Sesión 23: Cazador cazado
Esi se recupera de la desgastadora visión del pasado y, tras las dudas de Wrenn sobre alterar el curso del tiempo, como lo habría hecho Willum, decide contactarse con su familia para saber si todo sigue igual.
A través de la comunicación por laúd de Órel y Oz, Ilsa y Abel le aseguran desde el espejo del Susurro que todos siguen como siempre, mientras Ilsa toma la visión como un buen cierre e insiste que Esi se empareje con Ethan, el tabernero que la hechicera reconoció con vergüenza el día anterior, y Abel se muestra más apreciativo de su desaparecido yerno. Además, coinciden que, si bien ya consumida en el cuerpo la hidromiel es muy inestable como componente, podría perfectamente ser parte de un hechizo, e instan a Esi a buscar en "Las 3 estacas" al sommelier amigo de la familia, Irnan. La party discute cómo proceder, pensando en el peligro que implica tener a otro equipo más tratando de tenderles trampas y darles caza mientras intentan proteger a Waterdeep, en el momento que la alarma mágica de Wrenn se activa. Todos, menos Amani y la aun débil Esi, corren al alcantarillado para interceptar al fugitivo, pero Oz, quien lleva la delantera, logra darse cuenta de la velocidad superior que aun tiene el anciano Orujo a medida que éste se pierde en las alcantarillas. A los pies de la escala secreta, Wrenn percibe muchas entidades de aura maligna y una más lejana de aura neutra, y descubren que un grupo está rodeando la escotilla, esperando para atacarlos. Además, Harisa cuestiona a un ratón que le informa que muchos humanos entran a la casa, pero siempre salen muertos. Abriendo un agujero en la piedra en lo que corresponde a la sala general, por detrás de lo atacantes, la party se prepara para sorprenderlos por las espaldas. Oz inicia con una granada aturdidora que pone en desventaja a los oponentes, y a party, Esi incluida, irrumpe rápidamente en la casa, sobreponiéndose a una banda de goblins y orcos con facilidad. Wrenn captura a uno de los sobrevivientes, un escuálido goblin, que les revela que son goblins de las alcantarillas que Orujo había contratado por muy poco dinero y no conocen a Castella ni saben quién más está en la casa más allá de sus -literalmente- incontables familiares. Fuera de esa información, Oz recupera lo que parecen ser unas listas de contabilidad, Esi recolecta algunos ejemplares de pociones junto a sus recetas y Yardis se dedica a derramar cada una de los peligrosos mutágenos que abastecen el sótano. Harisa investiga una de las puertas blindadas que había identificado el día anterior y en su interior encuentra una sala de torturas con el reciente cadáver del burgués y un prisionero en terribles condiciones. Es un hombre de Tarcas y la tiefling lo interroga para saber cómo llegó ahí, mientras el mago inspecciona el cadáver que no revela ninguna conección directa con los millonarios pacifistas invitados a Waterdeep.
Sigfried, el prisionero, acepta el agua que Harisa le ofrece y a cambio les revela información sobre el plan conjunto de Tarcas y Dimaitro. Los reyes están montando una operación para destruir a Waterdeep, a cargo de Giacommo Cannavale, a quién le había robado un mapa de Undermountain, un antiguo asentamiento enano sobre el cual la ciudad está construida, con la intención de dárselo a la Divina Georgina. La party cuestiona el por qué de su traición hacia su rey y el soldado confiesa que la filosofía de Tarcas ha cambiado últimamente y que él no puede seguir apoyándolo si éste pretende atentar contra la fe y contra la Divina. Sigfried le pide a la party que recuperen el mapa ya que Orujo se lo quitó y que se comuniquen con Georgina, quién no forma parte de los planes y es más bien, casi un rehén de los guardias de Dimaitro. Es en este momento que unas escotillas se abren por la parte baja del sótano y las velas se apagan con la corriente de aire, dejándolos en completa oscuridad.
Desde abajo, se empieza a escuchar como una multitud de criaturas emergen por entre la piedra al mismo tiempo que desde el otro lado del sótano, Wrenn y Oz perciben además como otra hueste goblinoide se acerca en la oscuridad. La party se prepara para ser asaltada por Orujo en cualquier momento, mientras se abre paso entre las supranaturales ratas que brotan del suelo. Oz transforma al líder de los goblins en un pulpo gigante que bloquea la pasada del resto de su tropa y apresura al resto de su equipo para que escapen por la escalera al piso de arriba, quedándose a proteger la retaguardia con Wrenn. El grupo sube, cuando desde arriba, una voz decrépita los sorprende.
Orujo les arroja unas redes metálicas que detienen su escape, mientras los apunta con su arco. Sin embargo, la party ya estaba preparada para su reaparición y Yardis le lanza de inmediato un hechizo que lo ciega. El mago y Oz junto a Sigfried se teletransportan por detrás de Orujo, y Esi vuela desapercibida por sobre él, mientras Wrenn y Harisa siguen abajo ocupándose tanto de las redes, como las ratas y la horda de goblins que amenaza con abrirse paso a través del pulpo. Los casters controlan el movimiento y disminuyen a Orujo con rapidez cuando la hechicera levanta su dedo para desintegrar con un haz mágico al viejo que se desploma en el suelo, capturado entre la piedra. Sin embargo, lo que parecía una ventaja desaparece cuando el moribundo viejo, revela un frasco de mutágenos, que traga sin pensarlo dos veces. Sus ojos se despejan y su cuerpo gana una fuerza y tamaño desmesurado, a medida que se libera sin dificultad de su retención de piedra.
Con su último aliento, el cazador ataca brutalmente a Oz con 3 precisos flechazos y luego, sin dar tiempo a reaccionar, se torna hacia Esi. La hechicera, desprevenida, recibe 3 disparos más, cuando el viejo vuelve a tensar su arco hacia ella. Oz y Yardis alcanzan a intervenir con hechizos, pero aun así Orujo acierta una última flecha que deja a Esi al borde de la muerte. Estirando su mano y a un ataque de morir también, el monstruoso anciano agarra a la hechicera y le grita a la party que se marchen o Esi muere ahí mismo. El grupo lo considera un par de segundos, pero Esi, con un hilo de voz, intenta decirle que ninguno necesita morir. El viejo se burla de la hechicera, pero ésta ha abierto una puerta para negociar con él. Orujo deja ver que tiene cierta urgencia por acabar con ellos, por órdenes de alguien más, y el grupo rápidamente se da cuenta de su alianza con Bismark, quien además parece tenerlo amenazado, usando la vida de su hermana Castella como motivación. El grupo logra persuadir al viejo de que Bismark es su enemigo común, y éste acepta soltar a Esi y dejar su arco atrás, a cambio de que le permitan escapar y se reunan a media noche en el cementerio para concretar su acuerdo. El grupo acepta y recupera a su amiga, a medida que Orujo escapa por las alcantarillas seguido por la supervisión de Cabeza Hueca en forma de lechuza. Los desleales goblins escapan también y tras registrar la casa rápidamente, la party vuelve a su escondite para recuperarse y estudiar la información que consiguieron. Unas cartas evidencian la cercana relación de Orujo con su hermana Castella, mientras que las listas de contabilidad revelan que lleva meses ahí, estafando a ricachones con cierto cotizado producto para luego asesinarlos y robarles. Un libro de hechizos además les da a entender que ese laboratorio subterráneo pertenecía a un mago experto en pociones, pero Sigfried no es capaz de afirmar que sea de Cannavale. Harisa aprovecha el descanso para ir a la Inn en busca de Pyrex, quién se hace pasar por un tal Wrenn mientras conversa con Ethan a esperas de Solenne. A pesar de todo el desagrado por su puberto hermano, Harisa empatiza con él y le dice que puede seguir paseando independientemente por Waterdeep durante el día. Entretanto, Oz acompañado de Esi, decide por fin ir a verificar el barco de los Nuevos Harpers, el unicornio azul. Se dan cuenta que está vacío y vigilado por hombres de Tarcas y, una vez adentro, comprueban por qué Malú no responde a las comunicaciones de Oz. La cubierta ha sido arrasada en una violenta batalla y entre la sangre, Oz reconoce un código secreto Harper que lo guía hasta el laúd de la mujer, dañado. Oz recuerda que Myrt siempre la regañaba por guardar registros de sus reuniones, así que guarda el instrumento con la esperanza de obtener algún registro de lo ocurrido a bordo. De vuelta en la casa, a pocas horas de tener que salir a reunirse con el viejo en el cementerio, Yardis recibe un mensaje telepático de Elektra. Ella pregunta si siguen en Waterdeep e instiga con urgencia que se vayan, mientras pide confirmación sobre el pacto con los fantasmas. El mago confirma que es verdad, por lo que Elektra deduce que la información que robaron de la nave de Bismark también lo es:
Los libros de Eberron pueden potenciar el plan para la destrucción de Waterdeep o detenerlo y el plan tiene un protocolo B, secundario, que se activará a través de copias de ellos mismos.
A través de la comunicación por laúd de Órel y Oz, Ilsa y Abel le aseguran desde el espejo del Susurro que todos siguen como siempre, mientras Ilsa toma la visión como un buen cierre e insiste que Esi se empareje con Ethan, el tabernero que la hechicera reconoció con vergüenza el día anterior, y Abel se muestra más apreciativo de su desaparecido yerno. Además, coinciden que, si bien ya consumida en el cuerpo la hidromiel es muy inestable como componente, podría perfectamente ser parte de un hechizo, e instan a Esi a buscar en "Las 3 estacas" al sommelier amigo de la familia, Irnan. La party discute cómo proceder, pensando en el peligro que implica tener a otro equipo más tratando de tenderles trampas y darles caza mientras intentan proteger a Waterdeep, en el momento que la alarma mágica de Wrenn se activa. Todos, menos Amani y la aun débil Esi, corren al alcantarillado para interceptar al fugitivo, pero Oz, quien lleva la delantera, logra darse cuenta de la velocidad superior que aun tiene el anciano Orujo a medida que éste se pierde en las alcantarillas. A los pies de la escala secreta, Wrenn percibe muchas entidades de aura maligna y una más lejana de aura neutra, y descubren que un grupo está rodeando la escotilla, esperando para atacarlos. Además, Harisa cuestiona a un ratón que le informa que muchos humanos entran a la casa, pero siempre salen muertos. Abriendo un agujero en la piedra en lo que corresponde a la sala general, por detrás de lo atacantes, la party se prepara para sorprenderlos por las espaldas. Oz inicia con una granada aturdidora que pone en desventaja a los oponentes, y a party, Esi incluida, irrumpe rápidamente en la casa, sobreponiéndose a una banda de goblins y orcos con facilidad. Wrenn captura a uno de los sobrevivientes, un escuálido goblin, que les revela que son goblins de las alcantarillas que Orujo había contratado por muy poco dinero y no conocen a Castella ni saben quién más está en la casa más allá de sus -literalmente- incontables familiares. Fuera de esa información, Oz recupera lo que parecen ser unas listas de contabilidad, Esi recolecta algunos ejemplares de pociones junto a sus recetas y Yardis se dedica a derramar cada una de los peligrosos mutágenos que abastecen el sótano. Harisa investiga una de las puertas blindadas que había identificado el día anterior y en su interior encuentra una sala de torturas con el reciente cadáver del burgués y un prisionero en terribles condiciones. Es un hombre de Tarcas y la tiefling lo interroga para saber cómo llegó ahí, mientras el mago inspecciona el cadáver que no revela ninguna conección directa con los millonarios pacifistas invitados a Waterdeep.
Sigfried, el prisionero, acepta el agua que Harisa le ofrece y a cambio les revela información sobre el plan conjunto de Tarcas y Dimaitro. Los reyes están montando una operación para destruir a Waterdeep, a cargo de Giacommo Cannavale, a quién le había robado un mapa de Undermountain, un antiguo asentamiento enano sobre el cual la ciudad está construida, con la intención de dárselo a la Divina Georgina. La party cuestiona el por qué de su traición hacia su rey y el soldado confiesa que la filosofía de Tarcas ha cambiado últimamente y que él no puede seguir apoyándolo si éste pretende atentar contra la fe y contra la Divina. Sigfried le pide a la party que recuperen el mapa ya que Orujo se lo quitó y que se comuniquen con Georgina, quién no forma parte de los planes y es más bien, casi un rehén de los guardias de Dimaitro. Es en este momento que unas escotillas se abren por la parte baja del sótano y las velas se apagan con la corriente de aire, dejándolos en completa oscuridad.
Desde abajo, se empieza a escuchar como una multitud de criaturas emergen por entre la piedra al mismo tiempo que desde el otro lado del sótano, Wrenn y Oz perciben además como otra hueste goblinoide se acerca en la oscuridad. La party se prepara para ser asaltada por Orujo en cualquier momento, mientras se abre paso entre las supranaturales ratas que brotan del suelo. Oz transforma al líder de los goblins en un pulpo gigante que bloquea la pasada del resto de su tropa y apresura al resto de su equipo para que escapen por la escalera al piso de arriba, quedándose a proteger la retaguardia con Wrenn. El grupo sube, cuando desde arriba, una voz decrépita los sorprende.
Orujo les arroja unas redes metálicas que detienen su escape, mientras los apunta con su arco. Sin embargo, la party ya estaba preparada para su reaparición y Yardis le lanza de inmediato un hechizo que lo ciega. El mago y Oz junto a Sigfried se teletransportan por detrás de Orujo, y Esi vuela desapercibida por sobre él, mientras Wrenn y Harisa siguen abajo ocupándose tanto de las redes, como las ratas y la horda de goblins que amenaza con abrirse paso a través del pulpo. Los casters controlan el movimiento y disminuyen a Orujo con rapidez cuando la hechicera levanta su dedo para desintegrar con un haz mágico al viejo que se desploma en el suelo, capturado entre la piedra. Sin embargo, lo que parecía una ventaja desaparece cuando el moribundo viejo, revela un frasco de mutágenos, que traga sin pensarlo dos veces. Sus ojos se despejan y su cuerpo gana una fuerza y tamaño desmesurado, a medida que se libera sin dificultad de su retención de piedra.
Con su último aliento, el cazador ataca brutalmente a Oz con 3 precisos flechazos y luego, sin dar tiempo a reaccionar, se torna hacia Esi. La hechicera, desprevenida, recibe 3 disparos más, cuando el viejo vuelve a tensar su arco hacia ella. Oz y Yardis alcanzan a intervenir con hechizos, pero aun así Orujo acierta una última flecha que deja a Esi al borde de la muerte. Estirando su mano y a un ataque de morir también, el monstruoso anciano agarra a la hechicera y le grita a la party que se marchen o Esi muere ahí mismo. El grupo lo considera un par de segundos, pero Esi, con un hilo de voz, intenta decirle que ninguno necesita morir. El viejo se burla de la hechicera, pero ésta ha abierto una puerta para negociar con él. Orujo deja ver que tiene cierta urgencia por acabar con ellos, por órdenes de alguien más, y el grupo rápidamente se da cuenta de su alianza con Bismark, quien además parece tenerlo amenazado, usando la vida de su hermana Castella como motivación. El grupo logra persuadir al viejo de que Bismark es su enemigo común, y éste acepta soltar a Esi y dejar su arco atrás, a cambio de que le permitan escapar y se reunan a media noche en el cementerio para concretar su acuerdo. El grupo acepta y recupera a su amiga, a medida que Orujo escapa por las alcantarillas seguido por la supervisión de Cabeza Hueca en forma de lechuza. Los desleales goblins escapan también y tras registrar la casa rápidamente, la party vuelve a su escondite para recuperarse y estudiar la información que consiguieron. Unas cartas evidencian la cercana relación de Orujo con su hermana Castella, mientras que las listas de contabilidad revelan que lleva meses ahí, estafando a ricachones con cierto cotizado producto para luego asesinarlos y robarles. Un libro de hechizos además les da a entender que ese laboratorio subterráneo pertenecía a un mago experto en pociones, pero Sigfried no es capaz de afirmar que sea de Cannavale. Harisa aprovecha el descanso para ir a la Inn en busca de Pyrex, quién se hace pasar por un tal Wrenn mientras conversa con Ethan a esperas de Solenne. A pesar de todo el desagrado por su puberto hermano, Harisa empatiza con él y le dice que puede seguir paseando independientemente por Waterdeep durante el día. Entretanto, Oz acompañado de Esi, decide por fin ir a verificar el barco de los Nuevos Harpers, el unicornio azul. Se dan cuenta que está vacío y vigilado por hombres de Tarcas y, una vez adentro, comprueban por qué Malú no responde a las comunicaciones de Oz. La cubierta ha sido arrasada en una violenta batalla y entre la sangre, Oz reconoce un código secreto Harper que lo guía hasta el laúd de la mujer, dañado. Oz recuerda que Myrt siempre la regañaba por guardar registros de sus reuniones, así que guarda el instrumento con la esperanza de obtener algún registro de lo ocurrido a bordo. De vuelta en la casa, a pocas horas de tener que salir a reunirse con el viejo en el cementerio, Yardis recibe un mensaje telepático de Elektra. Ella pregunta si siguen en Waterdeep e instiga con urgencia que se vayan, mientras pide confirmación sobre el pacto con los fantasmas. El mago confirma que es verdad, por lo que Elektra deduce que la información que robaron de la nave de Bismark también lo es:
Los libros de Eberron pueden potenciar el plan para la destrucción de Waterdeep o detenerlo y el plan tiene un protocolo B, secundario, que se activará a través de copias de ellos mismos.
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