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La Tragedia de los Nelan

O la Revolución del Rey Glorioso

Hablar del gran pueblo Nelan es como tocar la punta del témpano en lo que concierne la historia de los Teng.    Muchas civilizaciones se alzaron y se hundieron durante la Era de los Dioses, o la Consolidación. Se habla de antiguos pueblos, de reyes y reinas con cara animal, de héroes y de villanos nunca vistos. Entre la Guerra Arcana y la aparición del Imperio Teng, casi 20000 años pasaron.    En ese tiempo, las más notables civilizaciones incluyen a los Faldar en el Shadowfell, los Eldar en el Feywild, los Delreten en las profundidades del Limbo, los Dwemer de Dürinel, incluso los Khalastar en las Islas Flotantes de la Dimensión del Aire, o los Gith viajando por el Mar Astral. Muchos son considerados creaciones de los Dioses, nacidos por la voluntad del panteón. Otros, son Aasimar, nacidos a la imagen de los Titanes, pero no por voluntad de ellos. Otros, sin embargo, no tienen origen más que el Uroboros mismo.   Entre Devas y Mithrandirs, semi-dioses y Planetars, la historia siguió su curso.    Los Siete Reyes, las Siete Bestias, quienes crearon los primeros reinos a la par con los titanes, sucumbieron a tentaciones, y fueron destruidos. Se considera a este grupo amorfo no como una especie, sino como la primera civilización. Al ser únicos, reyes de increíbles y poderosos reinos, se les llama Deva. Quizá los Mithrandir fueron los más poderosos de entre ellos, pero no fueron los únicos. Al contrario, fueron elegidos de entre los Deva para guiarles. Pocos todavía recuerdan que no solo existieron los Siete, sino también cientos y cientos más que los pusieron en ese lugar. Y quizá, perdidos en una Vorágine, se esconden los últimos Deva, sirviendo al último Rey, esperando el fin.    Con el fracaso de los Mithrandir, con la muerte de Ioun, el Panteón comenzó a controlar el poder de los mortales, a limitarlo incluso, o a castigar a quienes ascendían. Así fue como los Khalastar fueron visitados por los Cuatro Jinetes del Apocalípsis, los Ícaros, o como los Illithid fueron diezmados y casi exterminados por la furia de Calgar, a través de los Gith. Difícil es construir algo a partir de nada.   Entonces, llegaron los Ylm.    Rechazando el poderío de los Titanes, se creyeron iguales, pues no fueron manifestados mediante los Xildur, sino mediante las Serpientes mismas. Eran el corazón naciente del Uroboros, y traían consigo la nueva Era. De entre ellos, el más poderoso, Ecthelion, desafió incluso a los Dioses, venció a los Ícaros y trajo la luz al mundo luego de enfrentarse a la terrible Lolth. Es entonces, y solo entonces, que el panteón decidió dejarles.    Rel, la tierra del medio, el plano material. Todo se volvió parte de los grandes Ylm, mortales más allá de Dioses.    Muchos creen que los Nelan son descendientes de esta legendaria civilización, pero aquello no es verdad. Se desarrollaron dentro de Rel, nacidos allí bajo la luz del Sol que Ecthelion liberó de las profundidades. Se expandieron, coexistiendo con los Ylm durante poco tiempo, hasta que la raza antigua desapareció. Mismo si eran dioses entre los Nelan, la muerte de Ecthelion les hizo jurar a todos que los Ylm morirían con su líder, y, poco a poco, dejaron a las nuevas razas el lugar, como el ciclo del Uroboros siempre buscó.    Nunca antes vio Rel una expansión tan rápida como la de los Nelan. Colonizando y fragmentándose, terminaron divididos en facciones, en clanes, en países. Pocos lo consideraron armónico, pero las diferentes ramas de los Nelan, cada cual con diferentes objetivos y razones, con diferentes nomenclaturas y tradiciones, lograron consolidarse en el primer gran Imperio, conocido como Atlantis, en honor a Atlas, el primer primordial.    Todas las ramas llegaron a la armonía, excepto una. Pues el clan conocido como los Teng, llevados por Kolivan el Opulento, entraron en guerra contra sus vecinos. Es poco claro la razón del conflicto, pero la coalición de Atlantis los castigó, matando a Kolivan y forzando al pueblo Teng a vivir en exilio, en una colonia conocida como Sumeria.    Años llevaron a décadas, y luego a siglos. Los Nelan continuaron su expansión, y los Teng se mantuvieron en linea, hasta que su momento llegó.   Corrupción y malestar se apoderaron del consejo de Atlantis. Difícil es manejar una república. Fue el Rey Glorioso, Ozymandias, nombrado Kon (o Emperador) en secreto dentro de la isla de Sumeria, que se infiltró en la corte de los Nelan, y tomó el control militar. En una gran revolución, los Teng erradicaron a todas las otras ramas y culturas, incorporándolas en las suyas, exceptuando a los Atlánticos, nativos de la capital, a quienes ejecutó sin piedad.    Así, los Nelan desaparecieron en la historia, reemplazados por los Teng, quienes, con la ayuda de Mystra, tomaron control de la magia arcana, y trajeron una paz duradera al caos de Rel, incorporando incluso a diferentes razas al Imperio, algo que los Nelan nunca habían logrado. Los Dwemer se volvieron sus herreros, los Drow sus milicias.    Ya pocos recuerdan la raíz de los Teng, que trajeron la Era de la Magia a Rel, pero fueron atroces las acciones tomadas en nombre de la libertad. Inocentes fueron esclavizados y torturados, colonizados tal como los Teng en Sumeria (más tarde, la ciudad flotante de Babilonia). Y mismo si la aristocracia de los Nelan en Atlantis fue opresiva para quienes no vivían en la capital, una retaliación tan brutal como la del Rey Glorioso no era necesaria para cambiar el sistema.    Se habla de una princesa, destinada al mayor poder, al Trono de Atlantis. Se habla de como traería cambio, verdadero cambio, como terminaría con la tiranía y la oligarquía. Escondía en su mano la técnica para luchar contra el cielo, la herejía del Daishinkan, aquel filo rojo. No pudo ser, sin embargo, pues al levantarse el Kon, la colgaron junto con su familia. Y nunca más nadie habló de ella, declarando su estilo una blasfemia, perdido ante el tiempo.   Sin embargo, un régimen no puede surgir mientras otro todavía está en pie. Y el ciclo continua.

Culture

Culture and cultural heritage

Los Nelan son considerados como la primera civilización de Rel, nacida del plano material bajo el sol que Ecthelion trajo a la superficie. Nelan, en sus raíces primordiales, significa "del Sol". Los Teng, en cuanto a ellos, intentaron distanciarse de sus raíces, pues se consideran intrínsecamente diferentes, dotados de Magia Arcana por la fuerza de Mystra.

Shared customary codes and values

Siguiendo las tradiciones de los Ylm, y particularmente de Ecthelion, rechazaron a los Dioses, pues ellos mismos fueron quienes destruyeron a tantas civilizaciones previas. Fueron los Teng quienes trajeron la religión al mundo, acólitos de Mystra, quien les dio los medios de luchar contra sus opresores y tomar control de Rel.
Es mi propio filo, mi forma de luchar. Daishinkan, Un Corte, pues mi determinación brilla en el eclipse del alma, y no seré vencida por tu patético estilo divino. Nunca un Nelan se arrodilló frente a un titán. 
"Todo quien compartía la sangre del Tirano Allurian debía ser ejecutado. La linea del terrible rey sería cortada, pues sus crímenes contra los Teng eran demasiados como para contar. Intenté disuadirle, intenté que perdone la vida de los niños. Era solo niños. Podía exiliarlos. Podía llevarles lo más lejos posible, a las franjas del universo incluso. Nunca les vería de nuevo. Quizá eran los séptimos, o los octavos en la línea de sucesión. Mi tío y sus dos hijas.    Culpables por nacer. Culpables por vivir.    Tuve que mirar como las estrangulaban. No tenían más que diez y quince años. Una daga al corazón hubiese sido demasiado piadoso, además de manchar la nueva alfombra. En cuanto a mí, más culpable que cualquiera, me perdonaron. Quizá como castigo. Quizá para que sea testigo de como el mundo se olvidaba de mí, de mi padre, de mis hermanos.    Quizá por mi determinación.    Me colgaron del cuello durante siete días y siete noches, junto con toda mi familia. Aquello no me mató, pues mucho más se necesita para apagar las llamas de Anor, todavía corriendo en mis venas. Presencié el mundo siendo destruido y reconstruido a la imagen de mi nuevo Rey.    Y ahora cuido de su hijo. No por virtud, pero por deber. Juré servir a mi nuevo Rey. Juré apegarme a sus más contradictorias órdenes. Pues mismo si mi civilización fue borrada, mientras mantenga el honor que nos hacía Nelan, mantendré viva mi cultura. Y cuando Ozymandias caiga, caeré con él. Por mucho que lo odio, debo mantener mi promesa.

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