Sesión 03: El destino de Faerün
Wrenn, Yardis, Esi, Harisa, Öz, con la ayuda de Pyrex, Micarlin y Akordia se preparan para la batalla de la que se escaparon por 5 años. El grupo inicia los protocolos contra amenazas del observatorio, enfocándolos en defensa y recuperación espiritual. Harisa y Oz aprovechan su movilidad y corren de vuelta a la primera sala para destruir el acceso secudario al sistema con una de las dinamitas que el bardo había logrado robar de los hombres de Bismark, mientras el resto del equipo inicia el protoco de autodestrucción del observatorio: El plan es resistir lo suficiente para que la información de la luz de la estrella se copie y teletransportarse fuera del lugar, destruyendo en su escape cualquier pista que pueda beneficiar a sus rivales.
Bloqueando la única entrada al salón para limitar el ingreso de los celestiales, el grupo se prepara a defender los datos con sus propias vidas.
Los cinco celestiales, Contradictio, Paranomasia, Pathos, Elipsis y Ablepsia, llegan al lugar y se comunican a través de los altoparlantes con la party, pidiéndoles que se retiren y ofreciendo perdón a cambio; los héroes tratan de razonar con ellos, pero los sirvientes de Atholas rápidamente se dan cuenta que sólo están engañándolos e intentando comprar tiempo.
Se produce un combate abrumador, donde los personajes logran resistir al límite gracias a los protocolos del observatorio, pero sobre todo, gracias a su propia astucia y determinación.
En el estratégico pasillo que actúa como embudo, Wrenn se posiciona para contener la entrada de los celestiales, logrando paralizar a su viejo enemigo, Contradictio, a quién deja extremadamente malherido. Harisa, desde una posición estrátegica marca con sus flechas el ingreso de cada celestial mientras recibe una y otra vez los ataques mortales de Pathos. Con la ayuda de Micarlin desde las sombras, Yardis cubre con su propio ser el frágil orbe de luz en el que está copiando la información, mientras el psicopático Elipsis carga contra él. Oz, haciendo uso de su nuevo arco que se transforma en harpa, lanza devastadores ataques mágicos a partir de frecuencias músicales, mientras Akordia, a quién transforma en dinosaurio ataca ferozmente a Ablepsia. Por su parte, Esi, haciendo uso del brazalete arcano que le dio su abuela, prepara una trampa secreta con el fin de hacerle frente a los celestiales.
La batalla no parece terminar nunca y Wrenn insiste una y otra vez que deben escapar, revelando la información que Elina le dio sobre el destino de las almas tras morir; el riesgo es mucho, pero el orbe de luz aun no está completo y Yardis se niega a activar su pergamino de teleportación.
Con casi nada de energía restante en sus cuerpos, el grupo finalmente ha debilitado a los celestiales suficiente. Cumpliendo con las condiciones del ritual que la vieja Ilsa había almacenado en su brazalete, Esi activa el hechizo: Un aterrorizante portal de sombras y gritos desgarradores se abre sobre la party, enviando a los 5 celestiales hacia el Pandemonium, plano del que no podrán salir por mucho tiempo…
En los últimos segundos antes de la autodestrucción del observatorio, el orbe brilla señalando su compleción y Yardis activa el pergamino de teletransportación, absorbiendo a Wrenn, Esi, Oz, Harisa, Pyrex, Akordia, Micarlin, sí mismo y el orbe de Luz.
Bloqueando la única entrada al salón para limitar el ingreso de los celestiales, el grupo se prepara a defender los datos con sus propias vidas.
Los cinco celestiales, Contradictio, Paranomasia, Pathos, Elipsis y Ablepsia, llegan al lugar y se comunican a través de los altoparlantes con la party, pidiéndoles que se retiren y ofreciendo perdón a cambio; los héroes tratan de razonar con ellos, pero los sirvientes de Atholas rápidamente se dan cuenta que sólo están engañándolos e intentando comprar tiempo.
Se produce un combate abrumador, donde los personajes logran resistir al límite gracias a los protocolos del observatorio, pero sobre todo, gracias a su propia astucia y determinación.
En el estratégico pasillo que actúa como embudo, Wrenn se posiciona para contener la entrada de los celestiales, logrando paralizar a su viejo enemigo, Contradictio, a quién deja extremadamente malherido. Harisa, desde una posición estrátegica marca con sus flechas el ingreso de cada celestial mientras recibe una y otra vez los ataques mortales de Pathos. Con la ayuda de Micarlin desde las sombras, Yardis cubre con su propio ser el frágil orbe de luz en el que está copiando la información, mientras el psicopático Elipsis carga contra él. Oz, haciendo uso de su nuevo arco que se transforma en harpa, lanza devastadores ataques mágicos a partir de frecuencias músicales, mientras Akordia, a quién transforma en dinosaurio ataca ferozmente a Ablepsia. Por su parte, Esi, haciendo uso del brazalete arcano que le dio su abuela, prepara una trampa secreta con el fin de hacerle frente a los celestiales.
La batalla no parece terminar nunca y Wrenn insiste una y otra vez que deben escapar, revelando la información que Elina le dio sobre el destino de las almas tras morir; el riesgo es mucho, pero el orbe de luz aun no está completo y Yardis se niega a activar su pergamino de teleportación.
Con casi nada de energía restante en sus cuerpos, el grupo finalmente ha debilitado a los celestiales suficiente. Cumpliendo con las condiciones del ritual que la vieja Ilsa había almacenado en su brazalete, Esi activa el hechizo: Un aterrorizante portal de sombras y gritos desgarradores se abre sobre la party, enviando a los 5 celestiales hacia el Pandemonium, plano del que no podrán salir por mucho tiempo…
En los últimos segundos antes de la autodestrucción del observatorio, el orbe brilla señalando su compleción y Yardis activa el pergamino de teletransportación, absorbiendo a Wrenn, Esi, Oz, Harisa, Pyrex, Akordia, Micarlin, sí mismo y el orbe de Luz.
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