Yardis de Trindefel Character in Olvida la Tormenta | World Anvil
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Yardis de Trindefel

Male, Human, Divination Wizard

[Temporada 1]
  Yardis es el más rastrero y aceitoso mago que hay.
Hijo del medio de una familia de 7 hermanos huérfanos de Raja 'e Calzón, Yardis nunca se caracterizó por ser el más fuerte, ni el más popular, ni el más agraciado, ni, lamentablemente, el más vulnerable que se llevaba la ropa pasada de mano en mano.
  Yardis era olvidable, como la esquina pegajosa de una taberna o como los paños que se quedan remojando en agua sucia durante la noche.
  O así hubiera sido, si él no se hubiera propuesto lo contrario.
  Yardis es el más rastrero y aceitoso mago que hay... pero de una forma buena, de la forma que le consigue cosas, de la forma que le gana unas palmaditas en la espalda de vez en cuando.
Colándose en bibliotecas prohibidas, espiando conversaciones privadas, y a veces tomando prestado algún objeto valioso u otro, Yardis se convirtió en el Extremadamente Capaz, Extremadamente Independiente, Extremadamente Reconocido Mago de Trindefel... un distante reinado que realmente no existe. Pero nadie necesita saber eso.
  La vida de Yardis puede ser un misterio o una exhuberante historia cuyos detalles cambian con el tiempo, pero una cosa es clara: Yardis no depende del destino, ni de dioses, ni de su propia familia. Yardis no será olvidado nunca más.
 

Backstory:

  Yardis nunca supo nada de su madre, quien murió a sus 4 años, y no conoció a su padre. Sospechaba que, como todos ellos, fueron gente que la sociedad prefería ignorar. Era un niño desnutrido y débil y fue un milagro que hubiera sobrevivido hasta los 10 años en Raja 'e Calzón, donde toda la escoria de la sociedad decantaba. Era común despertar y encontrar a alguien que no había sobrevivido la noche; frío, enfermedad, hambre, riñas... Él no acostumbraba comer, era muy torpe para intentar robar y los demás niños más fuertes siempre tenían privilegio sobre las migajas. Él no oponía resistencia, la sumisión lo mantenía a salvo.
  Un día, un grupo de niños y algunos de sus hermanos se colaron al otro lado del muro. Era un mundo nuevo, lleno de cosas que ver para un niño invisible.
Los demás habían planeado robar comida del distrito vecino con más suerte, y Yardis, por primera vez, les quiso copiar. Mientras todos actuaban al unísono, él tomó un racimo de plátanos y corrió también. Eran pesados, el dueño lo atrapó. La paliza que le dio le rompió las costillas y le dejo tirado en el suelo en medio de la lluvia, la sangre y el barro, mientras la gente, monjes, guardias, familias con niños de su edad, pasaban alrededor sin verlo. Nada que valiera la pena distinguir de la mugre en el suelo.
  Yardis logró arrastrarse hasta un túnel y meterse dentro de un viejo baúl, donde dormitó, quién sabe cuánto tiempo, cubierto de papeles y pergaminos. Se podría decir que fue la magia lo que le salvó la vida. Era una escuela de magos, la Academia de Magia de Neverwinter.
  Los escuchaba repetir una y otra vez los cantrips y hechizos que lo mantuvieron despierto cuando era más fácil dormirse para siempre. Una y otra vez, hasta que se le grabaron en la mente, cada sonido y pausa memorizado a la perfección. Desde su escondite, Yardis los estudió por semanas, intentando comprender en su mente de niño, hasta que, por fin, una noche cuando todos se habían ido, tuvo la fuerza para levantarse y observar lo que los hombres recitaban. Símbolos en el papel, símbolos y vacíos que representaban lo que lo había mantenido con vida.
  Escondido, comiendo las sobras olvidadas por los magos, Yardis aprendió a mapear los garabatos a los sonidos. Fue lo primero que aprendió a leer.
Le costó meses, pero cuando estuvo listo, no dudó en robarse uno de los libros y el focus arcano que les daba el poder a los magos.
  Su suerte cambió desde ese entonces. Tenía algo, para sobrevivir, para mirar al futuro. Usando sus habilidades nuevas, empezó a robar donde los demás no podían. Comida, ropa, dinero incluso, a veces. Siguió aprendiendo a leer, a escribir, a transcribir nuevos hechizos él mismo y eventualmente tuvo pequeños trabajos con otros ladrones más experimentados que él, que le permitieron alimentar y cuidar a sus hermanos también.
  Pero ellos nunca entendieron cómo, seguían siendo ignorantes y abusadores, y un día decidieron que el libro de hechizos era muy valioso para Yardis, y seguramente sería mucho más valioso para alguien más.
Por unas cuantas monedas de plata, lo que más le importaba a Yardis, todo lo que se había esforzado por conseguir, había desaparecido.
  A los 16 años, Yardis dejó a sus hermanos y se endeudó con Donovan, decidido a hacer lo que fuera por no volver atrás, aunque esto significara tener que convertirse en alguien más.
 

Vínculos:


Donovan (54): Magnate, coleccionista de reliquias y empleador de Yardis. Al notar las habilidades del mago decidió prestarle plata a cambio de tenerlo a su servicio como buscador de tesoros y reliquias. Donovan provee la información, Yardis investiga y recupera tesoros y se dividen las ganancias 89/11.
  Cabeza Hueca: Familiar de Yardis.
  Sturtard (30): Hermano mayor. Es un tipo fornido con problemas temperamentales. A menudo se mete en peleas por escuchar mal y ha sido despedido de todos sus trabajos por no entender instrucciones.
  Goldy (no es su nombre real)(29): Se puede decir que Goldy es algo agraciada. Eso es lo que dicen sus clientes. Tiene un problema con las drogas.
  Lardo (27): Lardo no es tonto y fue capaz de armarse de un pequeño séquito que lo orbita como el planeta redondo que es. Solía robarse la comida de Yardis cuando eran niños.
  Flanis y Flen (24): Las gemelas. Tan superficiales como feas y antipáticas.
  Pot (sí es su nombre real)(22): El menor de todos los hermanos. No sabe leer, apenas habla y es debatible si entiende la comunicación no verbal. Le gusta quemar cosas.
    [Temporada 2]   Parte de los Guardianes de Willum.   En los cinco años que siguieron a la desaparición de la Tormenta y el atentado al Refugio Castellblanc por parte de Bismark, Yardis desmanteló y vendió todo en la mansión que le cedió Donovan, con el fin de ocultarse y proteger a, su ahora novia, Elektra y a sí mismo de sus persecutores. Con sus antiguos contactos en el mercado negro, consiguió los materiales para fabricar un par de anillos de protección contra la adivinacion y de comunicación para él y su novia.
  En Neverwinter alquilaron en secreto el entretecho de una roñosa taberna llamada El Escupitajo, desde donde mantenían su cede de operaciones en la investigación de Eberron y el conde. Con el dinero sobrante y bajo uno de sus aliases, Yardis se volvió benefactor de la deslucida Academia de Neverwinter, donde había conocido la magia por primera vez, y consiguió acceso tanto a su sección restringida, como una cantidad de nuevos tomos sobre Eberron que mandó a importar. Sin embargo tuvieron que dejar este lugar cuando Wrenn le advirtió de los demás celestiales y Elipsis descubrió su escondite.
  Fue en ese momento que las comunicaciones con el resto de los guardianes de Willum debieron ser cortadas por seguridad, y la pareja escapó a un minúsculo pueblo perdido en el medio de la nada, Bockerty, desde donde se dispuso a continuar con sus investigaciones. El avance era muy lento, pero finalmente, y gracias a su refinada técnica de leer las mentes, Yardis dió con información clave en la mente de Elektra que le reveló que el conde buscaba algo de suma importancia en Faerun.
  Descifrando los papeles rescatados de las minas de Targos, Yardis descubrió el sistema espacial usado en Eberron además de varias locaciones a lo largo de Faerun que habían sido marcadas por el conde y se dedicó a viajar a cada una de ellas. Es así como identificó el modus operandi de la gente de Bismark, y pudo distinguir que en estas locaciones buscaban, por una parte, yacimientos de Ultión, y por otra, el misterioso objeto de interés, que aparentemente el conde seguía sin encontrar.
  La relación con Elektra se resintió bastante en estos años de intensa investigación, exploración y fallos de Yardis, donde el mago pasaba su tiempo encerrado estudiando o ausente mientras exploraba solo. Pero la satyr se mantuvo a su lado a pesar de todo, incluso luego de la mentira sobre la expedición a Trindefel.
  Fue ahí, en Tortured Land, donde la reina de Faesys y sus investigadoras, conocieron a Yardis. Reconociéndolo como uno de los representantes en el Concilio de los 12 e impresionada por la capacidad del mago para realizar solo lo que todo su equipo hacía en conjunto y con financiamiento de Faerun, la reina lo nombró director, encargado de la investigación hacia Bismark.     Actualmente Yardis reside en Faesys, junto a su novia Elektra, donde ejerce como director del Valsharen bajo la identidad de Ylenn Turinn. Tiene 2 guardaespaldas, Micarlin y Akordia, que lo acompañan en todas sus peligrosas misiones y ha entablado una gran amistad con Nadalz, el príncipe y una relación de admiración y complicidad con su hermana Katlin, la reina.

el mejor mago de trindefel que hay

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