Karim
Trasfondo:
Existen historias que demuestran que, aunque la vida se ponga en tu contra
siempre se puede salir adelante. La vida de Karim comenzó en el seno de un clan aislado
en las montañas de Hibrispania, zonas aisladas de la civilización y que convivían como
podían con las eventualidades de la vida. Poco importan sus orígenes, quienes eran sus
padres o si tenía hermanos, pues a los pocos meses de nacer, la tierra donde se hallaba su
familia explotó.
Los hongos habían proliferado bajo el suelo, desarrollando una bomba de sepsis
que acabó con la vida en el pueblo en pocos minutos. Los peñascos de la explosión
cayeron sobre Karim, deformándole el rostro, pero aislándole parcialmente de la
infección provocada por los hongos. Y por primera vez vio algo de luz al final del túnel.
Una pequeña nariz canina comenzó a acariciarle la cabeza, enganchó de la pequeña
capucha que llevaba y le sacó de los escombros. Podría haber sido la muerte de ambos
cachorros, pero no parecía que la infección les hubiese causado demasiado efecto.
“Afortunadas criaturas” pensaría aquel spitaliano que encontró el cubil donde se refugió
aquel cachorro, antes de ponerles a salvo y realizarles los controles pertinentes. Vivar,
pues ese era su nombre, se sorprendió al comprobar que la mácula en sus cuerpos no era
especialmente dañina, sino que además el perro presentaba estructuras resistentes a la
infección. Aquel descubrimiento debía llevarse hasta el Spital para proceder a su estudio,
por lo que preparó sus bártulos y emprendió el viaje junto a Karim.
No quería encargarse del niño, pero no encontraba ningún asentamiento donde
poder entregarlo a alguien de confianza por lo que pasó más tiempo con el del que hubiese
deseado. Con el tiempo, le resultaba más difícil separarse de él, además entre él y el perro
se observaba un vínculo fuera de lo común. Si tenía que llevarlo consigo al Spital así
sería, nunca eran mal recibidos los nuevos reclutas. Además, si el perro era tan importante
como esperaba, sería necesario cierto elemento vinculante para entrenarle. Tras un largo
camino, la suerte no pudo sonreírle siempre. El riesgo que asumen los spitalianos a veces
se cobra su vida y en este caso la infección acabó penetrando en su cuerpo. Tuvo el tiempo
suficiente para entregar al chico en un poblado donde conocía a ciertas personas con las
que había firmado contratos anteriormente. Junto al trasportín dejó una carta dirigida al
Spital y su equipo aun sin dañar, para poco después dirigirse hacia el punto de infección
a realizar su último servicio.
Karim y el cachorro, al que llamaban Vivar, creció en el seno de una familia de
cazadores. Siempre supo que sus padres le habían acogido, pero no fue hasta los 10 años
que decidieron contarle toda su historia. A partir de aquel momento, Karim decidió
continuar la misión que su salvador había comenzado. Aun era pequeño para salir solo
hacia el Spital pero dedicó todo el tiempo que pudo a prepararse para aquel día. Cada día
que pasaba la pareja se desenvolvía mejor junta, hasta el punto de cazar como dos lobos
y vivir como dos hermanos. Cuando llegó el día, tomó las posesiones de su salvador y se
dirigió a su destino. Los caminos no fueron sencillos, pero la resistencia antinatural de la
pareja les permitió llegar al Spital donde les recibieron.
Habría resultado mucho más sencillo alistarse sin Vivar, pero aquel perro era un
codiciado objeto de deseo por parte de muchos investigadores. Sin embargo, alguien pudo
interceder por él. Franz había entrenado a Vivar y lamentó mucho su pérdida, pero se
alegró al saber que sus acciones no habían resultado en vano. Su posición en la
organización permitió el adiestramiento de Karim y la seguridad del perro, al cual
realizaron muchas pruebas para comprobar su utilidad. Pero llegó un día que marcó un
antes y un después en la vida de Karim. Un mutante había logrado librarse de su captor
mientras lo llevaban a las celdas, pero se topó con Karim que había ido a ver a Vivar. La
maestría con la que la pareja dio muerte al mutante llevó a muchos a pensar que quizá
aquel animal pudiese ser útil. En caso contrario, sería la reputación de Karim la que
quedaría en entredicho por intentar darle uso. Comenzó así el proyecto Sabueso, a través
del cual se investigaría las opciones de desarrollar una estirpe de perros altamente
resistentes a la sepsis y leales compañeros de combate. Karim sería el encargado de
recopilar la información referente al desempeño de Vivar, la resistencia que mostraba y
las posibilidades de procreación y mantenimiento de la resistencia.
Todo ello bajo la atenta supervisión de Ludevic, a quien Karim de momento no había podido convencer.
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