Founding
El griego Ferencio funda Toledo -a la que llama Taygeto- y establece una comunidad de gentes de todas partes para ser instruidas en las artes mágicas.
Entre los muchos varones griegos que diversos autores escri-ben que vinieron a España, así como Hércules, Menesteo, Teucro, Diómedes, Ulises, y otros muchos vino también a ella -según escribe Estrabón- un griego llamado Anfiloco que hizo su asiento en Galicia, adonde escribe que pobló una ciudad, llamada Anfiloquia de nombre y muriendo poco después por otro griego compañero suyo llamado Ferencio. Temiendo la indignación de Teucro y de los otros Griegos, abandonó Gali-cia escondidamente y con él otros muchos que por su gran saber le quisieron seguir. Y viniendo así de unas partes a o-tras, sin hallar en ninguna buen acogimiento, dicen que últi-mamente llegó con los suyos al lugar donde esta ciudad esta fundada y que viendo su asiento, fortaleza y seguridad se ins-taló de buena voluntad en ella. Y pareciéndole que por este si-tio cercado casi en torno de tan famoso y excelente río, era no solo fuerte, más muy agradable y templado: determinó de quedar y poblar en él. Y siendo este Ferencio muy grande Astrólogo y Nigrománti-co, antes de comenzar la edificación de esta ciudad miró la constelación y ayuntamiento de las estrellas, donde dicen que halló, que quí habría una grande y populosa ciudad, de muy próspera y bienaventurada fortuna. Lo cual deseando que se cumpliese, así aguardó para su edificación, que en el cielo hu-biere tal ayuntamento de signos y planetas, cual cononoció ser conveniente para el efecto de ello. Poco después, caminando Ferencio por la montaña, halló casi en lo más alto de ella, una honda y espantable cueva, dentro de la cual se encontraban una serpiente o dragón con el que su gran saber amansó y domésticó. Y estando Ferencio muy alegre por haber hallado tal asiendo de lugar, adonde po-día estar tan seguro, comenzó a entender en su edificación y población, adonde vinieron poco después a poblar muchos de los comarcanos, tanto para ver a Ferencio como para apren-der de las diversas ciencias que él sabía: muchos de los cua-les se quedaron con él por esta causa. Y viéndoles Ferencio dóciles e inclinados a religión, dicen que les enseñó a hacer sacrificios a los Dioses, mayormente a Hércules, a quien los griegos honraban entonces como a Dios, al que dedicó aque-lla cueva, viendo el crédito y autoridad que todos le daban, porque le fuesen más súbditos y obedientes, les hizo creer que aquella sierpe se la había enviado Hércules para que su-piese a través de ella las cosas por venir. Y así con esas y otras fabulosas y ridículas invenciones quiso Ferencio some-ter esta brava, feroz e indómita gente, y tan grandes fueron los embaucamientos, engaños y supersticiones, que sobre es-te mentiroso fingimiento después se levantaron que nunca aquella cueva perdiò el nombre de Cueva de Hércules. Viendo Ferencio con estas cosas muy acrecentado el esta-do de la ciudad, y que de cada día crecía y se aumentaba más, dando por perdida la esperanza de tornar a su tierra, y aún por satisfacer a la humana inclinación dicen que puso a ella su nueva población, Taygeto para convenir con el nombre del río a ella cercano, como por la memoria de una ciudad de La-conia, de donde el era natural, llamada Taygeta, que está al pie de un monte llamado Taygeto del que Estrabón y otros ha-cen mención. El tal nombre, se corrompió después y vino a llamarse Toleto, (como la llaman Tito Livio, Ptolomeo y los otros antiguos autores). Aunque muchos tienen por cierta esta etimología, pode-mos añadir otro, ya que muchos otros griegos vinieron a esta ciudad y se asentaron en ella, juntamente con los que prime-ro habían llegado. Vieron que aunque no era grande, tenía lustre de ciudad y le pusieron de nombre Ptolietrón, que en su lengua quiere decir "ciudad pequeña". Y de esta manera y orden de edificación, y población de es-ta ciudad, se comenzó según verdadera cuenta en el año 1269 antes de Cristo, lo cual no poco la ensalza y ennoblece, por haber sido tan antigua y empezada por hombre tan sabios, y de tan grande especulación que entonces eran tenidos por varones heróicos y semidivinos. Y no solo por las historias antiguas que se enseñaron en esta ciudad en el tiempo, estas dichas ciencias, Mágica y As-tronómica, más también muchos tiempos después por sus na-turales influencias que inclinaban a ello a sus moradores en cuyo estado permaneció esta ciudad por algún tiempo, sin que aconteciere en ella cosa de memoria digna.