Micarlin Zauvass
Male, Drow, Fighter
Actualmente guardia de élite de Yardis. Antiguamente, guardián real de los príncipes de Faesys, Katlin Jhavalar y Nadalz Jhavalar.
Acogido bajo las reformadoras alas de la reina Z´ress, Micarlin dejó de ser un mero soldado para convertirse en el guardián real de los pequeños Katlin y Nadalz, sin saber que su entrenamiento militar, duro y sacrificado, no le serviría de nada al momento de tener que lidiar con dos pequeños infantes. Sin embargo la dedicación que les entregó, rindió grandes frutos: Micarlin conectó tanto con los niños que su vínculo se fortaleció a un nivel prácticamente familiar, transformándolo de cuidador, a un tío cercano, a una figura paterna que siempre estaba allí para ellos cuando lo necesitaban.
Con grandes dificultades en su vida personal y ahora solo en la crianza de su hijo Yared, Micarlin decide dejarlo a cargo de la misma institución militar que lo había críado a él y pasar su adultez acompañando al joven Nadalz en su educación por todo Faerun.
Dada su naturaleza honesta y sencilla, Micarlin siempre prefirió relacionarse más con la servidumbre en sus viajes, hecho que le ganó la desconfianza de sus pares que se codeaban con la nobleza y hablaban de política; para ellos él era un sospechoso drow tratando de obtener información o conspirar, al que no había que darle mayor amabilidad.
Pero Micarlin nunca abandonó su gran humanidad y calidez, y cada oportunidad que tenía para compartir con alguien la aprovechaba, conversando muchísimo, a veces hasta el cansancio de sus interlocutores.
Por estos días, y luego de su jubilación como guardián de los príncipes, se le puede ver fumando pipa mientras ejerce como guardaespaldas del mago Yardis, a quien le cuenta sobre todas sus aventuras y pasado con entusiasmo. El viejo le ha tomado mucho cariño, al igual que a su colega, Akordia.
Acogido bajo las reformadoras alas de la reina Z´ress, Micarlin dejó de ser un mero soldado para convertirse en el guardián real de los pequeños Katlin y Nadalz, sin saber que su entrenamiento militar, duro y sacrificado, no le serviría de nada al momento de tener que lidiar con dos pequeños infantes. Sin embargo la dedicación que les entregó, rindió grandes frutos: Micarlin conectó tanto con los niños que su vínculo se fortaleció a un nivel prácticamente familiar, transformándolo de cuidador, a un tío cercano, a una figura paterna que siempre estaba allí para ellos cuando lo necesitaban.
Con grandes dificultades en su vida personal y ahora solo en la crianza de su hijo Yared, Micarlin decide dejarlo a cargo de la misma institución militar que lo había críado a él y pasar su adultez acompañando al joven Nadalz en su educación por todo Faerun.
Dada su naturaleza honesta y sencilla, Micarlin siempre prefirió relacionarse más con la servidumbre en sus viajes, hecho que le ganó la desconfianza de sus pares que se codeaban con la nobleza y hablaban de política; para ellos él era un sospechoso drow tratando de obtener información o conspirar, al que no había que darle mayor amabilidad.
Pero Micarlin nunca abandonó su gran humanidad y calidez, y cada oportunidad que tenía para compartir con alguien la aprovechaba, conversando muchísimo, a veces hasta el cansancio de sus interlocutores.
Por estos días, y luego de su jubilación como guardián de los príncipes, se le puede ver fumando pipa mientras ejerce como guardaespaldas del mago Yardis, a quien le cuenta sobre todas sus aventuras y pasado con entusiasmo. El viejo le ha tomado mucho cariño, al igual que a su colega, Akordia.
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