Sesión 17: La Silla
Harisa se encuentra transportada a través del plano etéreo, mientras viaja sentada sobre la misteriosa silla.
La ranger ve como alrededor suyo se perciben una multitud de entradas y portales interplanares por los que la silla intenta pasar, pero todos parecen bloqueados e impenetrables, extendiendo su trayecto hacia la infinidad del vacío. Los recuerdos de sus lecciones sobre los otros planos con Balniham vuelven a su mente, y Harisa recuerda la metáfora del racimo de uva y cómo cada fruto representa los diferentes planos o mundos, con sus pepas como planos menores, mientras que la pulpa de la uva corresponde al plano etéreo que los une y el tallo, el plano Astral que interconecta cada mundo. De vuelta en el mundo material, Oz intenta descubrir qué pasó con la tiefling y prueba hacer contacto con la silla para seguirla, pero el artefacto le hace daño al instante. El bardo no logra descifrar los símbolos alrededor del trono, así que se limita a copiarlos para investigarlos más tarde mientas se queda vigilando a la espera que la ranger sepa volver por su cuenta.
Mientras tanto, en la nave, Pot cambia de parecer y decide volver junto a Bafir, a lo que Yardis reacciona intentando hechizarlo para que finalmente persuada a la reina y sus tropas de bajarse al campo de batalla. Sin embargo la armadura del chico no sólo lo hace invulnerable a los hechizos, sino que esta vez también da una alarma que lo alerta de que algo anda mal. En el plano etéreo, una entrada finalmente se abre, y Harisa llega a un espacio frío, lleno de tieflings que han muerto atrapados en este plano. A lo lejos escucha voces de algunos sobrevivientes y decide acercarse. En una pequeña cabaña encuentra a la pequeña hija de Carra junto a otros 3 tieflings, un hombre mayor y 2 mujeres. El hombre es un viajero interplanar como Harisa y ha estado ocupándose de robar provisiones para mantener a las mujeres a salvo, insistiéndoles que están más seguros ahí que en el plano material. Harisa intenta recuperar a Paz, pero el hombre se lo prohibe, hasta que ella finalmente lo increpa sobre su actitud cobarde, revelando que si él es un viajero, podría perfectamente sacarlas a todas de ahí para ir a luchar junto a todos los tieflings.
Las mujeres deciden volverse al plano material con Harisa, dejando atrás al ofuscado hombre, sin embargo al sentarse en conjunto en la silla, Harisa carece del carisma y autoridad para controlar el vehículo y debe tomar una dificil decisión: La silla transporta a las 3 mujeres al exterior, mientras la ranger se sacrifica y queda flotando en el vacío del plano etéreo. Oz observa confundido como 2 mujeres y una niña tiefling emergen donde debió aparecer Harisa. Ellas le explican al bardo que la ranger se sacrificó por sacarlas del plano etéreo, justo en el momento que Sol y Enki logran abrirse paso hasta ese sector de la prisión. El tiefling ofrece quedarse a esperar a Harisa mientras los ex-harpers rescatan a las mujeres y salen de la base que está empezando a colapsar, pero Oz se niega a dejar a su amiga atrás y les pide que salgan ellos en cambio. Enki deja a Gundogan para que permanezca con el bardo mientras continúan esperando en las profundidades de la prisión. Harisa flota sola por la oscuridad de la nada etérea por lo que parecen ser días. Conserva sólo una vaga noción del tiempo porque sus raciones se han acabado y su cuerpo etéreo se debilita. En un esfuerzo por no rendirse, Harisa intenta nuevamente viajar o abrir alguna de las entradas que permanecen cerradas por todos lados, pero lo único que logra es percibir a una enormísima criatura que viaja por detrás del velo de los portales. En un momento de calma interior, Harisa logra escuchar los rezos de Keya y milagrosamente el tiefling que había quedado refugiado en la cabaña aparece sobre la silla para cederle su puesto, rescatándola a costa de su vida.
Harisa resume su viaje a bordo del artefacto, ignorando por completo qué está pasando en el plano material: Oz y Gundogan se esfuerzan por esquivar guardias de la prisión mientras siguen esperando su reaparición, al mismo tiempo que Wrenn, Esi y Yardis se preparan para combatir a las tropas de Bafir. Haciendo un último esfuerzo de voluntad, la silla transporta a Harisa a un nuevo lugar y la ranger contempla como las estrellas y nebulosas parecen estar casi al alcance de su mano: Harisa se encuentra en una nave y por primera vez se ha transportado al plano Astral.
Una tiefling de apariencia casi celestial, la tripulante de la nave, le pregunta hacia dónde quiere dirigirse, ofreciéndole opciones que pasan por Faerun, Eberron, Exandria, Krynn, Circa y muchos otros y Harisa logra entender que aparentemente la está confundiendo con realeza de algún tipo con la que mantiene el contrato de viajes interplanares por los diferentes mundos; pero eso no es todo.
A través de su conversación, Harisa se da cuenta que no sólo está en el astral, sino que además parece estar en una época donde los humanos recién están llegando a Faerun y Eberron está en paz, al igual que en lejanos tiempos pasados.
La ranger ve como alrededor suyo se perciben una multitud de entradas y portales interplanares por los que la silla intenta pasar, pero todos parecen bloqueados e impenetrables, extendiendo su trayecto hacia la infinidad del vacío. Los recuerdos de sus lecciones sobre los otros planos con Balniham vuelven a su mente, y Harisa recuerda la metáfora del racimo de uva y cómo cada fruto representa los diferentes planos o mundos, con sus pepas como planos menores, mientras que la pulpa de la uva corresponde al plano etéreo que los une y el tallo, el plano Astral que interconecta cada mundo. De vuelta en el mundo material, Oz intenta descubrir qué pasó con la tiefling y prueba hacer contacto con la silla para seguirla, pero el artefacto le hace daño al instante. El bardo no logra descifrar los símbolos alrededor del trono, así que se limita a copiarlos para investigarlos más tarde mientas se queda vigilando a la espera que la ranger sepa volver por su cuenta.
Mientras tanto, en la nave, Pot cambia de parecer y decide volver junto a Bafir, a lo que Yardis reacciona intentando hechizarlo para que finalmente persuada a la reina y sus tropas de bajarse al campo de batalla. Sin embargo la armadura del chico no sólo lo hace invulnerable a los hechizos, sino que esta vez también da una alarma que lo alerta de que algo anda mal. En el plano etéreo, una entrada finalmente se abre, y Harisa llega a un espacio frío, lleno de tieflings que han muerto atrapados en este plano. A lo lejos escucha voces de algunos sobrevivientes y decide acercarse. En una pequeña cabaña encuentra a la pequeña hija de Carra junto a otros 3 tieflings, un hombre mayor y 2 mujeres. El hombre es un viajero interplanar como Harisa y ha estado ocupándose de robar provisiones para mantener a las mujeres a salvo, insistiéndoles que están más seguros ahí que en el plano material. Harisa intenta recuperar a Paz, pero el hombre se lo prohibe, hasta que ella finalmente lo increpa sobre su actitud cobarde, revelando que si él es un viajero, podría perfectamente sacarlas a todas de ahí para ir a luchar junto a todos los tieflings.
Las mujeres deciden volverse al plano material con Harisa, dejando atrás al ofuscado hombre, sin embargo al sentarse en conjunto en la silla, Harisa carece del carisma y autoridad para controlar el vehículo y debe tomar una dificil decisión: La silla transporta a las 3 mujeres al exterior, mientras la ranger se sacrifica y queda flotando en el vacío del plano etéreo. Oz observa confundido como 2 mujeres y una niña tiefling emergen donde debió aparecer Harisa. Ellas le explican al bardo que la ranger se sacrificó por sacarlas del plano etéreo, justo en el momento que Sol y Enki logran abrirse paso hasta ese sector de la prisión. El tiefling ofrece quedarse a esperar a Harisa mientras los ex-harpers rescatan a las mujeres y salen de la base que está empezando a colapsar, pero Oz se niega a dejar a su amiga atrás y les pide que salgan ellos en cambio. Enki deja a Gundogan para que permanezca con el bardo mientras continúan esperando en las profundidades de la prisión. Harisa flota sola por la oscuridad de la nada etérea por lo que parecen ser días. Conserva sólo una vaga noción del tiempo porque sus raciones se han acabado y su cuerpo etéreo se debilita. En un esfuerzo por no rendirse, Harisa intenta nuevamente viajar o abrir alguna de las entradas que permanecen cerradas por todos lados, pero lo único que logra es percibir a una enormísima criatura que viaja por detrás del velo de los portales. En un momento de calma interior, Harisa logra escuchar los rezos de Keya y milagrosamente el tiefling que había quedado refugiado en la cabaña aparece sobre la silla para cederle su puesto, rescatándola a costa de su vida.
Harisa resume su viaje a bordo del artefacto, ignorando por completo qué está pasando en el plano material: Oz y Gundogan se esfuerzan por esquivar guardias de la prisión mientras siguen esperando su reaparición, al mismo tiempo que Wrenn, Esi y Yardis se preparan para combatir a las tropas de Bafir. Haciendo un último esfuerzo de voluntad, la silla transporta a Harisa a un nuevo lugar y la ranger contempla como las estrellas y nebulosas parecen estar casi al alcance de su mano: Harisa se encuentra en una nave y por primera vez se ha transportado al plano Astral.
Una tiefling de apariencia casi celestial, la tripulante de la nave, le pregunta hacia dónde quiere dirigirse, ofreciéndole opciones que pasan por Faerun, Eberron, Exandria, Krynn, Circa y muchos otros y Harisa logra entender que aparentemente la está confundiendo con realeza de algún tipo con la que mantiene el contrato de viajes interplanares por los diferentes mundos; pero eso no es todo.
A través de su conversación, Harisa se da cuenta que no sólo está en el astral, sino que además parece estar en una época donde los humanos recién están llegando a Faerun y Eberron está en paz, al igual que en lejanos tiempos pasados.
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