Rodrigo, rey en Toledo

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Roderico o Rodrigo (en gótico: Hroþareiks, en latín: Rodericus y en árabe, لذريق‎, Ludharīq; 688-711), nombrado en numerosas fuentes clásicas como Don Rodrigo, fue rey visigodo entre los años 710 y 711. Llegó al trono de forma violenta, lo que produjo la secesión de parte del reino. Fue derrotado por los musulmanes en la batalla de Guadalete, debido a una traición entre oponentes visigodos del propio rey.

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La sucesión de Witiza

No se tiene constancia de su muerte ni de las circunstancias de la sucesión de Witiza, aunque se puede deducir que no fue pacífica. 17 Según la Chronica Regum Visigothorum, el reinado de Witiza terminó en 710, mientras que la Crónica mozárabe lo sitúa en 711. De forma general se acepta que el reinado de Witiza finalizó con su muerte, cuando aún no habría cumplido los treinta años de edad, alrededor de sus veinticinco años de edad,1819 de acuerdo a si se considera que fue hijo de la reina Cixilo; aunque si se considera que Witiza no fue hijo de Cixilo, sino de un matrimonio anterior de Égica, entonces tendría una edad relativamente avanzada.20 Del siguiente rey, Rodrigo, la Crónica mozárabe parece indicar que se apoderó del trono de forma violenta con el apoyo de una significativa parte de la aristocracia que conformaba la élite seglar y eclesiástica del reino que intervenía en la elección del rey.21 De este modo Witiza habría sido derrocado y muy probablemente asesinado.19 Si hubiera muerto por causas naturales y Rodrigo hubiera sido elegido, entonces no se hubiera producido la situación conflictiva.22 Aunque pudiera haberse dado el caso de que Witiza muriera por causas naturales y que Rodrigo se hubiera alzado para evitar que los parientes de Witiza pudieran designar a uno de sus miembros al trono.5 Se ha supuesto que pudiera haber habido un interregno de varias semanas o meses durante el cual habría existido un estado de guerra entre Rodrigo y otros aspirantes al trono.23   Como fuera, lo cierto (según las fuentes) es que este golpe de Estado debilitó el consenso entre la aristocracia, y que la subida al trono de Rodrigo produjo conflictos internos que ocurrieron en el momento en el que los árabes habían comenzado a atacar poblaciones al sur de la península ibérica. La élite nobiliaria se habría dividido y como ya ocurriera con la sucesión de Chindasvinto en 653 y de Recesvinto en 672,13 hubo una rebelión regional de territorios que no reconocieron la autoridad de Rodrigo,5 por lo que es posible que Rodrigo hubiera tenido que afrontar la división del reino con Agila II en el noreste,13 puesto que las monedas acuñadas a nombre de Agila proceden del noreste del reino —de la Narbonense y Tarraconense— sin que haya superposición geográfica con las monedas acuñadas a nombre de Rodrigo.2425.

Decadencia del Imperio Godo

  Cuando el reino visigodo tocaba a su fin, subió al trono el que sería su último rey, Roderico o Rodrigo. Este monarca, al que llamaban "El Usurpador" ya que tomó el poder por la fuerza tras una violenta guerra civil que no había terminado pues provincias enteras (Tarraconense y Septimania) eran gobernadas por su rival Agila II. Acuciado por los problemas políticos y económicos y molesto por la insubordinación de los Guardianes, que no lo aceptaban como rey legítimo. Sin embargo, Laberius, el anquistes del culto de Mitra, miembro de los doce, resentido de que su culto, al ser foráneo, no tenía la importancia de los otros, buscó el favor de Rodrigo y le habló de las inmensas riquezas que allí se hallaban, especialmente las escondidas en la torre tras la puerta de los Cerrojos. Así, cuando los Guardianes oficialmente le solicitaron que añadiera un nuevo cerrojo para legimiar su reinado, este se negó ya acudió acomañado de con su guardia pretoriana, los Gardingos, guerreros sagrados y de Laberius y sus acólitos, que asaltaron el lugar y obligaron a hacer huir a los sacerdotes supervivientes.

Violación de la Casa de los Cerrojos

Encontrándose ante la puerta de los cerrojos que daba acceso a la torre que había permanecido inviolada durante más de dos mil años desde que Hércules la cerrara, Rodrigo en lugar de añadir un candado, como era la tradición que renovaba su vínculo y aseguraga el reino, descerrajó todos los candados y acompañado por sus gardingos y Laberius, penetró en el recinto sagrado. El rey y sus acompañantes quedaron deslumbrados con lo que allí vieron, pero conforme iban avanzando por las estancias, un terror desconocido y aplastante se iba apoderando de ellos.   Al llegar a una pequeña sala, toda ella decorada con tapices de terciopelo negro, hallaron un gran cofre construido en una clase de madera desconocida para ellos, de una dureza superior a la roca y una textura y suavidad semejante a la de las telas más finas que pudieran encontrar. Para abrir el core el rey tuvo que roper una pequeña figura que realizaba la función de candado. En su interior encontró un lienzo entre dos postes que al ser desplegado y extendido se mostraba maravillosamente ilustrado con las imágenes de unos extraños hombres a caballo y debajo una frase escrita que decía: "Cuando este edificio se abra y sea roto el talismán que protege esta urna, el pueblo que está pintado en ella invadirá Iberia y derribará el trono de los reyes y someterá el país".   Inmediatamente el recinto empezó a temblar y el rey y sus caballeros tuvieron el tiempo justo para abandonar el lugar. Apenas habían salido, apareció en el cielo un ave gigantesca que arrojó sobre la torre un gran tizón encendido, convirtiéndolo en un mar de brasas. La torre quedó reducida a ruinas, pero la cueva o nefando gimnasio, lugar donde se enseñaban las artes mágicas, quedó intacto.   De vuelta en su palacio, no tardó mucho tiempo en llegar la noticia de que los árabes habían desembarcado cerca de la Roca de Calpe. Cuando Rodrigo se enfrentó a ellos en la batalla conocida como de Guadalete (año 711), encontraría la derrota, la muerte y el final del un reino de casi trescientos años.