Relatos de Arvid Stig. 05
Rescate y Sabotaje
Buenas noches mi maravilloso público.
Hoy tengo el placer de contarles uno de los gestos más heroicos, épicos y documentados de los últimos tiempos.
Déjenme que les ponga en situación, principalmente para los que han tenido la suerte de no ver de cerca las atrocidades y herejías que pueden llegar a realizar las fuerzas del caos.
Como ya les conté, las fuerzas del Caos habían avanzado hasta Petragrad, pero este no fue el único sitio. Otro grupo había avanzado por el este. Habían arrasado varias aldeas y ciudades menores. Yo tuve la suerte o la desgracia de ser capturado como muchos otros. He de deciros que fue lo peor sin duda alguna que me pasó en la vida. Pero Ranald sonríe a aquellos que se dejan llevar por el destino y eso me permitió ver de cerca y conocer en persona a nuestros héroes.
Fijaos como de precaria era la situación que hasta el mismísimo Makarov perdió y fue capturado junto a sus hombres más leales. Tristemente, mi primo también fue capturado, al menos estábamos juntos. Fue aquí donde me habló por primera vez de nuestros héroes y como sucede en las grandes leyendas, respondieron a su llamada.
Pues mientras nuestro grupo favorito volvía hacia la capital se enteraron de la situación y todavía agotados por salvar a la gente de Petragrad, tras dejar a los que aun quedaban con ellos en un sitio seguro, se aventuraron al norte. Ellos solos contra todo el ejército del Caos.
Sí, veo caras que asienten, muchos ya conocen esta historia. ¿¡Y CÓMO NO CONOCERLA!?
Éramos por lo menos tres mil quinientas personas capturadas, afinadas en una hilera de carrozas tan larga como la cola de un dragón, escoltada por los más grandes guerreros del caos con los que contaban.
La situación era aterradora y no había manera de salvarnos metiéndose ocho personas en el campamento enemigo de frente, así que idearon un plan.
Un plan magnífico.
Jajajaja, la verdad que cuando lo pienso me parece tan brillante que me entra la risa. Simple y brillante.
Dejadme que os lo cuente con detalle.
Cerca, pero no demasiado, del campamento, los hechiceros del Caos estaban preparando el ritual para el sacrificio de los rehenes. Los magos se dieron cuenta de que aun faltaban varios días para completarlo y decidieron prepararse.
Prepararon una emboscada cerca del río que tendrían que cruzar los carros con los capturados. Pero este plan en si mismo hubiera sido un suicido, porque, claro está, la mayor parte del ejército del caos iba a escoltar los carros para asegurar el ritual.
Pero de lo que estos idiotas no se habían dado cuenta, era de que un pequeño Waaagh estaba en las cercanías.
Un Waaagh al que dirigieron hacia el campamento del Caos cuando ya habían salido los carros.
Que ¿Cómo se dirige a un Waaagh? Pues os sorprendería lo estúpidos que pueden llegar a ser los pieles verdes. Con un par de “Kozaz Brillantez” puedes hacer que se peleen entre ellos o que ataquen campamentos enemigos.
Cuando los orcos atacaron el campamento del Caos la mayor parte de las fuerzas tuvieron que darse la vuelta para no ser arrasados por completo. Los gritos de los orcos se podían oír a kilómetros de distancia, estaban ganando terreno a las fuerzas del Caos y nosotros sin saber qué era lo que estaba pasando en realidad fue como un placer agridulce, al imaginarse a nuestros captores sufriendo por estos enemigos de todo lo que construye. Mientras los defensores luchaban con desesperación los carros avanzaron, pues no podían detenerse, se acercaba el momento del ritual y el sacrificio era necesario. Tiemblo solo de pensar qué hubiera pasado…
En fin.
Una vez las fuerzas se hubieron reducido nuestra macabra procesión llegó a la emboscada.
Todos habéis oído ya las historias, sí, pero yo pude verlo con mis propios ojos, y que me parta un rayo si lo que digo ahora es mentira.
Los suelos se abrieron tragándose a la avanzadilla, surgió fuego por todas partes, engullendo a nuestros captores, la sangre corrupta salpicaba por todas partes, estábamos demasiado debilitados para poder ayudarles, pero no les hizo falta ninguna ayuda. En medio de todo ese Caos estaban nuestros héroes.
Fueron un foco de luz y esperanza cuando creíamos todo perdido, nuestros cuerpos y almas iban a ser entregadas a un asqueroso ritual del Caos, ni los dioses iban a poder cuidar de nuestras almas. Todos lo sabíamos, bueno, aquellos que todavía seguíamos vivos, que no éramos todos como podéis imaginar.
Pero ellos nos sacaron de allí, en el último momento, sus voces retumbaban y nos llenaban de energía.
En apenas diez días habían salvado a tanta gente de maneras tan épicas que su leyenda se extendió más rápido que la pólvora.
Viendo cómo se introducían en el territorio del Caos para atacarles donde más les dolía y vengar a aquellos que no podían ser salvados les bauticé como los “Portadores de Talión”. Un grupo que acomete semejantes hazañas precisa de un nombre y tengo el honor de ser quién se lo dio y quién más se ha documentado sobre ellos.
Volviendo al tema, el combate acabó con una victoria aplastante de nuestros héroes. Nada podía superar el ingenio de ese grupo.
Makarov y sus hombres, mi primo incluido, claro está; cogieron las armas que habían quedado tras el combate y nos escoltaron al resto de civiles a un lugar seguro.
Mientras, nuestro grupo de héroes se dirigió a la zona del ritual, de nada serviría salvarnos si capturaban a otra gente para usarles como sacrificio. Así que fueron a interrumpirlo.
No podía marcharme sin más, necesitaba ver qué hacían, al principio yo tampoco me creía las historias de mi primo, así que con las pocas fuerzas que me quedaban, les seguí, arrastrándome para no llamar la atención. Cuando llegamos al sitio puedo aseguraros que había, por lo menos, una docena de hechiceros realizando el ritual. Pero los magos, dirigidos por el elfo, interfirieron en los vientos del caos. Iniciaron un propio ritual de contra hechizo. Una guerra de voluntades mientras los guerreros luchaban por proteger a los magos. Dos combates de este calibre seguidos no son moco de pavo, apenas consiguieron salir con vida de esa situación.
Pero lo consiguieron. Con la feroz defensa de los enanos y el Morrita y el apoyo de la ingeniera, los tres hechiceros pudieron provocar una reacción en cadena en el ritual, haciendo que explotaran las fuerzas del caos.
Una explosión que sintieron los refugiados que habían huido y estaban ya a varios kilómetros de distancia.
Contaban que donde antaño estuvieron los hechiceros del Caos ahora no queda más que una zona ennegrecida donde ni crece la hierba ni se posa la nieve…
Pero eso no es lo importante de la historia.
Lo importante es lo que consiguieron evitar y todas las vidas que salvaron. ME salvaron.
Y que ya grabaron su destino como héroes.
No volverían a pasar desapercibidos, pues estaban en boca de todo el mundo.
Los portadores de Talión.
Cuando llegamos a Kislev empecé a contar a todo el mundo las cosas que había visto. Nadie me creía al principio, hasta que miles de personas empezaron a contar las mismas historias…
Ha sido un placer acompañarlos esta noche, mañana habrá más, para aquellos que quieran saber.
Buenas noches y muchas gracias.
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