El canto de las doncellas

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Nombre con que se le conocía a una práctica en la civilización de Los Kermeos, realizada por la familia real.

La casa real, donde convivían separadamente los príncipes y las princesas, además de la servidumbre a cargo, se llenaba de flores coloridas de agradable aroma, se reunían a las doncellas de la reina y de las princesas y en el jardín de la casa se llevaban a cabo bailes y actuaciones escénicas teatrales acompañadas de música. El acto principal era un canto a coro de las doncellas reales que podía escucharse en toda la calle real y luego del cual se liberaban a cien pericos verdes que coloreaban el cielo en su vuelo.

 

Origen

Sólo historiadores, o cronistas antiguos, como son llamados actualmente, conocen el origen del canto de las doncellas.

Se lee que una dinastía de Los Kermeos, cuyo nombre original se desconoce, pero que en los escritos se la denomina los Délfidos, tuvo un par de hermanos, varón y hembra, príncipe y princesa, que violaron una de las leyes inquebrantables, teniendo relaciones sexuales entre sí. El rey, al enterarse de aquello, debido a la información de los médicos reales al revisar a la princesa, ordenó encerrar a ambos hijos en las bodegas de grano hasta pensar en un castigo.

Luego de 3 ciclos el monarca ejecutó la sentencia del príncipe, a la vez que hacía los preparativos para la sentencia de la princesa. Su hijo fue llevado lejos de la ciudad, en medio del desierto, donde fue colgado desnudo boca abajo y cubierto de miel, y allí fue dejado bajo la vigilancia del Testigo real. El testigo volvió a la ciudad sólo cuando estuvo seguro de la muerte del príncipe a manos de las criaturas del desierto.

Durante una semana se realizaron los preparativos para el castigo de la princesa. Se cubrió de flores la entrada de la casa real, de múltiples colores; lilas, verdes, blancas, rosas y amarillas. Traídas de muchos lugares del reino, podían verse flores de argán, de enebro, de abeto, de alcornoque y muchas más. También llegaron músicos y bailarines, y todas las doncellas reales se vistieron de lino fino de un blanco resplandeciente.

El jardín de la casa real sirvió como centro para las presentaciones de baile, música y teatro, que los invitados, en su mayoría figuras de poder de la ciudad y cercanos al rey, disfrutaban. Desde el interior del salfeminos, surgieron las doncellas cantando y bailando en un coro de extrema belleza, interpretando las canciones épicas sobre las victorias de Los Kermeos que dieron origen a su civilización.

Mientras se desarrollaba el espectáculo, la princesa, en su propia habitación era preparada; atada de manos y pies, despojada de sus ropajes y ubicada en posición de alumbramiento. Su cuerpo fue ungido con aceites y finas hierbas, y su vulva ensanchada lentamente por un médico real. Cuando el canto de las doncellas tuvo lugar, se le introdujo una herramienta usada por el médico para extraer los cuerpos inertes de los no nacidos, sólo que su hijo aún estaba vivo, el coro de fondo servía de cortina para ahogar los alaridos de dolor de la princesa. Cuando el procedimiento hubo terminado, la hija del rey fue enviada con una esclava hacia un barco que zarpó de inmediato para alejar de la vista de su padre a la que nunca más podría ser llamada su hija.

La dinastía de los Délfidos usaron el canto de las doncellas para ocultar los abortos inducidos cuando se sabía que eran incestuosos, pero las dinastías venideras lo usaron para deshacerse de cualquier niño no deseado en la familia real. La práctica de liberar pericos inició luego de los Délfidos, como una conmemoración de los nonatos ejecutados en ceremonias anteriores.

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Lugar de ejecución
Jardín de la casa real
Duración
Medio ciclo

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