Relatos de Arvid Stig. 07
Retirada de Pinsk
Buenas noches mi atestado público.
Sé que muchos han venido esperando escuchar la historia de la caída de Kislev, pero hoy no será esa historia.
Algo ocurrió antes de ese trágico día.
Algo que habría sido mucho peor de no haber estado nuestros héroes.
¡UN BRINDIS POR LOS PORTADORES DE TALIÓN!
Pues yo me encontraba en Kislev en ese momento, la gente empacaba sus cosas e intentaba huir, las noticias del avance del ejército del Caos habían llegado ya al mismísimo Altdorft. Pero, ¿dónde huyes cuando estás en mitad de la nieve? Consideramos que la mejor opción era quedarse en la capital de hielo, craso error consideraréis, y para muchos lo fue, pero no para mi.
Yo estaba haciendo mi parte, como todo el mundo, se prepararon barricadas, se fortalecieron las murallas y las puertas, todo el mundo afilaba sus armas e intentaba ayudar en todo lo posible.
Y aquí es donde me arrepiento de haber ayudado tanto.
Llegó tarde a mis oídos que mis héroes, nuestros héroes, habían vuelto a Kislev.
Pero tan rápido como habían llegado, volvieron a desaparecer.
No fue hasta varios días después que volvimos a verlos, añadiendo una historia más a su leyenda andante.
Pues veréis.
Ante el avance del frente de batalla el grandioso Makarov cogió a sus más leales combatientes, sí, veo caras que preguntan, tengo el honor de tener un primo que fue escogido; pues fueron a asegurar la retirada del ejercito y de los civiles de Pinsk.
Era una misión suicida, yo de hecho, me despedí de mi primo esperando no volver a verle más.
Pero gracias a los dioses que ellos llegaron para ayudar.
Pues según cuentan los hombres de Makarov, tras asegurar una zona para evacuar a toda la gente que quedaba en la ciudad fueron asaltados y se replegaron al templo de Ursa. La mayoría del grupo cayó gravemente herida, mi primo entre ellos.
Estaban en una situación totalmente precaria, no quedaban más salidas posibles, estaban rodeados y solo los fuertes muros del templo les daban cobijo.
Pero las fuerzas del Caos habían traído un gran cañón y lo disparaban sin cesar contra el templo. El ruido atronador era capaz de hacer temblar hasta el alma de los muertos.
La artillería del Caos está, de verdad, sacada de las mismísimas pesadillas de los dioses.
Pues en esta situación se encontraban cuando de repente un mago se materializó en medio.
Los que estaban de guardia le dispararon presas del pánico pero las balas le atravesaron sin provocarle daño ninguno, parecía un fantasma, una ilusión, el mago levantó una mano envuelta en sombras. Los soldados desesperados desenfundaron sus espadas listos para morir en combate.
Pero él solamente señaló a la puerta por la que entraban los enanos seguidos del resto del grupo.
Muchos de los que estaban allí les reconocieron, tanto por la batalla durante la lluvia de meteoritos como por el rescate durante el ritual.
La esperanza volvió al batallón.
Lo primero que hicieron fue tratar a los heridos, habían traído suministros médicos y provisiones para todos.
Una vez que la mayoría pudieron andar improvisaron unas camillas para llevarlos a todos. No iban a permitir que nadie se quedara atrás. Menos mal, porque si no mi primo…
Pues cuando estuvieron todos listos para escapar el enano en su brillante armadura se dispuso a servir de cebo para que el resto llegaran a la ruta que habían asegurado.
Makarov permaneció junto al enano y entre los dos consiguieron distraerles el tiempo suficiente como para que pudieran escapar.
Fue una victoria pírrica, la verdad sea dicha, pero fue un gran grupo de valientes el que consiguieron rescatar, un grupo que, como todos sabéis, ha cambiado el ritmo de muchas batallas desde entonces.
La leyenda de los “Portadores de Talión” seguía creciendo y su valentía inspiraba al resto a esforzarse más y mejor en su lucha contra el Caos.
En el camino de vuelta tuvieron que sortear incontables avanzadillas del Caos. No estaban en condiciones de luchar, tenían demasiados heridos y el carro no podía llevar a ninguno más. Tenían que reservar fuerzas para la defensa de Kislev.
Fue una bendición que la fusilera que los acompañaba en realidad fuera una ingeniera del imperio, me dijeron que fue capaz de esquivar a todos los enemigos sin llamar la atención de ninguno de ellos. Conocía como mover gran maquinaria de manera efectiva. De hecho, era tan estable que permitió que un espíritu del bosque invocado por el mago pudiera ejercer su magia curadora sin parar durante los 5 días que duró el trayecto. La mitad de los que salieron en el carromato entraron en Kislev caminando y preparados para la lucha.
Menos mal que los exploradores los vieron a lo lejos y avisaron de la llegada de nuestros héroes y el batallón de Makarov a las murallas, porque según entraron ellos por la puerta la cerraron a cal y canto.
Y el asedio comenzó.
Pero eso será la historia de mañana.
Muchas gracias a todos por compartir esta fantástica velada con nosotros.
Espero veros mañana igual de ávidos por saber de los “Portadores de Talión” y de sus increíbles pero ciertas aventuras.
¡Buenas noches y hasta mañana!
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