Asesinato de al-Ma'mun

Life, Crime

al Ma'mun de Toledo muere envenenado y con ello se inicia un periodo de inestabilidad en la Taifa de Toledo que abocará en su conquista final por Alfonso VI

---

Confusión en la Taifa de Toledo

Al-Mamún fue asesinado en Córdoba el 28 de junio de 1075, sucediéndole en el trono su nieto Yahya al-Qadir, muy inferior a su abuelo en dotes de gobierno. A los dos meses de su entronización, el consejero Ibn al-Hidí era asesinado ante su presencia. Los disturbios comenzaron enseguida; los hijos del muerto huyeron a Valencia esperando el momento de vengar la muerte de su padre. Se produjeron disturbios y saqueos, aprovechando el wali de Valencia para declararse independiente de Toledo; el régulo de Sevilla recobró Córdoba; Moctádir Ibn Hud, de Zaragoza conquistaba plazas toledanas y el aragonés Sancho Ramírez sitiaba duramente a Cuenca, que hubo de comprar su rescate. Las fuerzas de la ciudad se divieron en dos bandos. Los partidarios de la independencia a toda costa, despechados por los desaciertos y exigencias del monarca, ofrecen la ciudad y el reinon de Toledo a Umar al-Mutawakkil, régulo de Badajoz. Por su parte, al-Qádir, desprovisto de fuerzas y de medios, haciéndose eco de los consejos del otro bando, que insinuaban la amistad con el rey leonés, le pide ayuda. Pero Alfonso VI ha podido darse cuenta de la descomposición interna de los reinos de taifas y confía en que la posesión de ellos, como un fruto maduro, caerá por su peso, evitando con la intriga el despilfarro de vidas y esfuerzos. Así, a los angustiosos requerimientos de al-Qadir, el astuto Alfonso contestaba secamente pidiéndole por anticipado los recursos. Pero el de Toledo se encontraba con el erario exhausto y las fuertes amenazas puestas en juego para obtener numerario con que pagarle no solo no le dieron resultado sino que motivaron a que los enemigos de la ayuda cristiana insistieran ante el rey de Badajoz para que ocupara la taifa toledana. al-Qadir estaba perdido y abandonó la ciudad y se refugió en Cuenca, de donde había sido wali hasta su entronización, y al-Mutawakkil ocupaba el trono desierto. Por estas fechas, Alfonso se había adueñado de Coria, poniendose en contacto con las aguas del Tajo, lo que debió parecerle tocar ya en lontananza la realización de sus sueños imperiales. Desde el destierro conquense el destronado toledano solicita la ayuda del rey de León. Este, pensando que la ocasión era propicia, visita a al-Qadir prometiendo restituirle el trono, del que disfrutaría hasta tanto que se consiguiese la sumisión del de Valencia, pues entonces el musulmán dejaría la taifa toledana para Alfonso; además, todos los gastos de la campaña correrían por cuenta de al-Qadir, quien en calidad de rehenes, entregaba al de León los castillos de Zorita y Canturia. Estamos en el 1080 y ya desde el año anterior las huestes castellano-leoneses reiteraban sus entradas por tierras de Toledo.   El tiempo de la dinastía Banu Dil-n-Nun había llegado ha su fin.