Sesión: El ocaso deja sombras sobre el mar
General Summary
Los ahogados han escuchado...
Luego de que el Cuerno Divino haya sido tocado, los ahogados comenzaron un ataque suicida contra la criatura oscura que azota a toda la ciudad y alrededores. Peor que arriesgar las vidas, estas criaturas del más allá están jugándose su alma y la eternidad que sigue. Mientras la criatura se defiende de la marea de no-muertos los aventureros se recuperan del shock que causó enterarse que la figura de su enemigo en realidad hace tiempo que lleva muerta, y que esta criatura tomó su lugar, asegurándose un flujo de ahogados a su servicio y alimentándose de las jovencitas que los pueblos costeros le ofrecían.Es esta una nueva prueba de los ancianos? Voy a tener que arder en los fuegos de Braella marcando el final para mi raza?Suena en la cabeza de Ha-dar Isk-ur ...
Tal vez es como aquella vez, un gordo guardia de Iaggeroth me encontró robando la cena de ese día. Pasé la noche en la celda de la muralla sub-urbana, pero no creo que esta vez Phantom Rene venga a buscarme a esta isla miserable.Piensa Morgan Greyhorn ...
Vencer el miedo y toda la razón...
Mientras el monstruo destruye a sus previos súbditos, los latigazos que pegan sus tentáculos han ahuyentado hasta el valiente anfibio que ha desafiado los miedos de su tribu para ver que había más allá. Petrificado por el miedo, corriente y pasado, mira sus manos y las convierte en garras que erizan su escamosa piel cambiándola de color, corre entonces hacia donde sus nuevo amigos están intentando combatir el monstruo. Ha-dar corre como Q'almy hacia la apertura de la compuerta industrial. El médico intenta materializar sus cuchillas pero su cabeza y alma hacen enredos en su psiquis. Como respondiendo a los miedos de los héroes, un tentáculo sube envuelto en el cuello de un ahogado y lo deja como parado tambaleando, luego le mete el tentáculo en donde estaba su torax. El zombi se sacude fuertemente y comienza un caminar robótico hacia afuera de la recamara circular que contiene la pileta negra de ese limo negro en el que se revuelca la abominación. Los locales, Goren Luncan y su guardia se adentran en el recinto mientras Velaq Lorenz llama a su búhp [ara que revuele. Sosteniendo algunos de sus tentáculos, 4 columnas gruesas de madera se aferran a gruesas cadenas. La sorpresa del bibliotecario es absoluta cuando encuentra la forma de la bestia, en forma de anguila y con una boca que da terrores a los más valientes. Es Valandrea de Penthagast quien al grito de carga, termina de dar ánimo para que los héroes aseguran la arremetida final. El arqueólogo dispara con su trabuco al ahogado dejándolo como un rejunte de pedazos de carne caminando vagamente. La rabia se apodera de Ha-Dar quien sale corriendo y se zambulle en el remolino de liquido, agua y limo que se revuelve con furia. Las luces de magia y linternas irrumpen y forman sombras tenebrosas sobre las paredes. El anfibio intenta hundir sus garras venenosas en la criatura que siendo mucho mas grande que el y moviéndose vertiginosamente, no parece ser afectados por las mismas. Q'Almy se despoja de su pasado y comiensa a inflinjir daño en vez de evitarlo o subsanarlo. Es Velaq Lorenz quien alineandose con la compuerta lanza con sus manos una bola que al llegar a estar en el medio de los 4 postes de la habitación circular cuando se infla la bola en una explosión que pone en llamas a los 4 pilares, con la apariencia de un infernal ritual. Valandrea y el guardia local se disponen a distraerlo cuando es el bibliotecario quien intentando buscar otro tipo de daño que afecte a la monstruosidad, esta vez de manera exitosa.La figura alargada y viscosa apunta hacia el techo y muestra sus numerosas filas de dientes concéntricos cuando un grito gutural aturde y envuelve toda la habitación su piel se torna transparente y etérea y como si fuera de un humo blanco que implosiona comienza a concentrarse en un punto. La criatura ha perdido su cuerpo físico y el agua oscura y espesa llena el espacio dejado por la criatura en olas cargadas de limo negro. Luego ésta orbe de humo blanco y brillante asciende en el medio de la cámara, como observando la situación y toma velocidad para nuevamente encontrarse con el líquido pero al precipitarse vertiginosamente y tocar la superficie del agua, desaparece como habiendo cruzado un portal.
El silencio se esparce mientras los cadáveres se desploman y se degradan rápidamente. Solo el sonido burbujeante de la lava, que proviene del derrumbe en el lado opuesto a la recamara parece mezclarse con un sonido de una ventisca.
Nunca digas adios...
Con una gran batalla terminada y la luz del sol en las caras de los héroes, la vuelta a casa se vuelve lo mas importante. Es Luncan que a pesar de lo que piensan sus visitantes y su propia guardia, arranca diciendo que las despedidas deben ser entregadas por el militar al pueblo refugiado de Oniris. Es tiempo de una nueva aventura, le dice a su querído médico, esta será la última y la más importante, volver a mi querida hija, a quién nunca debí decir adios. Sumandose al grupo que se retira de la isla, mientras el guardia vuelve con el mensaje de que por fin Oniris es de su pueblo para hacer de el lo que deseen. Q'almy Malhor también ávido de salir de la ciudad sumergida le cuenta que va a tomar el barco con los héroes. Mientras Morgan bromea y se auto vitorea en los parlantes de la ciudad, los nombres de Q'Almy, Valandres, Ha-dar, Altalas y Morgan suenan por los pasillos de lo que antes fue la ciudad mas avanzada de todo el mundo conocido.En lo profundo hacia la ventisca...
La salida no estaba carente de desafíos, los héroes tuvieron que superar un último obstáculo antes de llegar a casa, o a lo que podrían llamas casa.Alta sobre un balcón formado por la roca sedimentaria, se encuentra la abertura sobre la cámara central del volcan. El copioso humo que emerge de las burbujeantes calderas de lava apenas deja ver la salida que se encuentra al otro lado de un abismo de 10 metros de ancho que los separa. El flujo de aire fresco a veces y ardiente otras, deja una revuelta de olores y formas. Arriba a no mas de 30 metros, la boca del volcan mira hacia un cielo tapado de nubes.
Ha-dar decide hacer una última visita a su hogar estos últimos años y con ello visitar el derrumbe que ahora yace en silencio, en su melancolía recuerda los años que estuvo esperando ver alguien de su raza. En el lugar cae de rodillas y acomoda sus mapas como una ofrenda a sus antepasados, junto con unas chucherías que había juntado a lo largo de los años. Con piedras termina de armar una gruta con la forma de una rana y a sus pies carba en la piedra, en su primitiva lengua.
Aquellos que valientemente enfrentaron a la proeza que les puso Braella, encuentren en su luz el regocijoSe dice a si mismo que ya cumplió con esperar a los demás de su pueblo y que ahora va a cumplir su sueño de ver que hay mas allá del mas allá. Inmediatamente entre las rocas unos puntos de luz se elevan en el aire de la cueva, como luciérnagas volando armónicamente comienzan a iluminar levemente la cueva. Es como si su pueblo haya acudido a despedirlo. Gracias a una extraña goma de mascar que Larissa Pleassure la mayoría puede pasar flotando por sobre el canal del volcan hacia la salida que los espera a la nieve de lo alto.
Al salir, los vientos helados no dejan ver más de unos 10 metros. Lo suficiente para ver que están en lo alto del volcán que humeaba en la cima de la isla. De pronto, detrás de la neblina blanca y helada una sombra enorme tapa el resplandor que está donde debería estar el sol. La sombra es enorme como si un gran dragón estuviera a punto de aterrizar y posar sus garras en el claro que sale de la boca de la caverna. Pero no es el infernal aliento de fuego, no es una garra con uñas del tamaño de espadas lo que golpea la nieve y se entierra en la roca a los pies de los aventureros, es un ancla, y una gruesa cuerda que pende de ella.
Una campana familiar suena y raspando gentilmente la roca, abriendo un surco en las nieves eternas, El Cithara apoya su quilla como un pétalo se posa en el banco de una plaza de Iaggeroth en una tarde de primavera.
Todos a bordo...
Valandrea va directo a ver al huevo de griffo que tiene en la cocina. Luncan corre sobre los tablones y abrazando a la joven Eliyen se alejan en la cubierta conversando e intercambiando abrazos. Los demás se reunen en la cocina donde un estofado es bien recibido por los cansados invitados. Luego de comer, Valandrea pide la habitación principal, vino en mano, para bañarse en la tina. Velaq baja a la boveda, donde comienza a descargar los utensillos como el Topófono que recogió en la urbe sumergida. Convirtiendo el subsuelo del barco en un estudio improvisado. Luego el bibliotecario continúa leyendo como su maestro se aventura en las planicias de Tursh , subiendo la pared vertical y luego las dunas con destino Vorroth en un lugar donde no existe el concepto de crear mapas, siguiendo leyendas y relatos. Larissa se leva de la mano y se pone a hablar con Sirio en la Tormenta, el capitán del barco. La tripulación felina realiza sus últimos ajustes para izar el ancla y partir de vuelta a Sokeby , hacia el Oeste cuando comienza a caer la tarde. La familia Themoria cuida de Varis en su letargo. Se comienza a respirar aires de un nuevo inicio para el pueblo de Sokeby y ello comienza por volver a donde fue fundada.Despedidas y Arribos
Valandrea habla con el capitán durante la noche y le confiesa que le urge ir a Windcliff Landing después de tocar Sokeby, pero el gato tiene noticias mas urgentes. Acariciando la baranda con tristeza el capitan le comenta que es una estupenda nave que la llevaría a donde ella quiera. Le comenta entonces que deja a su encargo al barco ya que Sirio debe dejarlo para seguir a su promesa de encontrar a Tiao Kain a quien jurara defender al conde de Tsedoria. Perpleja la cara de ébano de Valandrea al escuchar lo acontecido con la joven capitana, debe dejarle el mando de la nave a la clériga humana. Unas horas más tarde la costa de Sokeby asoma con su colina en un costado y un denso humo que emana de lo que parecía ser la plaza central. El barco lanza sus líneas cerca de la arboleda que se encuentra en la cima de la colina y escaleras de cuerda permiten el descenso de los Luncan y la familia Themoria. A lo lejos, algunas antorchas asoman desde las entrañas del bosque al Norte. La invasión había retrocedido y el pueblo comenzaba a recuperar su lugar.Larissa y el mar
Aún la noche encubría el Cithara con sus sombras, las gaviotas revoloteaban el casco del barco volador en búsqueda de vestigios de alimento marino. Una cuerda se desata, soltando la primer amarra de un bote marino que comienza a descender hacia las aguas. Del otro lado de la cuerda el Capitán Sirio se empeña por mantener el bote firme y derecho. A su lado, encapuchada casi por completo, Larissa prepara sus cosas y se sube al barco. El cielo comienza a teñirse de un suave verde azulado y las aguas color plomo ceden paso a un pequeño surco que mira hacia el Este, dos capuchas negras se mueven con la forma de las primeras olas de la mañana, rumbo a cumplir una promesa...Despedida de Sokeby
Valandrea y Velaq bajan a la posada y con los típicos gruñidos de Hanna, recogen un cofre con pertenencias del amigo de Velaq, Mironwe que ha desaparecido. El sol sale en el Este de Sokeby, iluminando con sus primeras luces la cima de su colina. De un lado un acantilado hace desembocar una minúscula cascada en el vasto océano. Del otro, el pueblo de Sokeby atareado con su reconstrucción, hace escuchar sus martillos, algunos gritos y gaviotas. El ancla se iza con el alba y el barco aéreo toma nuevos rumbos. La lápida en la colina saluda al navío que parte y en sus palabras grabadas para la eternidad reza:"Dasyra Luncan" "Que el eterno descanso que te concedió Boheia, sirva para que tus pensamientos recobren la paz. Tus amados esposo e hija!" 378 (2e)