Mansión de Mandorcai

Esta mansión, el único horror urbano de la lujosa Cumbreflorida, surgió de la nada en mitad de la noche, ocupando el espacio de un solar vacío. Perfectamente dotado de reservados sirvientes, el imponente caserón fue sede de suntuosas fiestas para la élite de la Baja Ciudad, presididas por un excéntrico y melancóligo mago llamado Mandorcai.
Y entonces, tan repentinamente como había llegado, Mandorcai cerró las puertas de la mansión y desapareció de la vida pública. Los lugareños indiscretos que fisgonearon por las ventanas informaron de un palacio absolutamente deshabitado cuyos muebles parecían no haber sido tocados en años. Sin embargo, poco después, algunas personas de la ciudad comenzaron a recibir invitaciones escritas con plata sobre papel negro doblado en pentágonos.
Los que entraron en la mansión en virtud de las invitaciones no regresaron jamás. Después de algunas de estas desapariciones, un escuadrón del Puño Ardiente se abrió paso hasta el interior del edificio; solo salieron dos, parloteando sobre cuartos cambiantes y mataderos cubiertos de sangre llenos de ganchos y cadenas retorcidas. Ante la ausencia de obreros dispuestos a derribar el lugar, el Consejo de los Cuatro selló las puertas, pero dejó la mansión en pie.
Hace décadas que no se ve a nadie entrar o salir, y se desconoce si las pequeñas invitaciones negras que aún aparecen de vez en cuando en las puertas de algunos ciudadanos son auténticas o solo bromas inofensivas.

Tipo

Mansion / Villa

Se encuentra en

Baja Ciudad