Hospital del Puerto

Hace generaciones, un brote de anginas danzantes extremadamente contagiosas causó que muchos baldureños reconsideraran su forma de ver la medicina. Exigir a las víctimas que buscaran curación en sus respectivas iglesias aceleró la propagación de la enfermedad, a meidda que lo sinfectados acudían a los diferentes lugares de culto de la icudad, sobrepasando las capacidades de sanación.
Como consecuencia, los residentes de la Baja Ciudad decidieron unirse. Mientras que los patricios podían permitirse visitas a domicilio, así como sacerdotes y médicos personales, los plebeyos financiaron la construcción de un gran edificio donde todos pudieran acudir para recibir tratamiento. Deseosos de que los congregantes contagiados no interrumpieran cada servicio religioso, los templos se mostraron más que dispuestos a proporcionar clérigos que trabajaran en las instalaciones.
Por supuesto, el dinero sigue determinando la calidad de la atención: los clérigos rara vez trabajan por amor al arte, y aquellos sin fondos suficientes suelen acabar con los cirujanos en prácticas en un sótano ominosamente manchado. Siempre queda el consuelo de que quienes necesitan ayuda saben a dónde pueden acudir.
Sistemáticamente escaso de personal, el hospital tiene constantes problemas de seguridad: desde pacientes enojados, hasta muertos vivientes que se levantan espontáneamente; desde tratamientos poco éticos, hasta retiradas excesivas de sedantes analgésicos de los almacenes.
Dice mucho sobre Puerta de Baldur que los funcionarios de la ciudad decidieran construir el hospital justo al lado de la Puerta del Acantilado, próxima al cementerio, y lo más lejos posible de los barrios ricos.

Tipo

Hospital

Se encuentra en

Baja Ciudad