Los Pacificadores de hidra

Imagen de portada por Svetlin Velinov. Las imagenes son propiedad de Wizard of the Coast.

Hace mucho tiempo, antes de que ocurriera el Cataclismo. En las tierras del sur de Solamnia, los dragones asolaron las montañas Kayolin en su camino hacia Palanthas en el norte. En el pueblo de Sombracuervo, una hidra conocida como Varstil, esbirro de los dragones, fué enviado a asolar aquel lugar. Muchos soldados le hicieron frente a aquel engendro con sangre de dragón pero no hacían más que fortalecer aquella criatura pues con cada herida mortal, nuevas cabezas surgían.

La leyenda cuenta como entre los lugareños surgió una mujer llamada Farah. Los relatos recogidos en las bibliotecas de Palanthas la describen como una mujer bella de edad media, con la piel bronceada por el sol y una larga cabellera recogida en una cola color negro como la noche. Farah fué entre los último del lugar en hacer frente a Varstil y sus interminables cabezas. Todos se quedaron asombrados cuando la embelesante danza de la mujer hacía guiar a todas las cabezas de la hidra a la vez, produciendo una hermosa armonía donde antes había caos. Con una gracia inhumana la mujer esquivaba las cabezas de afilados dientes. Con cada golpe que daba al monstruo la criatura rugía con dolor. Poco a poco fue debilitándola pero en un último estertor Varstil se abalanzó con todo hacia Farah. Pillandola por sorpresa solo le quedó un último recurso a Farah, sus puños brillaron con un aura grisácea y con un golpe en seco a la cabeza principal de Vastil ambos se empezaron a convertir en roca.

Nadie olvidó jamas aquel acto de altruismo por parte de una extranjera de las tierras del este. Muchos piensan que era una seguidora de Majere que había sido enviada a ayudar al pueblo de Sombracuervo pero jamás se supo. Sin embargo con los años muchos se vieron atraidos por las leyendas que surgieron de aquel acto. Incluso hubo quien siguió sus mismos pasos. Y así fué como surgió la escuela monástica de "Los pacificadores de Hidra". Un grupo de monjes ascetas que expanden la voluntad de su heroína. Donde quedaron las figuras petrificadas de Farah y Varstil ahora se erige un templo donde algunos rinden culto. Muchos encuentran filosófico esta fábula pues encuentran el equilibrio en la coordinación, un símil a la danza de Fahra con las cabezas de la hidra, de como el caos se transforma en orden y perfección.

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Actualmente el regente de la orden es Sifu, un monje sabio fiel a Majere y a los principios de Farah. Sifu está bastante agradecido de como la orden a mejorado con los años, sin embargo recientemente siente cierta tristeza pues los dragones cromáticos han vuelto provocando el odio y el dolor. Han llegado muchos supervivientes y sobre todo niños huérfanos de distintos lugares de Solamnia, incluso de regiones más lejanas. Sifu empezó a cuidar a un grupo de jóvenes a los cuales aprecia mucho, ya que lo sve como sus hijos. Sifu espera que logren encontrar la paz allí con el y no el odio que pueda generar los tiempos actuales.