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El acueducto romano

El acueducto de Toledo forma parte de un conjunto hidráulico que los historiadores datan entre el S. I y II d. C. Son reconocibles los bloques de sólida argamasa romana que marcan cuál fue el emplazamiento de la obra. En las mismas orillas del río quedan muy bien determinadas las plantas de las dos pilastras con sus tajamares. Hasta el siglo IX la ciudad fue abastecida de agua por el sistema romano. Estuvo en funcionamiento hasta la devastadora crecida del río del siglo IX que también derribó parte del puente de Alcántara.   El conjunto se componía de las siguientes partes:
  1. La Presa de Alcantarilla , sita en el término municipal de Mazarambroz, lugar donde se captaba el agua. La presa consistía en un muro de fábrica que cerraba una pequeña vaguada por donde discurre el río Guajaraz. Junto a la presa, en el exterior del embalse, se situaba una torre acuaria que regulaba la salida de agua y su circulación posterior por el canal.
  2. Canal o specum, con una ligera inclinación en su recorrido, que discurría unas veces enterrado y otras sobre arcadas para salvar los desniveles existentes. El recorrido del canal sería de 38 kms. hasta llegar al borde del río Tajo, cuyo desnivel salvaba mediante un acueducto. Las fuertes pendientes se solucionaban mediante Torres Acuarias , donde el agua caía entre dos depósitos para recuperar después una pendiente regular.
  3. El Acueducto; el canal llegaba hasta la margen izquierda del río Tajo y se resolvía mediante un acueducto-sifón, de 50 mts. de altura, basado en el principio de vasos comunicantes, con un tramo descendente, un tramo horizontal (vientre de sifón) y un tramo ascendente. Los historiadores no han podido determinar aún la fecha de su derrumbe que se debió producir, casi con total seguridad, como consecuencia de una de las crecidas del Tajo y la potencia que adquiere su caudal del agua en esta parte tan estrecha del río.
  4. Salvado el cauce del Tajo, el canal entraba en la ciudad, donde se pierde su trayecto hasta llegar a los depósitos (castellum aquae), a partir de los cuales el agua era nuevamente distribuida para uso público o privado. Éstos estaban situados a la altura del Callejón de S. Ginés (Cueva de Hércules) y bajo la mezquita de las Tornerías o del Solarejo.

Propósito/función

Los romanos querían aprovechar la ubicación de Toletum por su valor estratégico y defensivo, pero la planificación de una urbe con posibilidades de crecimiento en tal emplazamiento planteaba el problema del abastecimiento del agua -insuficiente con las fuentes naturales o con aljibes para la recogida de agua de la lluvia. Ahí que fuera necesario el ingenioso proyecto de llevar agua en abundancia hasta Toledo y salvar el Tajo.

Arquitectura

El conjunto de abastecimiento hidráulico nacía en la Presa de Alcantarilla en Mazarambroz, en el arroyo Guajaraz. Iniciada su construcción en el siglo I, los mismos romanos ampliaron esta presa desviando hacia la misma también el curso del arroyo de San Martín de la Montiña, hasta alcanzar la nada despreciable capacidad de 3,5 millones de metros cúbicos, es decir 3 hectómetros cúbicos y medio. Desde esta presa comenzaba el specum o canalización a traves de los 38 kilómetros que separan Alcantarilla de Toledo. A veces enterrada, a veces elevada, la canalización iba de este modo salvando las dificultades orográficas. El punto más difícil llegaba al acercarse a Toledo, ya que las fuertes pendientes que conducen al Valle del Tajo hacían que el agua pudiera alcanzar fuertes velocidades con peligro de perder toda la carga. Los ingenieros romanos lo solucionaron empleando las denominadas Torres Acuarias de la Sisla donde el agua se almacenaba en un depósito intermedio, caía a otro al rebosar este y de nuevo, ya sin fuerza y purificada por decantación, dicha agua era recanalizada con una pendiente pequeña, hasta llegar a la siguiente torre acuaria si el desnivel persistía (había 4 torres acuarias cerca de Toledo). Estas torres acuarias están aún en pie en el paraje de La Sisla y el vulgo las llama "hornos del vidrio").   Pero la principal dificultad consistía en salvar la hoz del Tajo en Toledo, justo antes de adentrarse en El Peñón Toledano . Aún hoy son patentes los estribos de mortero de esta obra, desprovistos de la sillería de piedra por diferentes expolios y avatares, anclados a la roca madre. La estructura más plausible era la de un acueducto-sifón, es decir, un sistema hidráulico que, mediante vasos comunicantes, tenía un tramo descendente, un tramo central horizontal (vientre de sifón) y un tramo al otro lado ascendente que permitiría recuperar el nivel del agua del otro lado del río mediante el citado principio de vasos comunicantes. De este modo, el acueducto de Toledo se correspondía con un vientre de sifón más o menos horizontal situado entre las cotas superiores de los dos extremos del valle. De este modo, la altura del acueducto sería de unos 50 metros. Aún así sería uno de los más majestuosos del Imperio Romano. Recordemos que el de Segovia tiene 34 metros y el de Nimes (Pont du Gard) 48,7 metros. El agua circularía en este sifón por tuberías de plomo o cerámica para soportar mejor la presión.   Una vez en la ciudad, el agua era almacenada en grandes cisternas o depósitos (Castellum aquae) repartidos por toda la ciudad, como las bóvedas bajo San Ginés o bajo las mezquitas de Caxila y Tornerías.
RUINED STRUCTURE
Siglo IX
Fecha de fundación
Siglo I
Nombres alternativos
Puente del Agua
Tipo
Aqueduct
Lugares que incluye

Restos del acueducto

 

Estribos

 
   

Torres Acuarias

Aspecto original

Si imaginamos el acueducto de Toledo como una obra clásica -un gran puente para el agua sobre el que se superponen varias galerías de arcos para salvar la altura, observando las canalizaciones para llevar el agua hasta el punto de saltar el valle, se puede calcular que la altitud del acueducto habría de ser de 520 m. para que buena parte de la población contara con agua potable y abundante para satisfacer sus necesidades. De ser así, el acueducto salvaría una altura de 70 metros con al menos dos galerías de arcos más de los supuestos en las reconstrucciones, y el conjunto sería una de las mayores obras de este género conocidas en el mundo romano. 
Propuesta de alzado del acueducto de Toledo, al que le faltarían dos galerías superiores más para poder dar abasto a toda la ciudad.   Sin embargo, otra hipótesis más simple apunta a que utilizaría la técnica del sifón, elevándose solo hasta la primera galería de tres arcos sustentantes. El agua bajaría con fuerza suficiente desde el otro lado del valle para poder remontar toda la altura del peñón toledano y llenar las diferentes cisternas repartidas por toda la ciudad.

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