El tósigo salvaje
En los calores intensos de trimón, en medio de la Guerra de la Unión, en La línea, los salvajes de Senífini tenían pocas cosas que los relajaran del combate, el ocio era un enemigo del orden y la guerra no daba tregua.
En medio de este ambiente particular, plagado de sangre y sudor, un comandante salvaje, experimentando con venenos para usar contra sus enemigos, creó por error una bebida que no mataba, pero servía a los salvajes para olvidar sus penas, el calor y lo cruento de la batalla. Nacía el mito de la tumbaorcos, debido a su curiosa historia de creación.
Creación
Se dice que el comandante, habilidoso en venenos usados en combate, quería crear uno menos efectivo, para poder interrogar a sus enemigos y no matarlos tan efectivamente, explorando tórpemente con los pocos materiales de que disponía en medio de la guerra, intentó hacer un aceite poco viscoso que infectara al herir, untando un dardo con el veneno, lamió un poco de él al lanzarlo desde una cerbatana, con tan mala suerte que cayó inconsiente al instante. Sólo el vago recuerdo de lo ocurrido en el siguiente ciclo le permitió vislumbrar que tal vez había tenido éxito, a pesar de no poder retener mucho de lo acontecido.
Mito
Perfeccionó lo que consideró un grato error, hasta hallar una consistencia agradable a la vista, como si de una bebida se tratase y luego se dispuso a buscar víctimas que probasen su creación. Se dice que entre muchos salvajes que bebían, sentían diferentes efectos como imposibilidad de hablar por adormecimiento de la lengua, nublamiento de la vista, pérdida del olfato, dolores de cabeza y muchos otros, pero ninguno caía inconsciente, esto hasta que la tomó un orco de Anurk, quien cayó, pesado como era, frente al piso, varios dientes salieron disparados y durmió plácidamente durante un ciclo entero.
Por este suceso se le llamó tumbaorcos a la bebida del comandante y al ciclo de hoy es una bebida apetecida por valientes, guerreros y aventureros testarudos que creen que pueden aguantar lo que creen es una cerveza fuerte, cuando en realidad es un tósigo salvaje.
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