La Quema de Icaton y el Genocidio de los Tilesar Military Conflict in Rel | World Anvil
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La Quema de Icaton y el Genocidio de los Tilesar

El Fin justifican los Medios

Las huestes del conquistador ya habían subyugado la Tierra Libre de Virimil, del otro lado del gran Río Rhox para cuando enviaron mensajeros a los cinco Reinos del Norte. Arhammer, aliados de Tyr desde el principio, presionar a las islas menores a unírseles o perecer bajo el martillo de Vulcan y de los Dwindal. Líder de los enanos de las nieves era Grebar el Ciego, quien había aceptado el liderazgo de su primo, en Duregar, para representar a los Dwemer en el conflicto.   Los violines de la guerra retumbaron en Kut, Iorn, Sigil e Icaton. Se unieron, culturas adversas finalmente encontrando a un enemigo en común contra el cual medirse, pues de las armadas del Oeste nunca habían escuchado más que canciones. Negados a entregar su independencia, devolvieron a los mensajeros de Tyr descuartizados. Deberían ser tomados en serio.   Pues desde siempre, los pequeños pueblos se debatieron contra terribles autoridades que buscaban ahogarlos. Los enanos de la nieve, en Arhammer, habían subyugado a las razas de las islas durante muchos años cuando se asentaron allí, tarde, pues en Icaton, los Tilesar vivieron desde siempre. Las culturas de las cuatro islas son antiguas, y conocen de corazón la autoridad y la obligación. No estaban de acuerdo con plegarse de nuevo frente a conquistadores ajenos, del Continente.   Los Calashïte de Kut, aquellos hombres rojos nativos de las montañas, siempre amables y compasivos, fueron los primeros en medirse contra las fuerzas de Tyr. Por barco bajaron las huestes del Conquistador en la pequeña isla, y por más que se debatieran, los enanos de Arhammer junto con el apoyo de los Dwindal subyugaron al pueblo.   Con ello, los Reinos del Norte comprendieron que debían tomar la iniciativa antes de desaparecer. Icaton, la cultura más grande de todas, se negó rotundamente a una rendición prematura. Lucharían hasta la muerte, no se dejarían tomar como los Calashïte, que luego de una sola batalla tiraron las armas. Iorn y Sigil, un poco menos bravas, aceptaron luchar, pero aquello no fue más que la sentencia final de los Tilesar.   Fueron en su tiempo una particularidad genética, dentro de la raza Tiefling, que se separó de las huestes principales de los hombres-demonios para vivir en paz y tranquilidad en la isla más lejana, pues no podían compartir con los demás, pues eran cazados por sus cuernos. Se dice que el marfil de sus huesos, que muchos llaman marfil inmaculado, permite decantar las pociones más poderosas en la existencia, como la Felicis, la poción del destino dorado, o la Venger Valeris, el elixir de la juventud eterna.   Los alquimistas más poderosos del mundo buscan todavía hoy a los legendarios Tieflings Blancos, o los Tieflings de las nieves, pues es la forma más fácil de conseguir el marfil inmaculado. Por esta misma razón, perseguidos, formaron una cultura muy cerrada, y sobre todo, guerrera, pues no faltaban los cazarrecompensas que se infiltraban en las costas de la gran Icaton.   Por ello, nunca dejarían de luchar, ya que más que un territorio, defendían un modo de vida. Tyr, buscando continuar con su conquista en otras regiones, tomó una decisión terrible, pero necesaria. Un ejército compuesto por los guerreros de magma de Vulcan y los tronadores de Grebar, acompañados de huestes humanas y élficas, al mando del mismo Tyr, borrarían al pueblo de la historia.   Nadie se opone al progreso. Llegaron a la noche, debajo de un manto de estrellas, que opacaron con el humo de los Tilesar. Les arrancaron los cuernos de las cabezas, machacándolos para tener una gota siquiera de marfil inmaculado. Las fuerzas de Icaton, mismo si eran muy poderosas, eran diminutas en comparación con la máquina de guerra que era el Imperio Dwindaliano y la Triple Alianza.   No duraron ni una semana. El fuego de Icaton hizo que las demás islas aceptaran ser dominadas bajo el puño de hierro de Grebar el Ciego, en Arhammer. De los Tilesar, no se escucha mucho. Al volverse aún más raros que antes, ahora son sus cuerpos los que venden en el mercado negro. Un esclavo no puede ser más valioso que un Tiefling de las nieves; y cuando para de serte útil, su destino está sellado en una botella de vidrio.   Solo Paelor sabrá qué ocurrió con su alteza, la Princesa Qilena, heredera al Trono de Nieve de los Tilesar. Algunos dicen que Tyr le cortó la cabeza y la montó sobre su cama, para que aquellos ojos lo miraran siempre. Otros que la mató allí mismo, junto con su padre. Nadie tiene verdadera confirmación de dónde exactamente terminó el cadáver de la exquisita criatura. Quizá escapó para siempre. Quizá murió una terrible muerte.   En cuanto al famoso Espina Blanca... Bueno. Algunos creen que no es más que un mito. Quienes lo han visto, sin embargo, firmemente acervan lo contrario. No solo su piel y sus cuernos son albinos como la luna, sino que cada vez que se menciona Icaton, alguien muere. Su habilidad con la daga no es comparable a la de nadie, pues es más proficiente que cualquiera. Pocos saben sus verdaderos motivos, o si siquiera los tiene.   La larga vida de un Tilesar es quizá una maldición, pues tienen una excelente memoria. No olvidan. No perdonan. La mayoría de ellos vivieron la terrible Quema de Icaton. Se comenta de una pequeña comunidad escondida del mundo, guardando un poderoso artefacto que les provee protección de los ojos de los cazadores y mercenarios. Quizá es por esa razón que Espina Blanca se metió en esos negocios: para encontrar a quienes le buscaban por sus cuernos y su piel. Eso, sin embargo, habrá sido hace mucho tiempo, porque el espectro de medianoche todavía trabaja en la empresa del robo y la muerte.   De este refugio se teoriza, pues muchos desean encontrarlo. A penas preguntan por él, claro, se encuentran con una daga en la garganta, y un mensaje para cualquier otro que siga en sus pasos. "No te metas con la luna. Su brillo te cegará." O por lo menos eso dicen las malas lenguas.   Se habla también de una particular reliquia que se pasó de generación en generación en el pueblo de los Tilesar. Llevada por la Corona, en la familia Qilena, sería, en el caso de que exista, una larga daga, negra, con un pomo dorado y verde, robada de un antiguo campeón de un dios maligno por el primogénito de los Qilena, Varyzar, quien estableció Icaton. Luego de la Quema, sin embargo, pareció desaparecer. Muchos la buscan, pues se rumorea es la daga más poderosa del mundo.   Su descripción encaja con la de la legendaria Torok, Comillo de la Voraz Lolth. Si ese es el caso, explicaría el sin fin de conflictos entre los Tilesar y los Drow. Resulta que uno de los Reinos de los Elfos Subterráneos se encuentra debajo mismo de Icaton. Como muchos ya saben, hay cuatro, repartidos por todo el mundo, de los cuales solo Lago Helado subió a la superficie.   Los Tielfings de las Nieves siempre recuerdan. Odio y temor quema en sus almas. Pocos quedan, pero fuertes son, pues para sobrevivir tanto tiempo, no queda más. Muchos cayeron en esclavitud, y sus días están contados. Su muerte no será llorada por nadie, ya que sus cuernos siempre valdrán caro.   Será un trágico destino lo que los depara? Quedará esperanza para este oscuro capítulo de la historia? Ya nadie recuerda Icaton, pues el Imperio no hace hincapié en sus horribles crímenes.
El Fuego que todo lo quema, el fuego que todo lo destruye. Eventualmente, nos tomará a todos. Eventualmente, nos devorará a todos. Algunos solo necesitan un pequeño empujón.
Princesa Qilena, Diamante de Icaton.jpg
Conflict Type
War
Battlefield Type
Urban
Start Date
1234
Ending Date
1236
Conflict Result
La Ruina de la gran isla y civilización de Icaton.
Volvemos al Polvo.jpg
"Los Tilesar, aquella belleza inoportuna,   Siguen las estrellas, todas y cada una,   Brillantes en aquella celeste laguna,   Tyr los mató hasta en la cuna.   Toda fruta eventualmente madura,   Recuerden a quien lo sigue la fortuna.   Quien escudos dorados desayuna,   Su venganza llegará sin duda alguna.   Espina Albina, Espectro de la Duna,   Sus palabras aquella vez resonaron en la tribuna:   "No olvides mi nombre, Amante de la Luna,   Tu sangre será testamento de tu infortuna!"

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