Sesión: Se fue por la ventana
General Summary
Balada de un tormento amoroso
Después de enviar el cuervo con la roca de hablar lejos, el arlequín
Calum Faedan trató de concentrarse en asuntos más presentes. La mañana del 21 de Rethe en el solsticio de Invierno lo encuentra con la primera nevada de la estación y al grupo de aventureros ya charlando sus próximos movimientos. Pero no fue el viento frío de la temporada que recién comienza ni el murmullo vehemente que despierta al artista de circo, sino un pequeño ruido en su pecho y una vibración que le eleva las pulsaciones al ponerselo en la oreja. Una voz cuyo timbre le trajo tranquilidad desde la primera vez que la escuchó impartiendo órdenes y planeando estrategias.
Merla Brownback, hija de un posadero de
Grimvale y miembro del
Gremio de Ladinos proyectaba su timbre agudo pero tranquilizadora mediante la piedra mágica. Las emociones del semielfo pasaron de candidas a sorprendidas a desesperadas por lo que su amada tenía que decir. Esa mañana, cuando su
barco aéreo se acercó a la colina de Sokeby, su cama se infló con un humo negro violáceo y apropiándose de un equino emprendió un viaje a toda prisa hacia la ciudad dorada a los brazos de su prometida, si es que podría encontrarla...
Una negociación exprés
A bordo del Cithara
Varis Themoria discute la oferta de la alcaldesa de iniciar conversaciones, él desea ir solo por tener mayores oportunidades para escapar si las cosas se ponen densas, aunque sus verdaderas intenciones no fueron reveladas en esa conversación. Tal vez alimentado por su relación directa de su familia, sus ansias de cerrar esta situación hacen que el recluido rogue se enfurezca.
El barco desciende sobre un explanada cercana al castillo y de ahí la capa oscura de Varis se ve descolgarse de una cuerda. Al acercarse a la construcción, el semielfo siente las miras de las ballestas que están sobre el. Dos guardias lo esperan en la puerta y se le suma un tercero que lo acompaña por la almenara del castillo hacia una de las torres esquineras donde sube unos pisos por una escalera caracol que lo lleva a una lujosa oficina con bibliotecas de libros a la redonda de la circular torre. La habitación está fastuosamente decorada y las múltiples ventanas tienen cortinas, una de las cuales lleva a un balcón en donde se vió previamente a la mandataria dar sus discursos a la muchedumbre.
Al recibirlo atrás de su escritorio
Dasyra Luncan se reclina y le da la bienvenida pero no demora en solicitar información sobre el porqué del "secuestro" de la reina. Varis despotrica contra la tradición de sacrificar a una joven al año "para sus monstruos". La gobernadora relativiza la situación alegando la prosperidad de
Sokeby y menciona la voluntad de las niñas de decidir sobre su propia vida.
Varis golpea contra el escritorio visiblemente alterado, y acusa a la elfa de cobarde al no abandonar el pueblo cuando fue invadida por los ahogados. El aventurero menciona un nuevo castigo de los dioses por la avaricia y codicia de los elfos, a costa de sus hijos, a quienes no parecen importarles. Habla también de su propia hija
Eliyen Luncan al recordar la conversación de
la capitana con la niña elfa en el manantial. Al hablar sobre la niña Dasyra se tensa y comienza a hablar sobre la familia de Varis y de cómo su tio
Sanam Yelric había visitado sus aposentos repetidas veces. Varis asqueado se desata contra la raza élfica y de cómo él toda su vida trató de ser aceptado por las castas de Ifndell, pero que donde va, ve decadencia y degeneración.
Su espada se desenfunda y salta sobre el escritorio, los soldados que ya estaban apuntando contra el disparan sin mediar, pero el aventurero ya previó eso y su movimiento esquiva uno de los virotes y el otro solamente roza su armadura. Al darse vuelta la mandataria desaparece ante sus ojos, tal vez nunca estuvo allí. Varis toma el garfio de pesca y sale apresurado contra una ventana angosta que estaba al costado. Su agilidad le permite engancharse de la ventana pero al tensarse de la cuerda se dió un golpe importante contra la pared del castillo. Sin mediar en sus heridas el semielfo salió corriendo a la esquiva de flechas y virotes hasta que se refugió en los árboles que se encuentra en la base de la loma que preside al pueblo de Sokeby.
Varis se sube al más alto de los árboles del soto que se encuentra hacia el Norte del poblado, para recibir la visita del búho de
Velaq con el cual el bibliotecario había estado sobrevolando el área. La línea de cuerda no tarda en llegar y no pasa mucho tiempo para que Varis vuelva al barco volador.
Larissa llama a las negociaciones como concluidas y propone quemar todo el castillo, mientras cura al golpeado pícaro.
Un rescate atropellado
Mientras esperan que se acerque la hora del ritual, Tiao y Larissa bajan a la granja de los Themoria a rescatar a la familia de la turba iracunda que la acecha y que cada vez más se impacienta porque le devuelvan a la reina "legítimamente elegida".
La tiefling se disfraza con su invisibilidad y se mueve furtivamente mientras la capitana camina tranquila hacia la puerta, abucheada por los pueblerinos ya que su barco provocó heridas y quemaduras a algunos de sus miembros. Al aparecerse entre la multitud Larissa provoca un estruendo que golpea contra la muchedumbre y consigue dispersarla a costa de algunos golpes y moretones que sus ciudadanos reciben al huir asustados.
No pasa mucho tiempo cuando
Blanco baja con una camilla para subir a un enfermo
Sanam en conjunto con el resto de la familia que toma refugio en el barco aéreo. La vista de Varis al ver pasar la camilla se llena de rencor.
Altalas se mueve a curarlo de inmediato mientras Larissa habla con Varis reclamándole que fue una desconocida que tuvo que rescatar a su familia.
Un ritual que termina mal
Después de hablar con los Themoria, se preparan para el ritual y ven desde las alturas como una procesión inicia en el árbol "hirilorn" del pueblo llevando a la hija de la alcaldesa en el trono de la reina. Al conversar esto con la capitana,
Tiao aprieta el puño hasta el punto de que unas gotas de sangre caen cuando
Eliyen es mencionada. La muchedumbre se dirige a una zona en la costa preparada con braseros para la llegada del ritual de sacrificio.
El equipo se despliega aprovechando la oscuridad en zonas aledañas para pasar desapercibido por más que el barco volador pueda ser visto entre las nubes de la noche de invierno. Varis y Larissa se mueven sigilosamente para acercarse al pequeño risco que hay antes de la playa, explanada donde se llevará a cabo el sacrificio. La muchedumbre camina lentamente hacia el lugar cantando villancicos de prosperidad y devoción a su nueva reina que viaja sentada en el trono a hombros de aldeanos, pero que oculta bajo sus vestiduras blancas, una cuerda que no permite que escape.
El ritual comienza con la alcaldesa dirigiéndose a su pueblo para responder al secuestro de la reina electa, sacrificar a
Umbraella de su propia sangre, ante la ovación de la muchedumbre. De repente un grito de una voz infernal se escucha entre la muchedumbre y silencia a la situación. Varis se desliza bajando la pared natural mientras que el Cithara toma la señal para lanzar barriles contra la playa en la zona del altar al que se dirigía la comitiva para ofrecer el sacrificio. El fuego se esparce en la arena y la piedra e ilumina un número importante de cabezas que asoman en el agua.
La multitud huye ante la batalla que se desata y Varis comienza su acometida contra los guardias que sujetan a
Eliyen y la acompañan al altar. La alcaldesa avanza sobre la explanada y comienza a conjurar hechizos y encantamientos. La trovadora comienza con improperios que confunden a dos de los guardias pero pronto se ve afectada por los rayos dañinos que comienza a expeler Dasyra, mostrando su naturaleza de hechicería. Varis arremete contra la gobernadora con una de sus flechas para verla ser absorbida por un círculo blanco de energía que la hace desaparecer sin daño aparente para la hechicera.
Bajando por la pendiente en un corcel espectral, el bibliotecario llega hasta Eliyen, habría estado viendo la situación y se acerca a toda velocidad apuntando con su dedo y lanzando llamaradas antes de continuar su cabalgata. Al pasar al lado de Varis le grita que él se encarga de Eliyen. Larissa a su vez comienza a gritarle para convencer a la alcaldesa, estando muy débil ella misma, sobre la adversidad de ese enfrentamiento. Ella se aleja como asustada pero comienza un grito que retumba en toda la zona:
He aquí su ferviente servidora, han de venir y tomar al sacrificio que es suyo.
Ante el grito de
"Es ahora o Nunca!!" el semielfo se abalanza a defender a Larissa con un flechazo pero se mueve hacia la costa de la playa para encontrarse con una escena encendida. El fuego se extiende mientras dos ahogados comienzan a salir de la costa, con muchas cabezas más acercándose detrás de ellos. Dasyra sujeta a su hija para consumar su sacrificio y desde el cielo una cuerda precede a una capitana de armadura brillante y pelo largo y blanco que se desploma sobre ella propinando espadazos que se convierten en círculos de luz antes de llegar a la gobernadora.
Dasyra empuja a su hija a un guardia para que la sujete mientras continúa propinando sus rayos mortíferos. Tiao recibe el impacto aunque no lo demuestra, pero la nefasta energía impacta a Larissa también quien se ve afectada y cae rendida. Un guardia que había estado tratando de asestarle, concreta el golpe final y el cuerpo de la tiefling cae desplomado sin vida.
El reclamo desde lo profundo
La paladín sin importar los impactos que recibe y las quemaduras que se materializan en su cuerpo continúa asestando contra la alcaldesa con una furia incontenible, su espada se carga de luz mientras que el vestido de la anfitriona muestra los desgarros aunque no se vean los impactos. Varis se mueve por detrás sigilosamente y logra reducir la salud de la hechicera hasta dejarla incapacitada. Entonces
Tiao Kain invocando a su devoción, provoca que un haz de luz abra las nubes, revelando la nave en el cielo, pero la columna sagrada se proyecta sobre la espada de plata de la capitana y termina con la alcaldesa que queda reducida a un montón de cenizas.
Un lamento aterrador retumba en la playa de Sokeby cuando una criatura se levanta de la marea, rodeada de ahogados al pisar tierra firme.
Velaq toma en su caballo a Eliyen y huye al galope mientras la capitana cae rendida en una playa que comienza a llenarse de monstruos....