesinando a su último portador.    Ninguno volvió de su encuentro con Scathach. Ninguno, hasta Xoth, rey de reyes. El Arcano emprendió su viaje cuando todavía era joven, y se ausentó de Rel durante cien años para traer consigo la Lanza Maldita. Sabiendo que dentro del Shadowfell, el tiempo pasa siete veces más lento, esto llevaría a setecientos años de búsqueda para el legendario Xoth, Rey de Reyes.    Nadie sabe qué pasó allí, pero la realidad de la lanza solo deja una conclusión cierta: Scathach, la dama más bella que jamás existió, murió a las manos del Arcano. Se dice que, ayudado de Gae Bolg y otros artefactos legendarios, creó un arma aún más poderosa, que rivalizaría incluso la fuerza de un dios. Ea, la Espada de la Creación.   Hoy por hoy, no se sabe qué ocurrió con la legendaria lanza. Algunos dicen que fue perdida para siempre. Otros, que está mas cerca de lo que uno cree. La única realidad es que Scathach, la Sentinela Eterna del Shadowfell, cayó. Los demonios aprovecharon esto, sin duda. Las tierras de las sombras se volvieron un nido de monstruos imposibles, tanto como la avanzadilla de un cierto príncipe en particular, celoso de la belleza que nunca pudo conseguir...

Mechanics & Inner Workings

Gae Bolg, la Lanza Maldita, tiene varias mecánicas.    La primera, y más importante, es que la única forma de transferirla de un guerrero a otro, es la muerte. Además, absorbe las almas de quienes fueron asesinados por ella... tanto como quien la usó. Así, Bane se aseguró de que siempre habrá alguien buscándola, ya sea por poder, o, más comúnmente... por venganza.    La segunda, es su capacidad para la destrucción. La garra de Tiamat permite conjurar, con el nombre de la lanza, un ataque que puede aniquilar un Imperio. Este no tiene verdadero objetivo, sino que destruye lo que haya en su camino, sin discriminar.    La tercera, es su absoluta precisión. Se dice que gracias a la tuerca clave de Primus, al lanzarla, si uno susurra el verdadero nombre del objetivo, Gae Bolg siempre atravesará su corazón, no importa la distancia, no importa en qué plano de existencia se encuentre. Lo hace al cambiar la ley de causa y efecto. Normalmente, la causa sería lanzar el arma, y el efecto sería atravesar el corazón. Con Gae Bolg, se intercambian: la causa se vuelve atravesar el corazón, mientras que el efecto se vuelve lanzar el arma. Uno está inevitablemente destinado a morir: su corazón fue perforado al instante que la lanza emprende vuelo.
Muchos creen que los Yuan-ti se hundieron en el mar por sus propios errores. Pocos saben la verdadera historia: es este gran Imperio que descubrió, profundo en la tierra, la Lanza Maldita, y una figura extraña la tomó, liberando su poder destructivo sobre todo Bor. Así fue que nacieron los Dedos como uno los conoce hoy.
la Garra de Tiamat.jpg
Item type
Unique Artifact
Current Location
Current Holder
Owning Organization
Gae Bolg cover
La inscripción en tinta negra del mango de Gae Bolg es un encantamiento perdido ante el tiempo. Sin embargo, uno todavía puede leer, en abisal, el poema:
  "Libre nunca serás,   Cual cordero al matadero.   Dime, qué harás   Cuando la sangre manche tu cuero.   El precio de tu codicia,   Lo forjaste en la fragua.   Son tu hijo y tu hija,   Su sangre en el agua."

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