Kánkeros
Descendientes de los ostrakos, los kánkeros son criaturas con aspecto vagamente humanoide, con pinzas en lugar de manos, de 4 a 6 patas y una cabeza sellada, semejando a un gran cangrejo.
Apariencia
Anatomía
Las cabezas de los kánkeros pueden parecer ovaladas, tanto vertical como horizontalmente, formadas por capas de una costra dura, algunas veces van unidas a su espalda, impidiéndoles el movimiento vertical, carecen de cuello, por lo que su cabeza abarca desde un hombro al otro. Sus ojos son interiores, protegidos por la costra y con movilidad propia. Poseen bigotes que les permiten percibir olores bajo el agua, pero que les hace casi anósmicos en la superficie, mucho más en ciclos calurosos. Su boca está escondida entre delgadas capas de su costra, las cuales pueden mover para introducir alimento, sólo 1 de cada 5 kánkeros nace con la capacidad de hablar lenguas como el común.
Sus brazos articulados varían en tamaño, pudiendo llegar hasta el suelo cuando la criatura está de pie y teniendo una longitud mínima que les permite alcanzar el inicio de su segundo abdomen. El final de sus brazos termina en poderosas pinzas que varían en tamaño según cada individuo, las pinzas pueden tener dos o tres extremos, a modo de dedos. A pesar de su fuerza son capaces de motricidad fina y movimientos exactos.
Su pecho es la parte más gruesa de su exoesqueleto, protegiendo órganos vitales. Bajo él inicia su primer abdomen, articulado por varias capas de costras que facilitan el movimiento del tren superior de la criatura. Luego inicia el segundo abdomen, más grande y ubicado horizontalmente hacia atrás, de él surgen los miembros inferiores de los kánkeros. Este abdomen termina en una especie de recámara que el kánkero puede inflar y desinflar a voluntad, facultándolos para propulsarse en el agua.
Entre 4 y 6 patas surgen lateralmente del segundo abdomen, teniendo usualmente 3 articulaciones, esto le permite aumentar o disminuir su altura fácilmente, además, les hace increíblemente difíciles de derribar. Pueden correr en la superficie y escalar paredes de inclinadas.
Pigmentación
Los kánkeros tienen colores apagados, usualmente mezclados con tonos tierra, los más comunes tienen un único color predominante, como el amarillo ocre, pardo o marrón, y otros desarrollan con la adultez partes de sus costras con tonos oscuros rojizos y sepias. Las partes de sus costras que han sido reemplazas varias veces se ennegrecen y no vuelven a tomar color.
Ciclo biológico
Los kánkeros alcanzan la adultez biológica a los 15 luxantes aproximadamente, pero alcanzan todo su potencial físico a los 30 luxantes. Los machos tienen pinzas más grandes que las hembras y un tamaño más voluminoso, aunque no hay diferencias en estatura. Cada macho es asignado a un grupo de hembras, ya que éstas son más numerosas, al alcanzar la adultez, el macho debe fecundar a las hembras, sólo después de esto es considerado un adulto libre.
Al entrar a los 60 luxantes comienzan su vejez, la cual dura poco, pues rara vez un individuo vive más allá de los 70 luxantes. Su fuerza no disminuye, pero si ven limitados sus movimientos, sus costras se resquebrajan, pierden color y son más difíciles de reemplazar. Cuando un kánkero muere y es apreciado por la colonia, recibe un entierro a mar abierto, donde el cuerpo es dejado flotando en el mar para ser consumido por las aves.
Hábitat
Forman colonias de hasta 100 individuos cerca a las costas del Gran Mar de los Dioses, concentrándose más en las zonas cercanas al límite entre Montino y Senífini. Viven casi toda su vida bajo el agua, prefiriendo la relación con otras criaturas marinas, los más dotados de su especie se aventuran a la superficie con curiosidad, y muy pocos dejan sus hogares de forma permanente.
Comunicación
Hablan entre sí a través de chasquidos de baja frencuencia, que pueden viajar largas distancias bajo el agua, también poseen un lenguaje sin sonidos, basado en los movimientos de sus costras, ademanes con sus pinzas y meneos de cabeza, esta comunicación puede ser única incluso para cada familia de kánkeros.
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