Sesión: Contramedidas de seguridad

General Summary

El avance sobre Oniris

  Ya habiendo desentrañado los tesoros que la bóveda del banco les tenía aguardando desde tiempos incalculables, los aventureros se disponen a salir de ese lugar ya que están siendo asediados por una criatura que fuera parte de las contramedidas de seguridad de la Plaza de la Moneda en otro tiempo, cuando la ciudad de Oniris brillaba por su esplendor de capitalismo utópico, casi 200 años atrás. Luego de la decadencia de la ciudad, derivada en excesos y el descontrol que llevaba el uso y abuso de sustancias como el Limbo.   Esto ya hace mucho tiempo, y los aventureros están decididos a desentrañar lo que está detrás de los ahogados y esta ciudad que nació hundida, y que fué castigada por los dioses hace unos 5 años.  

Alarma en la Banca Laboral de Oniris

  Conforme la mañana de un día mas llega a su fin los aventureros comienzan sus ataques contra la criatura que parece no menos que un bloque de piedra animado. Pero este bloque de piedra esta abriendo un boquete en el banco para poder entrar y dispensar de los ladrones.   Q'almy Malhor trata de arrojar sus dagas mentales, pero una de estas rebota en la dura piedra de la pierna del monstruo y la segunda no logra salir de su mano, confundido por la falta de efectividad de las mismas. La clériga que protegía la puerta de la bóveda se da vuelta y trata de motivarlos diciendo  

"Este momento es donde sabremos si somos un grupo de niños jugando o somos los héroes que creo que somos."

  Su plegaria de bendición llega al médico, a Morgan Greyhorn y a ella misma haciendo que su armadura brille con una tenue luz. El pícaro avanza con sus flecha buscando que la criatura le preste atención y lo logra aunque sus flechas pican en la piedra sin hacer mucha mella. El monstruo avanza con dificultad mientras Velaq Lorenz, desplegando su búho espectral, se posiciona para indicarle que hacer y poder transmitir así una maldición a la estatua.   Los miembros de la resistencia, liderados por Goren Luncan se abren en los flancos esperando atacar por los costados. Ha-dar Isk-ur por su parte, se apoya en sus 4 ancas y escalando la pared se trema a la espalda de la estatua y se sujeta fuerte listo para atacar. El golem comienza a sacudirse errático y caótico y esto desenfrena a Ha-dar quien se enerva, cambiando su piel de color, encendiendo sus ojos y convirtiendo sus manos en afiladas garras como picos de metal. El anfibio con un grito aterrador comienza a escarbar en la piedra como si de tierra fértil se tratara. Los pedazos de mampostería de la espalda del animado caen por todo el suelo como partes de un mecanismo que debe desarmarse.   La clériga Valandrea de Penthagast, cansada de los ataques de la criatura, pasa por el costado de Q'Almy y con una oración carga en su mano una bola de energía eléctrica de color amarillento y la lanza de su mano asestando el pecho de la figura de piedra, lo que hace caer buena parte de su recubrimiento revelando los mecanismos que lo hacen animado.   El automatón de piedra se ve envuelto en ataques cuando Ha-dar descarga su furia y el guardia de la resistencia arremete contra el con su lanza por el costado, entre los dos, terminan de derribar a este centinela que ahora tiene mas aspecto de una pila de escombros.  

El camino de Boheia , es un camino de penitencia

  El grupo establece la necesidad de hacer campamento en el lugar para recuperar fuerzas, Morgan es el primero, Valandrea usa la bóveda como su habitación donde ceremonialmente se quita la armadura y se acuesta a dormir. Ha-dar, extrañado pro esa situación y con la necesidad de mojarse, se mete en los túneles de ventilación para ir a su madriguera a descansar. En su recorrido, la criatura observa que no hay ahogados en ningún pasillo de Oniris, todos están agolpados haciendo algo en El Jardín del Edén.   Velaq Lorenz prestando atención a los anuncios que se transmiten por los parlantes de Oniris, de hecho se escucha uno que es la misma grabación que el elfo escucho en su Topófono, dándole la pauta a todos que lo que se escucha no es la voz de Amdrus Leyban en directo sino que se repiten los mensajes.   Mientras la criatura estaba ausente, Morgan Greyhorn se despierta tosiendo copiosamente se agacha y escupe una sustancia oscura y pegajosa que se desparrama por el piso marmolado del banco. Las venas del pícaro se tornan negras y se agarra el estómago, lo que llama la atención de la beata Altalas Birdiir, quien acude a asistirlo sin demora al verlo padecer. La monja pone paños en la cabeza y comienza sus oraciones. El hombre de capucha comienza a convulsionar mientras ella lo sostiene y continua sus rezos. Con un último vómito, escupiendo gran cantidad de la sustancia viscosa, Morgan siente una gran mejoría, le agradece a la elfa beata quien tosiendo pero con una sonrisa, se levanta y vuelve a su lugar de meditación. Le dice al partir: "Señorita, Ud. se arriesgo a padecer lo mismo?", ella repite "La enfermedad que padeces yace en el suelo donde la dejaste, el camino que Boheia tiene para mi no es fácil."   Valandrea presencia esta situación y escucha a Morgan sobre el sacrificio que la elfa del Cuil Calá hace sobre su propio cuerpo para redimir a quienes la acompañan en esta aventura. Q'Almy hace varios chequeos médicos en el pícaro y no encuentra señales de la enfermedad. La clériga Valandrea se preocupa y le pregunta a Altalas si ella está bien. Ella responde que el camino que Boheia le tiene preparado, es uno de penitencia. Valandrea haciéndole un chiste le deja claro que está para lo que necesite y para aliviar su dolor, y sanarla si lo necesita.  

Los preparativos para enfrentar a lo que controla a Oniris

  Velaq Lorenz se deleita con el libro que encontró , escrito por su maestro:   Encuentra que su viaje fue guiado por un ranger Dragonborn y que alquilando un galeón en Kelrovia pero el viaje lo pasó en su gran parte enfermo hasta que lo curó un chaman de la tribu de su guía. El viaje continua por tierra por la costa árida de Tursh en búsqueda de una ciudad que sobresale de los picos de la montaña, una tierra casi mítica, la ciudad de Vorroth.   Altalas continua recitando para sus adentros "...y los ahogados del Este escuchen!" y todos comienzan a equiparse y prepararse. Ha-dar vuelve con la esperanza de curar a Morgan, pero se encuentra con que ya está curado de la enfermedad. Se juntan a conversar y resuelven que Leyban puede no ser quien emite esos mensajes. Q'Almy había escuchado una conversación reciente del Dr. Sartoris con él preparándose para un evento y este quería que los ahogados hicieran algo. Pero Leyban en esa conversación tenía la voz cambiada, más rasposa. Luncan comenta que Leyban comando varios de los ataques en retaliación sobre el levantamiento de la resistencia. Leyban está recluido en sus oficinas desde hace ya 2 años.   Entre todos concluyen que hay una entidad convocando a los ahogados quienes trabajan como colmena. Luego despliegan el mapa que les había mostrado en su cuartel general. Los ahogados están juntos en el Jardín del Edén. Ir al paseo peatonal donde se distribuyen los pasillos a los diferentes edificios. Valandrea con una mano en el hombro de Morgan, con un leve empujon y con el mapa en la mano, le sugiere vehementemente que sea quién guíe al grupo.  

El despertar divino

Al ascender por una escalera a una habitación distribuidora, una puerta reza "El Jardín del Edén", al lado "Andenes de Ensueño" y unas puertas dobles simplemente tienen escritas con sangre "EL POZO".   Morgan nota la presencia de los ahogados en el Jardín del Edén y con cautela cierra la puerta de ese pasillo. Larissa Pleassure con abstinencia de Limbo, comienza a rodear como un chacal, a una maquina expendedora.   Comienzan a juntarse en esa habitación, listos para entrar al pozo, pero una luz comienza a emanar de la puerta de los Andenes, y cuando Altalas pasa por enfrente queda atraída a ella. Cuando llama la atención de todo el grupo, la puerta se abre violentamente revelando una luz cegadora desde adentro que envuelve a la elfa. El cuerpo de la misma se afloja pero no cae al suelo, como levitando sus ojos blancos. Ante el fuerte resplandor la beata entra flotando por el misterioso pasillo a los andenes.