Cuarta Edad - Era de los Descubrimientos

Lo de descubrir cosas

Al igual que en su día hicieran los humanos, nuevas razas cruzaron las montañas del Espinazo del Mundo en el 417 CI, los pieles verdes. A diferencia de estos, vinieron con afán de conquista. Los enanos fueron incapaces de frenar su avance, y los volátiles dominios de las Tierras en Disputa fueron arrollados por los invasores, muchos de los cuales se establecerían en la región disminuyendo la ya de por si frágil estabilidad de la zona. Tras una serie de campañas desastrosas en el norte, el Imperio de Illiria los consiguió contener en la Batalla del Viento Negro (en el paso del mismo nombre) ese mismo año, donde la XIX legión Inquebrantable se cubrió de gloria resistiendo en solitario hasta la llegada de refuerzos, y poniendo a salvo las tierras de los hombres.

El contacto con el mundo exterior no sólo ha consistido únicamente en los recién llegados de fuera. Por ejemplo, el explorador mediano Lando Cohen (según su nombre humano) dirigió una expedición al continente sureste y entre sus interminables desiertos y profundas junglas encontró restos de una magnificente civilización, cuyo auge habría sucedido mucho antes de la llegada de los Ases al mundo, los imperios Félidar, lugares superpoblados por criaturas felinas que edificaban masivas pirámides, esfinges y templos a sus deidades, los Dioses de los Ríos. Estos desaparecerían sin dejar rastro, provocando la decadencia de los Félidar hasta las tribus que son hoy en día. Las terribles deidades adoradas por los orcos de las que tan poco se conoce gobiernan sobre un continente oriental cuyo tamaño podría ser varias veces el de Azimdalar, y muestran poco o ningún interés sobre lo que aquí sucede. El señor enano de los fiordos Vorgod se autoproclama Rey en el año 321 CI, ante el estupor y el rechazo de los enanos dorados en general que consideran que no tiene ningún derecho a ostentar una corona, y establece el reino de Vorgodino, que pasa a ser el reino enano más grande del continente. Cinco años después proclama que sus barcos dragón han tocado tierra navegando un inmenso océano hacia el oeste, en lo que podría ser un nuevo continente, quizá del que partieran los elfos hace milenios. En el año 512 CI ante el peligro de nuevos ataques de los orcos se forma la Marca Sureste, cediendo la República de Yalovina parte de su territorio como protectorado imperial y estableciéndose allí de manera indefinida la XIX legión. El Decumvirato imperial comienza a plantearse la expansión a gran escala hacia el sureste.

En resumen, un sinfín de experiencias han llevado a pensar que el mundo existente es en realidad mucho más grande de lo imaginado, y que podría haber sido habitado y civilizado mucho tiempo antes de la existencia siquiera de los norrœnir, incluso de los Dioses del Norte. Se ha avivado la llama de la sed de exploración y de conocimiento y han surgido innumerables preguntas cuya respuesta sigue siendo oscura. ¿De dónde vinieron los elfos? ¿Cuál es la verdadera extensión del continente sur, y cuál fue el destino de los Dioses de los ríos? ¿Cuál, y cómo es la cuna de la humanidad, en el insondable Este?

HISTORIA DEL CONTINENTE

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