Relatos de Arvid Stig. 10
Rescate en Ravensbrük
Buenas noches. Sí, soy yo, pero hoy me toca descanso, que llevo una semana seguida, jajaja.
Gracias, gracias, sé que son interesantes, pero yo sólo soy un humano normal y corriente, jajaja. Necesito descan…
Ok, Ok, de acuerdo. Pero el de hoy será cortito, ya mañana empezaremos con otra de las grandes aventuras…
¡QUERIDO PÚBLICO! Gracias por todas estas muestras de amor, cariño y ¡monedas!
JAJAJAJA
Lo que os voy a contar, puede o no que esté relacionado con los Portadores de Talión, ya sabéis mi opinión, jajaja, pero quiero escuchar las vuestras.
Pues varias semanas después de la caída de Kislev, un pequeño pueblo a la orilla norte del Río Talabec, sí, de esos que están metidos en el bosque. Pues este pueblo, Ravensbrük, fue atacado por un grupo de pieles verdes.
La milicia cayó sin oponer una verdadera resistencia, nadie los oyó venir, a los que lucharon se los comieron, a los que no les encerraron en jaulas, crearon una pira gigante en la plaza del pueblo y quemaron todas las reliquias de los dioses.
La desesperación y el miedo se apoderó de todos, nadie había conseguido escapar, les habían rodeado como si de una partida de caza se tratara y el pueblo fuera la presa. Todo el pueblo.
Llevaban así varios días cuando de repente escucharon una explosión, seguida de gritos y sonidos de lucha en la linde del pueblo.
Los pieles verdes empezaron a ir hacia allí como si fueran un enjambre. Su sangre empezó a fluir calle abajo. Los goblins, los más avispados de esa salvaje raza empezaban a estar inquietos, los más listos desaparecieron en dirección contraria, se olían lo que estaba pasando.
Entonces los orcos de la última fila salieron volando por los aires mientras eran trinchados por hachas enanas. Un sigmarita encabezaba la lucha contra los enemigos de su dios y aplastaba con su martillo a todos aquellos que ponían en peligro a las buenas gentes del Imperio.
La lucha fue encarnizada y el grupo de aventureros ganó por los pelos. Se acercaban para liberar a los aldeanos cuando se escuchó un disparo en la lejanía y uno de ellos cayó al suelo sujetándose el brazo.
Les habían disparado.
Se escondieron en uno de los edificios para evitar más disparos, pero los aldeanos estaban en mitad de la plaza, encerrados en jaulas.
Entonces, una de las mujeres que les acompañaba, salió del edificio en el que se habían escondido y avanzó por debajo de carros y cubriéndose entre escombros y resto de cadáveres. Recibió otro disparo cuando estaba abriendo una de las jaulas.
Pero los aldeanos ya estaban libres y se liberaron unos a otros y todo el mundo se dispersó presa del pánico en el bosque.
Hablé con varios de ellos, pero ninguno pudo identificar al grupo. Las fechas coinciden, pero también estaría bien que hubiera más grupos como ellos, ¿Verdad?
¿Alguien sabe quienes eran? ¿Alguien los puede identificar?
Decidme vuestra opinión y otras historias que sepáis.
Esto es todo por hoy, mañana empezarán nuevos misterios y aventuras…
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