Sesión 11: Visiones del Pasado in Olvida la Tormenta | World Anvil
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Sesión 11: Visiones del Pasado

"Merek Ethenke."   Las palabras mágicas abren una puerta en la colina justo al lado de donde estuvo el portal al Avernus. Wer Itheikir revela una antiquísima arquitectura que idolatra a dragones con una alta torre que Wrenn menciona en especial, a medida que un orgulloso Arken guía a la party. Sin embargo la ciudad está vacía y los dragonborn aceleran su paso preocupados en busca de Ariah Luzaar, la maestra de Wrenn.   El grupo llega a un templo interior con un gran mural que representa a Bahamut y los dragones, donde Wrenn comparte un poco de la información que conoce de historia antigua; mientras, Oz, por su parte, encuentra otros rastros del pasado cuando descubre un antiguo símbolo tallado en una planta que revela que los Harpers estuvieron ahí, mucho tiempo atrás.   Ariah se encuentra en el interior y Arken la saluda con mucho cariño, como familia; ella y su gente, quienes ahora se han ido con la misión de reencontrar y asistir a los dragonborn, han cuidado por años los pocos huevos de dragón que existen en la actualidad. Wrenn nota que ella está más vieja y recibe sin inmutarse la noticia de que el pueblo estuvo a punto de ser atacado por demonios, poniendo su completa confianza en los dragonborn y sus aliados.
A pesar del apremio que muestra el paladin ante los peligros que los rodean, su maestra insiste que el grupo descanse primero y más tarde se preocupen de los temas serios, invitándolos a todos a una humilde aunque apetitosa cena mientras conversan.   Ariah rápidamente reconoce algo en los ojos de Esi, unas pintitas azules características que sabe que ha visto antes; sin embargo no logra recordar de dónde aunque la hechicera la bombardea con las diferentes opciones de su árbol familiar.   Harisa y su hermano se toman un tiempo para planear y ensayar la charla con Ariah donde le pedirán ayuda con recuperar el cuerpo de Pyrex, pero la anciana se lamenta al darles la mala noticia de que ella no puede hacer nada al respecto, recordándole, para disgusto de la tiefling, que su viejo maestro, Balniham sería una opción.   Lo mismo corre para Oz, sin embargo la anciana tiene incluso peores noticias que añadir: Oz no está transformándose en un no-muerto como todos creían, sino que su cuerpo está transformándose en un avatar de Atholas. El bardo se toma la notica con calma y se enfoca en conseguir más pistas sobre los Harpers que pudieron pasar por ahí.   Yardis decide tomarse el tiempo libre para visitar la alta torre que Wrenn habia mencionado y acompañado de Esi, parten mientras pelean sobre sus diferentes hábitos en cuanto al estudio. Para risa de ambos, en las finas paredes cargadas de historia, encuentran un grafitti tallado por Wrenn. "Aquí estuvo el gran archimago Yardis". Con una pequeña tregua en sus disputas, el mago agrega el nombre de Esi junto al suyo.   Con el grupo completo de vuelta y más descansado, Ariah decide que es tiempo de atender las inquietudes de Wrenn y los convoca a todos alrededor de una mística piscina rodeada de arte y estatuas dracónicas antiguas. Ella les explica por qué Wrenn no estaba con sus otros hermanos huevos de dragón como Arken, revelando que muchos años atrás un grupo de exploradores había visitado el monasterio con el fin de entender en mayor profundidad el misterio de los dragones. Ariah confiesa que ella y su gente no tuvieron muchas respuestas para darles, y que, a espaldas de los demás, decide intercambiar el conocimiento de los visitantes por uno de los huevos: Wrenn.   Dando respuesta a muchas de las interrogantes de la party, Ariah revela que el grupo de exploradores estaba comprendido por Datlue, una Harper, Ishmael, el abuelo de Esi, y por Lillin Moggleniggle, la madre de Wrenn, quién se lo había llevado y criado como su hijo entre los gnomos.   Ariah les cuenta que nunca volvió a ver al grupo y que ella misma quedó con preguntas sin responder, pero que sospecha que Lillin debe haberle revelado algo útil a Wrenn durante su infancia, sin embargo extraer esta información requerirá darle un vistazo al alma de Wrenn con un peligroso rito, en el que él podria alejarse tanto de su presente, de su cuerpo, que arriesga no volver.   Es así como el equipo conjura bendiciones y hechizos para ayudar al dragonborn que se sumerge en el agua, mientras Harisa, Oz, Arken y Yardis lo rodean y Ariah guía a Esi para que con la flauta legendaria desenlace la canción de su alma.   La melodía es triste y transporta a Wrenn a su infancia, donde un niño dragonborn revive memorias de su aldea y su rivalidad con Bilkas Twinreach el maestro de combate, a quién jura derrotar frente a Lillin. Las memorias llevan al equipo aun más allá, a un momento en que Wrenn niño lucha por encontrar su lugar entre los pequeños gnomos como el único que puede encargarse de levantar los enormes mecanismos de engranajes que hacen funcionar la aldea. Lillin, una vez más, le devuelve la confianza al inseguro Wrenn y le pregunta que hará cuando crezca. Él afirma que quiere viajar por el mundo y convertirse en el mejor guerrero, lo que produce cierta melancolía en Lillin que confiesa que ella sólo quiso ser una buena madre para él. Pidiéndole perdón por mantener el secreto y aceptando que el destino de Wrenn está en otro lado, ella le recita unas palabras secretas de suma importancia para el futuro, que ha estado guardando todos estos años: Iruk safir obrenna syron da trindefel. "El fin ha llegado, es hora de regresar a casa"   En el presente, el grupo debe mantener la concentración y se esfuerza por seguir conectado con Wrenn, que una vez más viaja a otra visión.   Las palabras parecen despertar un recuerdo más en Wrenn, y esta vez el grupo se ve transportado a un escenario completamente diferente. Grandísimas montañas se extienden más allá de un campo de batalla, donde, no Wrenn, sino un soldado de estatura media marcha junto a su batallón. La tropa conversa sobre la destrucción de la aldea de Lenos y se prepara para adentrarse en la pelea, junto a diferentes batallones de humanos, elfos, enanos y otras razas de apariencia diferente a la actual, contra huestes de celestiales y enormes dioses. A través de los ojos de esta vida pasada del dragonborn, el grupo observa como un ser colosal que no logran reconocer se alía con los humanos, sin embargo los dioses son mucho más poderosos y arrasan con todos ellos sin piedad.   Una última visión llega a Wrenn, pero esta vez el grupo no lo sigue.
El dragonborn es sí mismo de nuevo, y flota en un espacio hasta llegar a una isla con una cueva. Siente que Arken viene detrás de él, más allá, y se adentra entre las rocas. En el fondo, una lámpara extraña ilumina la entrada a un gran hoyo interminable por el que cae una cascada. Desde el abismo, una voz, ajena y familiar a la vez, cuestiona su capacidad de crearse un arma lo suficientemente poderosa como para vencer a sus enemigos como él imagina. Entonces la entidad le ofrece un trato, en el que Wrenn obtendrá la información para encontrar los materiales para hacer el arma definitiva que tanto anhela, a cambio de convertirse en el líder de su causa, junto con 4 dragonborn más a los que en el futuro guiará hasta un ritual para que tomen su forma final.   Wrenn le pide a la entidad que deje a Arken fuera de esto, y aceptando el trato, se arroja al abismo donde su reflejo se convierte en el de un gigantesco dragón.   La party desde el exterior comienza a preocuparse al ver a Wrenn sumido en un aparente coma, y sus temores se hacen aun mayores cuando, a través de la lectura de pensamientos de Yardis, descubren que su amigo dragonborn está experimentando un sentimiento de renuncia y aceptación.   Para sorpresa y confusión de todos, Wrenn despierta de pronto, entusiasmado, y les informa que encontró la ubicación de los materiales que necesita en Shaar, en el sur y tanto Candlekeep como Calimport en el norte, omitiendo por completo la verdad de la experiencia.


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