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Sesión 13: Infiltraciones Paralelas

Öz toma el liderazgo de la misión en la torre Zhentarim y, conociendo a sus aliados, organiza 3 grupos: Infiltración, comprendido por los más sigilosos del equipo, Señuelo, los no tan sigilosos y Soporte, quienes se deben quedar a cuidar la nave. Esi no parece conforme con su posición de guardia y, con el apoyo táctico de Wrenn, intercambia posiciones con Yardis, quien envía a su familiar en forma de buho para que actúe por él junto a los demás señuelos, mientras él se va a la retaguardia con la excusa de leer los 3 libros de Eberron.   Con la ayuda de Sandrito, descubren que hay un líder en el interior de la torre y 3 guardias en su exterior. Una sombra vigila la entrada principal, un ogro, la parte posterior, y una harpía sobrevuela la base, dándoles sólo pequeñas ventanas donde escapan de su aguzada visión. El grupo decide usar estas oportunidades para que Wrenn, quién ha sido disfrazado por Órel, suplante al ogro, mientras Harisa lo inmoviliza y el grupo Señuelo se lo lleva al bosque para finalizarlo. Desmantelando las defensas mágicas, el grupo de infiltración integrado por Öz, Harisa, Micarlin y Olvana, se escabulle por un hoyo en el muro de piedra, bajo un hechizo de invisibilidad.   Mientras tanto, solo en la mitad del bosque, Yardis crea un círculo de teleportación que lo lleva, invisible también, de vuelta a Faesys.
De incógnito, se abre paso hasta su casa y se cuela por la puerta trasera, desde donde no percibe ningún tipo de peligro, sino divertidas risas que provienen del segundo piso. Elektra conversa de forma insinuante con Nadalz en la habitación. Conteniéndose, el mago extrae de su estudio su mapa de Trindefel primero, y luego se asoma en su dormitorio. Ambos Nadalz y Elektra están en diferentes estados de ebriedad, haciendo evidente que han estado compartiendo la cama y divirtiéndose, aunque sin llegar a más, en la ausencia del mago. Ella, borrachísima, insiste que sigan bebiendo, pero el príncipe finalmente se levanta y se marcha. Yardis le escribe una cortante y contenida nota a su novia, haciéndole notar que depende de ella y se prepara para seguir al drow.
  De vuelta en la torre de los Zhentarim, las cosas se complican pues de imprevisto la sombra que guardaba la entrada delantera aparece junto a Wrenn en la parte de atrás. Harisa alcanza a divisarlo justo a tiempo para advertir al dragonborn, quién improvisa una estrategia para no ser reconocido por su voz, zampándose un manojo de comida en la boca. Telepáticamente Öz instruye a Wrenn que lo lleve hacia el bosque donde el resto del equipo puede matarlo, pero al correr bosque adentro como indicando algo, el Zhentarim sólo lo interpreta como si su compañero una vez más hubiera acaparado el baño.   El equipo de infiltración sigue subiéndo la torre sin ningún inconveniente gracias a un hechizo de Harisa que los hace más diestros al momento de esquivar trampas sigilosamente, y no logra ver cómo la harpía en el exterior se ha detenido a observar la ausencia de su compañero ogro. Esi se percata de la situación y advierte a Wrenn que debe volver a su posición antes de alertarla al punto de lanzar una alarma. Una vez más, Wrenn hace caso a sus amigos y vuelve a su posición, fingiendo espectacularmente un fuerte dolor estomacal. Tanto la harpía como la sombra lo contemplan con disgusto y siguen con sus rutinas, la cual lleva a la sombra a su receso para ir al baño.
El equipo de Señuelo se prepara para atacarlo por sorpresa, pero Amani lo alerta y este, a su vez, con los pantalones abajo, alerta a Esi, quien lo desintegra en lo que podría ser la muerte más rápida y más patética en toda la historia de los Zhentarim.   En el reino drow, Yardis espía como Nadalz llega a su bar y se prepara unos tragos, en espera de un invitado secreto. El encapuchado resulta ser Katlin, quien ha acudido tras petición del príncipe. Nadalz le cuenta como se siente atraído por Elektra y está dividido entre lo que quiere y su lealtad hacia Yardis. Tras escuchar la angustia de su hermano, Katlin le refuerza que sea leal y además que le cuente la verdad de la situación a su amigo, consejo que su hermano acepta con mucha vergüenza. La reina lo tranquiliza quitándole importancia y comparándolo con el problemático secreto que ellos ocultan, y asegurándole que todos tienen secretos oscuros.
Cuando se retira, el mago se comunica a distancia con ella para pedirle que se junten en un lugar privado.
  En la base, el grupo de infiltración llega finalmente a la cima de la torre, donde se encuentran con un atareado Zhentarim que parece estar traspasando información de un lado a otro en unos tableros mágicos. Harisa, aprovechando la distracción del agente, decide acercarse sigilosamente por sus espaldas; sin embargo una última trampa se activa disparándole una flecha que la delata. La tiefling rápidamente reacciona y, utilizando sus habilidades de transformación, toma la forma de un mapache regordete justo antes que el Zhentarim pudiera verla. El animal chilla y gruñe, engañando al enemigo, y Harisa se escapa por una ventana, no sin antes lograr espíar la información que maneja: Control de tráfico sobre las naves y grupos que llegan y se van de Citadel of Raven.
  Con esta nueva información que dificulta su futura misión, la party se prepara para eliminar a los dos últimos Zhentarim.
Desde abajo, Esi toma vuelo y se alista para contener a la harpía, mientras que Harisa salta sobre ésta y se transforma en un enorme oso que con su peso le hace caer desde su circuito en lo alto. La caída es brutal e inhabilita a la mujer-pájaro, y Esi, enajenada, vuela en picada tras ellas y la remata con sus hechizos de fuego. Mientras tanto, en el interior de la torre, Öz Lander contiene mágicamente a un Zhentarim que había entrado en pánico tras ver a la hechicera acelerando por los aires y se dispone a sustituirlo a cargo de la torre de control.   Con la torre bajo su poder, el grupo se reúne para extraerle información al ex-controlador de tráfico. El Zhentarim se resiste a la interrogación y no provee mayor información que la que ya han aprendido, por lo que, ante su inutilidad, el bardo lo arroja fríamente por la ventana, sorprendiendo a la hechicera.   Por su parte, en Faesys, en la torre que corresponde a los aposentos de la reina Katlin, Yardis revela la razón de su visita. El mago le muestra a la reina un mapa de Trindefel junto con un dibujo que hizo cuando chico, y le cuenta por primera vez como su apodo solía ser Yardis de Trindefel, una de sus identidades que adoptó cuando niño, tras iniciarse en la magia. Él revela como Trindefel era un reinado mágico que creó para escapar de su miseria en Neverwinter, pero ahora necesita saber si ese lugar realmente existe y si el nombre proviene de alguna memoria enterrada en su mente.
En un momento con algo de tensión e intimidad, Katlin utiliza una técnica para indagar en sus memorias y tras vislumbrar su pasado llega a un recuerdo de su infancia. Ambos ven como un pequeño y empobrecido Yardis juega con magia imaginaria, mientras un hombre que parece ser su padre conversa con su madre. Él tiene una nave que ha arrendado a Lillin, la aventurera madre de Wrenn, y menciona como van a encontrar el ídilico Trindefel y se harán tan ricos que por fin podrá sacar a sus hijos de la miseria.   Con la existencia de Trindefel prácticamente confirmada, Yardis y Katlin concluyen que la búsqueda de éste se vuelve prioridad, evidenciando un destino más en el viaje de la party: La antigua aldea de gnomos de Wrenn. Revitalizado, el mago se despide, no sin antes darse cuenta de las singulares y menos controladas reacciones de la reina alrededor suyo.   De vuelta en el Susurro Descuidado, la party se reune y cuestionan al mago sobre su lectura. Él miente y abre un libro de Eberron casualmente, sorprendiendo y asustando a todos los presentes. El libro emite unos pitidos y levita por los aires, atrayendo los otros dos ejemplares hacia él, mientras se transforman en artilugios metálicos que nadie sabe reconocer. Recuerdan a una versión más prolija de las arañas mecánicas de Bismark y, a pesar de teorizar que no están bajo en control del conde y el grupo siente cautela al testear la energía que parece emanar de los artefactos.
  La party intuye que los artilugios debían ser entregados en Waterdeep como parece sugerir el pergamino codificado que tiene Oz, pero deciden que los más seguro es mantener los libros cerrados, justo en el momento que un grupo ingresa al campamento Zhentarim. Öz reconoce como la Harper Solasta Gou guía a los tieflings rebeldes, Enki e Iga, junto a su perro Gundogan, hacia ellos.


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