Valle del Tajo
El Tajo a su paso por Toledo tiene una altitud media de 505m y forma un largo y estrecho valle con perfil abierto que presenta dos vertientes asimétricas: la norte, tendida, de escasa pendiente y donde los valles descienden rectos en dirección norte-sur buscando el nivel de base en el propio río; y la vertiente sur, formada por el escalón que enlaza la superficie de la Meseta Toledana con el fondo del valle. En esta zona destaca el sector donde se ubica el Cerro del Bu, llamado "torno", donde el Tajo penetra en uno de los bloques aflorantes del zócalo. En este punto, el río se encaja describiendo un meandro que abraza el Peñón Toledano constituyendo un verdadero desfiladero aluvial.
En esta época, justo antes del vado sobre el que se levantó el puente de Alcántara, el Tajo se abre en dos brazos para dar lugar a una isla de gran tamaño, La Islilla, de forma triangular con el vértice de menor ángulo orientado aguas abajo.
Toda esta zona del valle del Tajo, excepto el meandro, está ocupada por depósitos de sedimentos de origen fluvial. Forman los fondos aluviales del valle del Tajo. Los depósitos de las terrazas están formados por cantos, gravas, arenas y limos de cuarzo.
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